Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


viernes, 29 de septiembre de 2023

Un taulellet de Sant Miquel de Llíria en Aielo de Malferit. Rvdo. Andrés de Sales Ferri Chulio

 


Llíria, sin lugar a dudas, es una de las poblaciones que mayor influencia han ejercido en la religiosidad popular de cuantos pueblos forman la extensa diócesis de Valencia, a través del real monasterio de Sant Miquel. La devoción al santo arcángel defensor del honor de Dios, como precisa el libro del Apocalipsis, es uno de los elementos más definitorios de la devoción religiosa durante la Edad Media, y será la reconquista de las tierras ocupadas por los árabes en territorios cristianos lo que convierta al mundo occidental cristiano en nueva defensa del honor de Dios. Las cruzadas contra los árabes se convierten en luchas contra el “nuevo” diablo, el Islam, enemigo de los cristianos, por tanto, ¿qué hay de novedoso para que en esta crucial circunstancia el arcángel Sant Miquel sea el protector de los nuevos defensores de la fe? Un buen ejemplo de ello sigue siendo el santuario de San Miguel de Aralar, en Navarra, símbolo cristiano de la reconquista.

Valencia, la grande, asediada largo tiempo por las tropas de Jaime I de Aragón, capituló la víspera de San Miguel de 1238, fecha demasiado significativa para quedar en la casualidad o en el azar. La intercesión del santo arcángel en la conquista de la capital del nuevo reino llevó a los jurados de Valencia a instituir en 1411 la fiesta en honor de sant Miquel, que fue aprobada por Gregorio XII en 1583. El año 1587 Sixto V aprobó el oficio y misa propios, cuyo texto original se conserva en el archivo de la catedral valentina.

La presencia de sant Miquel en la religiosidad del pueblo valenciano aparece desde el primer momento de la reconquista, como vemos. En la diócesis se le van a dedicar los templos parroquiales de Agres, L’Alqueria d’Asnar, Barx, Bellreguard, Benasau, Benifallim, Benissiva, Benigànim, Bufali, Burjassot, Catarroja, Cotes, Corcolilla, El Derramador, Enguera, Gata de Gorgos, Massalavés, Murla, Palma de Gandia, Puebla de San Miguel, Quart de les Valls, Salem, Simat de la Valldigna, Tous y la Vall d’Ebo; también se le dedicó un templo parroquial en Valencia capital1 y otro en Mislata. Aunque el mayor templo construido en honor del santo arcángel es el célebre monasterio de San Miguel de los Reyes, levantado a semejanza de El Escorial en las proximidades de Valencia por el duque de Calabria en 1546.

Y si esto ocurría en el interior de las poblaciones, ¿qué no se le dedicaría en las cimas de montes o parajes elevados, donde desde siempre se ha sentido más próxima la presencia divina? De la mano de un infatigable viajero se llegaron a contar trece ermitas en la provincia de Valencia dedicadas al santo arcángel, solamente aventajado en la devoción popular de las buenas gentes creyentes por los santos protectores de la peste y de la buena muerte, san Roque, y san José, respectivamente. Levantaron ermita a sant Miquel las poblaciones de Albaida, Aielo de Malferit, Benifairó de la Valldigna, Corbera, Derramador-Requena, La Font d’en Carròç, Gilet, Jalance, Llíria, Sagunto, Serra, Val de la Sabina-Ademuz y Valencia-Soternes.

Toda esta variada presencia de sant Miquel en la religiosidad de los pobladores cristianos de las tierras conquistadas a los árabes partía, naturalmente, del propio monarca conquistador. Aunque a esta expansión devota hacia el santo arcángel no esté ajena la romanización de la iglesia española, reafirmando así la autoridad papal, puesto que la iglesia española, reafirmando así la autoridad papal, puesto que este acontecimiento llevado a cabo durante el siglo XI introdujo, entre otras fiestas, la celebración de la fiesta de san Miguel, aunque su aparición en el monte Gargano ya formaba parte del Misal Mozárabe propio en España.

La devoción al arcángel defensor de Dios fue notoria en todos los reyes descendientes de Jaime I, aunque quien más hizo devocionalmente en este sentido fue su nieto Jaime II El Justo, el cual mandó construir en las primeras décadas del siglo XIV l’Eremiter d’Sent Michael, eb devotes donnes eremiticades et almoynades per zon encarch, e subjugat ls Clergues d’l’Vila d’Liria, e les dites donnes constantment pregaren a Deu n bandegés e llansés zon ira al seu regne en castich d’l’ánima tacada d’zon fill En Jaume.

Los problemas que el hijo del Rey ocasionó tanto a éste como al reino fueron tan graves que Jaime II se acogió, como en ocasiones memorables, a la intercesión de sant Miquel con el fin de conseguir por su intercesión aplacar la ira divina con tan glorios y benaventurat princep.

El beaterio de Sant Miquel de Llíria se constituyó con un grupo de mujeres que habitaba cada una de ellas una celda, y aunque llegaron a exceder en número, se afirma que fue el rey don Martín el que fijó su número en quince. La historia del beateri de Sant Miquel es la propia historia de Llíria devocional, puesto que dicho santuario representa un hito en la sociología religiosa valentina, imposible de explicar por medio de este artículo.

La asistencia de piadosos peregrinos a recabar la intercesión del santo arcángel llevaba implícita la necesidad de adquirir recuerdos para los familiares, apareciendo así la necesidad de imprimir los gozos que permitieran cantar o recitar aquellas composiciones dedicadas a exaltar la intercesión pedida en cualquier circunstancia, y además las estampas, que podían servir de salvoconducto religioso en algún momento doloroso.

La estampería popular valentina, generalmente anónima, de los siglos XVIII y XIX ha dejado bien patente la influencia de sant Miquel en la devoción popular. Su mismo anonimato deja bien claro que las ediciones de las estampas se agotaban rápidamente, lo cual permitía hacer nuevos encargos a distintos grabadores y con ello se enriquecía la iconografía del arcángel más venerado por el pueblo.

La imagen tradicional que presidía el altar mayor del santuario hasta 1936 era una magnífica escultura en madera, fechada alrededor del año 1410, de la cual se afirma era obra del mismo artista que esculpió la imagen de la Virgen de los Desamparados de Valencia. Esta imagen es la que tenían que trasladar los grabadores a la madera o al metal, con el fin de poder estamparla. Obras que fomentaron y extendieron la devoción popular a Sant Miquel de Llíria.

Respecto al taulellet d’Aielo de Malferit debo significar que el anónimo autor del dibujo que pasó a la estampa el año 1725 —que luego describo— es quien ha servido de fuente de inspiración al también desconocido autor del taulellet. Con una especial diferencia pues el ceramista retira la magnífica rocalla que orla la estampa, por una parte, y por otra, idealiza un poco más la representación de Llíria, rodeada por fuerte muralla, cuya puerta de entrada flanquean sendas torres almenadas.

Una variante muy peculiar ofrece esta cerámica respecto a la estampa calcográfica: la cruz que pende del brazo derecho del santo arcángel. Desde el último tercio del siglo XVIII esta cruz servirá de señal de identidad de la imagen de Sant Miquel de Llíria, diferenciándolo de cualquier otra representación iconográfica del arcángel defensor de Dios en la historia del Arte.

 1 El templo parroquial dedicado a sant Miquel en Valencia es contemporáneo a la reconquista (1238) y fue motivo de litigio entre el metropolitano de Tarragona y el de Toledo, por lo cual fue suprimido. En 1521 volvió sant Miquel a ser titular de otra parroquia en la capital valentina, situada en el barrio musulmán. Actualmente es titular san Miguel con san Sebastián de una parroquia en Valencia. Por otra parte, también hubo en Xàtiva una mezquita convertida en 1251 en iglesia de Sant Miquel, como también era mezquita el edificio que en Benigànim se dedicó al santo arcángel por esta misma época.

  En una cartela al pie se halla el siguiente texto: V(erdadero) R(etrat)o DEL ARCANGEL S. MIGUEL DE LIRIA / rezando un Padre Ntro. y Ave María se ganan 40 días de Yn(dulgencias).

Medidas. 890 x 1.280 mm.

Estampado en sepia. Fecha, 1725.

La colocación sobre la escultura original gótica de sant Miquel de una armadura en piezas sueltas, exenta, por tanto, motivó la edición de esta magnífica estampa, por medio de la cual se daba a conocer a los devotos la majestuosidad de la reforma realizada. La escultura aparece revestida con la citada armadura, con piezas doradas o plateadas; en la mano izquierda sostiene la rodela, sobre la cual campean las iniciales Q.S.D., o sea, Quis sicut Deus?, «¿Quién como Dios?». Con la mano derecha empuña una lanza que se clava en la garganta de un monstruo antropomórfico, con dos caras, una de ellas colocada sobre el pecho del propio monstruo, el cual se halla bajo los pies del santo arcángel, intentando soltarse con sus garras. La lanza se remata con una cruz florenzada.

Cruza la coraza que cubre el pecho una banda con lazo. Del cinto pende un espadín, el cual se decía era un regalo del rey don Martín el Humano. El paisaje del fondo sin campanario hace referencia al ermitorio de Sant Miquel.

A la derecha de la estampa se halla una vista parcial de Llíria rodeada de murallas, con la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en primer término.

Rvdo. Andrés de Sales Ferri Chulio

Director del Archivo de Religiosidad Popular del Arzobispado de València 

 

AIELO DE MALFERIT. Carrer l’Església. Taulellet de Sant Miquel de Llíria.

Antigua ermita de San Miguel arcángel. Último tercio del siglo XVIII.

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