Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


sábado, 8 de mayo de 2010

Aielo:¿Cómo era en 1920?

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... y allí, muy peripuestas, con sus trajes nuevos y sus
zapatos de alto tacón, acudían las jóvenes del pueblo ...


AYELO: ¿CÓMO ERA EN 1920?
por Mª Ángeles Belda


EL PUEBLO: ¿Cómo era en 1920?. En cuanto a su estructura, a mi me parecía precioso y de un gran equilibrio arquitectónico. Exceptuando su parte más antigua que llamamos el FONDO y la también antigua, aunque no tanto, que llamamos "Raval", constituía un rectángulo armonioso con sus calles rectilíneas de edificios homogéneos, generalmente de dos plantas con excepción de la calle Mayor dónde se levantaban las casas más modernas. La nomenclatura de aquellas calles era la que espontáneamente les habían dado sus habitantes: Carrer Vell, levantado al abrigo de la natural muralla formada durante milenios por la profunda terraza erosionada por nuestro río y el barranco de la "Bassa la cava". Las calles de los Santos de la Piedra y San Lorenzo, más modernas y todavía más moderna la del Carrer Nou. Este conjunto lo distribuían en cuatro partes el Carrer Major y el Carrer del Mig, nombre nunca mejor aplicado. Las tres plazas: la del Palacio, llamada así nada menos que desde principios del siglo XVII, la del Hostal y la Font del Mig. Esta última estaba adornada, y digo adornada porque yo lo consideraba un adorno, de un gran abrevadero de piedra “cordillera”, como aquí la llamamos, donde además de los animales de labor, acudía el pueblo en caso de esos pequeños incendios domésticos que en todas las épocas se producen. La fuente tenía dos caños (ahora solo uno como sabemos) y el pilar que los sostenía era también de buena piedra trabajada.

El pueblo sufría a veces terribles sequías. Yo he conocido esta plaza con sus aceras bordeadas de cántaros esperando turno, para llenarlos del agua para usos domésticos. Porque, como sabeís, también había otra fuente, y creo que todavía la hay, llamada la Font d'Allà Baix, que la gente intuía que no era muy potable.

Pese a esta sequedad, a estas sequías, los vecinos regaban la calle con más frecuencia que hoy. Un bando del alcalde obligaba a los vecinos a barrer y regar sus calles, y en verano regarlas cada tarde; y era una delicia al anochecer pasear por ellas; porque, además de limpias y bien regadas, las calles estaban a estas horas y bien entrada la noche, muy animadas. Porque la gente se sentaba a tomar el fresco a la puerta de sus casas. En aquellos años uno veía a sus vecinos, les daba las buenas tardes o las buenas noches, le preguntaba por su "chiquet" y si estaba mejor su marido, pongo por caso, etc.etc. Ahora no se ve un alma; las calles de Ayelo, por las tardes y por las noches, aún en verano, aparecen desiertas, porque Ayelo se ha convertido en un pueblo de teleespectadores.

El centro de gravedad del pueblo eran "els Quatre Cantons", en la confluencia de las calles del Medio y Mayor; especie de mentidero, dónde desde el anochecer en el buen tiempo y aún en invierno si el día no había sido demasiado frío, se formaban las grandes tertulias. Allí se encontraba la gente, se intercambiaban noticias y se contrataban jornaleros. ¿Qué no había bares?, yo conocí uno llamado Círculo Ayelense, en los altos de la casa de Lola Castelló. Se subía a él por una escalerilla que daba a la calle Mayor; se había decorado al estilo de la Belle Epoque, empapelado en tonos oscuros con un cuarto para las juntas e incluso hubo en él un piano; pero no tenían ni un simple fogón. Así que el llamémosle conserje, de nombre propio León y que vivía al final de la calle Mayor, frente a la casa hoy de los Ferri, pasaba todos los días después de comer con su cafetera llena, para servir el café a aquellos socios que lo tomaban.No puedo precisar si este "círculo" pervivía" en 1920; por esta época es posible que estuviera en funciones el casino del" Mestret" y de Mercedes la "Parpalloca" y perdonen que no recuerdo sus apellidos.

Alrededor del citado cuadrilátero urbano, estaba lo que llamaban "les Afores", callejones estrechos y los únicos sucios a donde se abrían "els Postigs" de las casas foreras. Por la noche todo era oscuridad en ellas. Al norte del pueblo (y creo que estoy bien orientada) , comenzaban los bancales de algarrobos y entre ellos dos caminos, el de la izquierda iba hacia el calvario, y el de la derecha a las Eras, lo que hoy se llama "el Cop".

He de decir algo de las Eras y también de la calle San Lorenzo y de la del "Camí Ample" porque constituían los únices campos de deporte del pueblo. Si señores, porque aquí habia campos de deporte. Veamos.

Algunos domingos de buen tiempo preferentemente en la calle San Lorenzo por ser la calle más ancha y rectilínea del pueblo y por carecer casi de balcones, se organizaban grandes partidos del juego de pelota valenciana (entonces no había trinquete) , en las que tomaban parte los tíos más vigorosos del pueblo; yo recuerdo haber visto jugar al padre de María Martínez la viuda de Gerardo que era entonces un hombretón de los más altos y fuertes de la localidad. Aquel espectáculo era sólo masculino,donde desde luego se apostaba. Otros famosos jugadores eran los hermanos Batalla, Pacholi etc.

Las Eras, eran otro campo de los tres días de Navidad; y allí, muy peripuestas, con sus trajes nuevos y sus zapatos de alto tacón, acudían las jóvenes del pueblo: y eras arriba, eras abajo... constituía la única diversión de las tardes de aquellos señalados días. A lo sumo algunas y algunos se reunían para oír alguna "tocaeta" de piano en la casa donde lo había y paren ustedes de contar. Porque no había aún nacido para Ayelo, ni el cine, ni el paseo del Ensanche, ni mucho menos las discotecas. Pero sí empezaba a cultivarse la música, digámosle cultivada, la que comenzaba por solfeo. Aquella irradiaba de una misma familia: la de D. José Ramón Juan Cerdá (la de los Organistas). Aparte de esto, en Ayelo siempre hubo rasgueadores de guitarra, aficionados a la música.

Mª Ángeles Belda.

Fragmento de su conferencia del 13 de mayo de 1980 con motivo del 50 aniversario de la inauguración de les Escoles Velles.

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