AQUELLOS DÍAS EN EL
RELATO DE JUAN BAUTISTA BATALLER
El folleto escrito por Juan Bautista Bataller. (Portada del mismo) |
Juan Bautista Bataller
había nacido en 1803 en la Pobla del Duc aunque sus
padres, Francisco Bataller, que era labrador, y
María Teresa Boscá eran de Ayelo de Malferit18. Había
tomado posesión de la Parroquia de Ayelo el año anterior, es decir en 1833, y
más en concreto en octubre de ese año19. No estaba todavía un año
en Ayelo, pues, cuando sobrevino esta epidemia de cólera de aquel verano;
verano, que por cierto, fue climatológicamente bastante normal, sobre lo cual
tenemos información, al menos Valencia capital, por la razón antedicha de que
los folletos de la época recogieron este dato que se creía que este factor era
importante en programación. Según estos datos, en Valencia durante
la primera quincena del mes de julio se mantuvo la temperatura en 22 o 23 y
grados, con viento predominante de levante y vientos prediminantes de levante
algunos de poniente, tronó un día y llovió un poco otro, en septiembre se
tuvieron temperaturas de entre 18 a 22 grados, sopló levante, algunos días se
nubló el cielo y hubo truenos el día 10 y 17 y tempestad el 2620;
con las diferencias que puede llegar tener Ayelo respecto Valencia en verano podemos
hacernos un idea de que aquel fue un verano bastante normal.
El relato de Bataller21
es un documento de gran valor pues no da noticias sobre aquellos días de la
epidemia en Ayelo que son el origen de las fiestas patronales que celebramos
cada 6 de agosto.
He dividido el escrito
de Bataller en apartados por días a modo de un dietario que abarca desde el 16
de julio hasta el 10 de agosto con un apunte final sobre lo que ocurrió
después.
El protagonista del
relato es, por supuesto el Cristo de la Pobreza que se venera en la Capilla de
la Comunión. Comienza por lo tanto el escrito
de Bataller diciéndonos
lo siguiente sobre dicha
imagen:
La prodigiosa Imagen de Jesucristo crucificado, que con el título de la
Pobreza, se venera en esta Iglesia, es ya tan antiquísima, que ni por escritura
ni por, tradición se sabe su origen. Sin embargo, el pueblo
la ha venerado siempre con una cordialísima devoción y en todo tiempo ha
encontrado en este Divino Señor el remedio en todas sus necesidades, ya en las
sequías logrando el agua, ya en las tempestades la serenidad, ya en las
pestilencias la salud, etc., (...).
Sigue a continuación
la narración propiamente de los días de cólera.
DEL
16 DE JULIO AL 24 DE JULIO (Rogativas, visitas y estaciones á su Sagrada Capilla).
Ya hemos
visto como alrededor
del 16 de
julio se ve con mucho peligro
la evolución que está adquiriendo la epidemia en algunos pueblos cercanos,
especialmente en Albaida, la cual se encuentra en aquellos
momentos en el
periodo ascendiente del contagio.
En Ayelo las noticias que llegaban tuvieron
que ser fundamentalmente vía Ontinyent, y
señalarían esto mismo que acabamos de decir. El
16 de julio era miércoles, y ese día comenzaron las
rogativas, visitas y
estaciones a la
Sagrada Capilla de la
Comunión tal y como Bataller nos cuenta:
Pero
el favor principal que da motivo á la solemne fiesta del
6 de agosto,
arranca del año 1834, época del cólera morbo. Aunado el pueblo en rededor de
esta Santa Imagen, imploró su auxilio en aquellos aciagos días que empezó por
este Valle de Albaida á
darse a conocer tan terrible plaga: así, pues, empezamos las rogativas,
visitas y estaciones á su sagrada Capilla el 16 de julio,
DÍA 25 DE
JULIO (Sale la procesión)
Sobre el
25 de julio fueron los momentos más
críticos por las noticias
que llegaban de
estar produciendo
horrorosos estragos el cólera en
las mencionadas Albaida, y Adzaneta (en
otros pueblos vecinos
de aquellas poblaciones también
había casos de
afectados, pero no
tantos como en estas dos),
pues coincide con los días
de mayor número de
contagiados. Ese día, que era viernes,
es importante pues sale la procesión
con la imagen del Cristo
recorriendo el pueblo.
Son momentos críticos,
de gran temor,
y esas dramáticas
circunstancias son
las que trata de explicar Bataller al
narrarnos como transcurrió la procesión:
Y
el 25, día de San Jaime, se sacó la Sagrada
Imagen en procesión de rogativas por todo el pueblo. Una porción crecida de inocentes niñas, vestidas de luto,
descalzas y con signos de penitencia en sus manos, coronadas de zarza de que
dispuse fuesen en la procesión y el
aparato lúgubre de estas, conmovió
en tales términos al pueblo, que dudo hubiese
ninguno que no se le
arrasasen sus ojos en lágrimas
acompañando á su Augusto Protector
con la mayor devoción,
ternura y tal confianza, que desde aquel momento nos persuadimos
todos, que este pueblo sería preservado de
aquel azote de la divina Justicia.
Sobre el recorrido que
hizo la procesión probablemente
fue parecido al que tradicionalmente
se ha conservado pues supone
el recorrido del pueblo
en la época, es
decir salida del
Templo, y calles
de l'Església, Nou,
Desamparados, S. Antoni, plaça del
Palacio, de S. Roc y vuelta al Templo; o
también pudo ser
en sentido inverso,
o sea yendo en dirección a
la plaça del Palacio,
para volver por el carrer Nou
y el de l'Església
al Templo; sea como fuere lo
que ocurrió después de la procesión
nos lo cuenta
Bataller.
DEL 26 DE JULIO AL 9
DE AGOSTO (La Sagrada Imagen es colocada en el altar mayor bajo dosel.
Propuesta de Juan Bautista Bataller para celebrar fiesta anual el 6 de agosto).
Los días siguientes
debieron de ser de temor y esperanza, todo sería seguir los pasos del médico
Mariano Ferrer en sus visitas a los enfermos en
las casas por ver si aparecían síntomas de la temida enfermedad, sin embargo
nada ocurre, y ésta es la alegría que no puede ocultar Juan Bautista Bataller
al continuar su relato.
En efecto, así fue, porque colocada
la sagrada Imagen en el altar mayor bajo dosel con el titular San Pedro,
Virgen de los Dolores y San Roque, haciéndoles estación cada noche después de
los ejercicios espirituales de la corona dolorosa, Miserere, etc., contábamos ya el 9 de agosto sin haber
ocurrido aún ningún caso de cólera en ninguno de los vecinos de esta Villa, sin
embargo que Albaida, pueblos
del río, Játiva y su costera, Canals, etc, etc, pueblos todos limítrofes á éste, estaban ya
llorando centenares de víctimas. Al ver, pues, una protección tan manifiesta,
acordé proponer al pueblo hacer un voto de santificar cada año el
6 de agosto, día de
la transfiguración del Señor y propio del Salvador, obligándose el pueblo á no
trabajar, a oír Misa, y á hacer solemne fiesta en honor del SS-mo. Cristo; lo
que se anunció al pueblo previa anuencia de la junta de sanidad y Señores del
ayuntamiento que aprobaron tan loable pensamiento.
En efecto, confirma lo
dicho por Bataller un escrito del Ayuntamiento fechado ese mismo 9 de agosto
que era la respuesta a un oficio del Gobernador Civil de la Provincia de 24 de
julio, en el sentido de que informara de los medios económicos existentes, ya
fuera del pósito o medios, para afrontar la epidemia. La respuesta, redactada
por el secretario Juan Bautista Oltra, señalaba que no
existían cantidad alguna de dichos fondos, y en la misma solicita permiso el Ayuntamiento para poder cobrar una
tercia más de contribución, además de las cuatro que ya se estaban cobrando
según el cupo para la Real Hacienda, con el fin de atender el objeto indicado
de asistencia a los pobres y enfermos, pero, y esto es lo que quiero remarcar,
dice "caso de contagiarse esta Villa" , luego confirma lo dicho por
Juan Bautista Bataller de que hasta esa fecha no había enfermos de colera.
DÍA
10 DE AGOSTO (Voto
del pueblo en el Templo de celebrar una fiesta anual el 6 de
agosto).
Dice Juan Bautista
Bataller que había consultado con los componentes de la Junta de sanidad y
señores del Ayuntamiento la propuesta de celebrar la fiesta el 6 de agosto,
pues bien, sobre esto hay que decir que la creación de las Juntas Provinciales
y Municipales de sanidad provenía del código sanitario del año 1822, primero
creado como tal en España, el cual había sido puesto en práctica ahora por el
gobierno de la regencia de María Cristina; según el mismo las Juntas de
Sanidad Municipales estarían formadas por el alcalde, que hemos visto era ese
año José Sans y Perales, del propio cura párroco, o sea Juan Bautista
Bataller, de uno o más regidores, ese año Vicente Juan, de un síndico
procurador, que lo era José Aparici y Ortiz y
de algún vecino que, no fuera comerciante, de reconocido celo, inteligencia e
integridad, y como secretario el mismo del Ayuntamiento, o sea Juan Bautista
Oltra. Esta Junta era presidida por el alcalde y, naturalmente, entre sus misiones
estaba la de informar a la Provincial de todo lo concerniente a materia
sanitaria, así, por ejemplo, formar expediente instructivo cuando se sospechara
infecciones o contagio en el pueblo, dar licencia a cuantos quisieran salir de
pueblo cuando éste estuviera declarado incomunicado, adquerir noticia puntual
de todos los enfermos que hubiera en el pueblo contagiado y formar después de
concluida la epidemia un registro alfabético de todas las personas que la
hubieran padecido, completar la historia político-médica o compendio
instructivo de los antecedentes, origen, progresos y término de la enfermedad,
para custodiarlo en el archivo de ayuntamiento con el mencionado registro alfabético,
libros de actas y demás documentos y oficios del tiempo de la enfermedad
epidémica o contagiosa23.
El 10 de agosto era
domingo y por la tarde debió de acudir todo el pueblo a la Iglesia a la convocatoria
hecha por Juan Bautista Bataller. Esto es lo que él dice que ocurrió.
Efectivamente,
el diez de agosto, convocado el pueblo á la Iglesia por la tarde, preparado de
antemano en un discurso que les hice en la Misa mayor, y vistos los motivos de
gratitud, etc. unánimemente y á voz en grito secundó el pueblo el voto que
hice obligándose á lo que llevo dicho.
Debió de ser un acto de
gran emoción, de exclamaciones y lloros de gratitud al Cristo.
Los motivos de la
elección de 6 de Agosto ya los explica Bataller en el apartado anterior, pero
al elegir ese día se dio la coincidencia de que había habido otro 6 de Agosto,
el del Decreto de las Cortes de Cádiz (véase la fotografía del encabezamiento
de este decreto tal y como se imprimió originariamente en Cádiz), por el cual
quedaban abolidos los privilegios de los señoríos territoriales, y aunque
esto tardó todavía en tener plena efectividad no cabe duda de que para Ayelo
también fue aquel un 6 de Agosto importante24.
DESDE
EL 10 DE AGOSTO HASTA LA TERMINACIÓN DE LA EPIDEMIA
Agosto pasó y no se
dieron casos de cólera en Ayelo, y fue efectivamente un hecho excepcional lo
que dice Bataller a continuación de que desde mediados de Junio hasta la mitad
de Agosto no se abrió el cementerio ni tan siquiera para un parvulillo, y es
que la muerte de niños pequeños era por entonces desgraciadamente muy
frecuente. El final del escrito es, pues, como sigue, con los hechos a partir
del referido 10 de Agosto: Continuamos los
referidos ejercicios hasta que desapareció de nuestro Reino aquella plaga, y
cuando tanta orfandad, tanto llanto y desastres causó en nuestra España aquella
desoladora calamidad, Ayelo de Malferit pudo gloriarse haber
sido preservado de raro castigo;
pues de 19 casos que hubo de cólera,
murieron solamente 9 notándose que ni hubo otras enfermedades, ni más finados
en los cuatro meses de aquella calamidad, y aun puede puede añadirse, que
desde mitad de Junio hasta mitad de Agosto, no se abrió el Cementerio siquiera
para un parvulillo. Este es el favor de que esta
Villa se cree deudora á su Soberano Bienhechor el Stmo. Cristo de la Pobreza,
sin un sinmúmero que diferentes veces ha logrado lo mismo.
Tal y como dice
Juan Bautista Bataller, los casos
de cólera se continuaron dando en la comarca durante cuatro meses, con la
particularidad de que,
en Ontinyent,
cuando ya se creían
libres de la epidemia, se dieron casos
en octubre, contabilizándose
entre el 28
de octubre y el 4 de
noviembre 130
casos entre graves y leves, de
los cuales habían fallecido 44 y
curado 16 en fecha
de 4 de noviembre,
fecha ésta que es
cuando informa la Junta Municipal
de Sanidad de Ontinyent a la
Provincial25.
Los casos reseñados por Juan
Bautista Bataller de 19
casos y 9 fallecidos debieron
de ser probablemente por aquellas
mismas fechas.
Así vivieron, por lo
tanto, aquellos días del cólera
del año 1834 los
vecinos de Ayelo,
los cuales se comprometieron a
celebrar la fiesta anual cada 6 de agosto
tal y como
en la actualidad se continua
celebrando, añadiéndose pocos
años después la
del día 7 que es
la de San
Engracio Mártir.
Pero no quiero
terminar sin decir algo más sobre Juan Bautista Bataller.
Fernando Goberna Ortiz
Programa de fiestas 1995
(III part )
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