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sábado, 25 de julio de 2020

EL ORIGEN DE LAS FIESTAS PATRONALES (III PART), per Fernando Goberna Ortiz.


AQUELLOS DÍAS EN EL RELATO DE JUAN BAUTISTA BATALLER

El folleto escrito por Juan Bautista Bataller. (Portada del mismo)

Juan Bautista Bataller había nacido en 1803 en la Pobla del Duc aunque sus padres, Francis­co Bataller, que era labrador, y María Teresa Boscá eran de Ayelo de Malferit18. Había toma­do posesión de la Parroquia de Ayelo el año an­terior, es decir en 1833, y más en concreto en oc­tubre de ese año19. No estaba todavía un año en Ayelo, pues, cuando sobrevino esta epidemia de cólera de aquel verano; verano, que por cierto, fue climatológicamente bastante normal, sobre lo cual tenemos información, al menos Valencia capital, por la razón antedicha de que los folletos de la época recogieron este dato que se creía que este factor era importante en programación. Según estos datos, en Valencia durante la primera quincena del mes de julio se mantuvo la temperatura en 22 o 23 y grados, con viento predominante de levante y vientos prediminantes de levante algunos de poniente, tronó un día y llovió un poco otro, en septiembre se tuvieron temperaturas de entre 18 a 22 grados, sopló levante, algunos días se nubló el cielo y hubo truenos el día 10 y 17 y tempestad el 2620; con las diferencias que puede llegar tener Ayelo respecto Valencia en verano podemos hacernos un idea de que aquel fue un verano bastante normal.

El relato de Bataller21 es un documento de gran valor pues no da noticias sobre aquellos días de la epidemia en Ayelo que son el origen de las fiestas patronales que celebramos cada 6 de agosto.

He dividido el escrito de Bataller en apartados por días a modo de un dietario que abarca desde el 16 de julio hasta el 10 de agosto con un apunte final sobre lo que ocurrió después.

El protagonista del relato es, por supuesto el Cristo de la Pobreza que se venera en la Capilla de la Comunión. Comienza por lo tanto el escrito de Bataller diciéndonos lo siguiente so­bre dicha imagen:

La prodigiosa Imagen de Jesucristo crucificado, que con el título de la Pobreza, se venera en esta Iglesia, es ya tan antiquísima, que ni por escritura ni por, tradición se sabe su origen. Sin embargo, el pueblo la ha venerado siempre con una cordialísima devoción y en todo tiempo ha encontrado en este Di­vino Señor el remedio en todas sus necesidades, ya en las sequías logrando el agua, ya en las tempesta­des la serenidad, ya en las pestilencias la salud, etc., (...).

Sigue a continuación la narración propia­mente de los días de cólera.

DEL 16 DE JULIO AL 24 DE JULIO (Rogativas, visitas y estaciones á su Sagrada Capilla).

Ya hemos visto co­mo alrededor del 16 de julio se ve con mucho peligro la evolución que está adquiriendo la epi­demia en algunos pue­blos cercanos, especial­mente en Albaida, la cual se encuentra en aquellos momentos en el periodo ascendiente del contagio. En Ayelo las noticias que llega­ban tuvieron que ser fundamentalmente vía Ontinyent, y señalarían esto mismo que acaba­mos de decir. El 16 de julio era miércoles, y ese día comenzaron las rogativas, visitas y estacio­nes a la Sagrada Capilla de la Comunión tal y como Bataller nos cuenta:

Pero el favor principal que da motivo á la so­lemne fiesta del 6 de agosto, arranca del año 1834, época del cólera morbo. Aunado el pueblo en rededor de esta Santa Imagen, imploró su auxilio en aquellos aciagos días que empezó por este Valle de Albaida á darse a conocer tan te­rrible plaga: así, pues, empezamos las rogati­vas, visitas y estaciones á su sagrada Capilla el 16 de julio,


DÍA 25 DE JULIO (Sale la procesión)

Sobre el 25 de julio fueron los momentos más críticos por las noticias que llegaban de es­tar produciendo horrorosos estragos el cólera en las mencionadas Albaida, y Adzaneta (en otros pueblos vecinos de aquellas poblaciones también había casos de afectados, pero no tan­tos como en estas dos), pues coincide con los días de mayor número de contagiados. Ese día, que era viernes, es importante pues sale la pro­cesión con la imagen del Cristo recorriendo el pueblo. Son momentos críticos, de gran temor, y esas dramáticas circunstancias son las que trata de explicar Bataller al narrarnos como transcurrió la procesión:

Y el 25, día de San Jaime, se sacó la Sagrada Imagen en procesión de rogativas por todo el pue­blo. Una porción crecida de inocentes niñas, vesti­das de luto, descalzas y con signos de penitencia en sus manos, coronadas de zarza de que dispuse fuesen en la procesión y el aparato lúgubre de estas, conmovió en tales térmi­nos al pueblo, que dudo hubiese ninguno que no se le arrasasen sus ojos en lá­grimas acompañando á su Augusto Protector con la mayor devoción, ternura y tal confianza, que desde aquel momento nos persuadimos todos, que este pueblo sería preservado de aquel azote de la divina Justicia.

Sobre el recorrido que hizo la procesión probablemente fue parecido al que tradicional­mente se ha conservado pues supone el recorri­do del pueblo en la época, es decir salida del Templo, y calles de l'Església, Nou, Desampara­dos, S. Antoni, plaça del Palacio, de S. Roc y vuelta al Templo; o también pudo ser en sentido inver­so, o sea yendo en dirección a la plaça del Palacio, para volver por el carrer Nou y el de l'Església al Templo; sea como fuere lo que ocu­rrió después de la procesión nos lo cuenta Bata­ller.

DEL 26 DE JULIO AL 9 DE AGOSTO (La Sagrada Imagen es colocada en el altar ma­yor bajo dosel. Propuesta de Juan Bautista Bataller para celebrar fiesta anual el 6 de agosto).

Los días siguientes debieron de ser de te­mor y esperanza, todo sería seguir los pasos del médico Mariano Ferrer en sus visitas a los en­fermos en las casas por ver si aparecían sínto­mas de la temida enfermedad, sin embargo na­da ocurre, y ésta es la alegría que no puede ocultar Juan Bautista Bataller al continuar su relato.

En efecto, así fue, porque colocada la sagrada Imagen en el altar mayor bajo dosel con el titu­lar San Pedro, Virgen de los Dolores y San Ro­que, haciéndoles estación cada noche después de los ejercicios espirituales de la corona dolorosa, Miserere, etc., contábamos ya el 9 de agosto sin haber ocurrido aún ningún caso de cólera en ninguno de los vecinos de esta Villa, sin embar­go que Albaida, pueblos del río, Játiva y su cos­tera, Canals, etc, etc, pueblos todos limítrofes á éste, estaban ya llorando centenares de víctimas. Al ver, pues, una protección tan manifies­ta, acordé proponer al pueblo hacer un voto de santificar cada año el 6 de agosto, día de la transfiguración del Señor y propio del Salvador, obligándose el pueblo á no trabajar, a oír Misa, y á hacer solemne fiesta en honor del SS-mo. Cristo; lo que se anunció al pueblo previa anuencia de la junta de sanidad y Señores del ayuntamiento que aprobaron tan loable pensa­miento.

En efecto, confirma lo dicho por Bataller un escrito del Ayuntamiento fechado ese mis­mo 9 de agosto que era la respuesta a un oficio del Gobernador Civil de la Provincia de 24 de julio, en el sentido de que informara de los me­dios económicos existentes, ya fuera del pósito o medios, para afrontar la epidemia. La res­puesta, redactada por el secretario Juan Bautista  Oltra, señalaba que no existían cantidad alguna de dichos fondos, y en la misma solicita  permiso el Ayuntamiento para poder cobrar una tercia más de contribución, además de las cuatro que ya se estaban cobrando según el cupo para la Real Hacienda, con el fin de atender el objeto indicado de asistencia a los pobres y enfermos, pero, y esto es lo que quiero remar­car, dice "caso de contagiarse esta Villa" , lue­go confirma lo dicho por Juan Bautista Bataller de que hasta esa fecha no había enfermos de co­lera.

DÍA 10 DE AGOSTO (Voto del pueblo en el Templo de celebrar una fiesta anual el 6 de agosto).         

Dice Juan Bautista Bataller que había con­sultado con los componentes de la Junta de sa­nidad y señores del Ayuntamiento la propuesta de celebrar la fiesta el 6 de agosto, pues bien, sobre esto hay que decir que la creación de las Juntas Provinciales y Municipales de sanidad provenía del código sanitario del año 1822, pri­mero creado como tal en España, el cual había sido puesto en práctica ahora por el gobierno de la regencia de María Cristina; según el mis­mo las Juntas de Sanidad Municipales estarían formadas por el alcalde, que hemos visto era ese año José Sans y Perales, del propio cura pá­rroco, o sea Juan Bautista Bataller, de uno o más regidores, ese año Vicente Juan, de un síndico procurador, que lo era José Aparici y Ortiz y de algún vecino que, no fuera comerciante, de re­conocido celo, inteligencia e integridad, y como secretario el mismo del Ayuntamiento, o sea Juan Bautista Oltra. Esta Junta era presidida por el alcalde y, naturalmente, entre sus misio­nes estaba la de informar a la Provincial de to­do lo concerniente a materia sanitaria, así, por ejemplo, formar expediente instructivo cuando se sospechara infecciones o contagio en el pue­blo, dar licencia a cuantos quisieran salir de pueblo cuando éste estuviera declarado inco­municado, adquerir noticia puntual de todos los enfermos que hubiera en el pueblo contagia­do y formar después de concluida la epidemia un registro alfabético de todas las personas que la hubieran padecido, completar la historia po­lítico-médica o compendio instructivo de los antecedentes, origen, progresos y término de la enfermedad, para custodiarlo en el archivo de ayuntamiento con el mencionado registro alfa­bético, libros de actas y demás documentos y oficios del tiempo de la enfermedad epidémica o contagiosa23.     

El 10 de agosto era domingo y por la tarde debió de acudir todo el pueblo a la Iglesia a la convocatoria hecha por Juan Bautista Bataller. Esto es lo que él dice que ocurrió.

Efectivamente, el diez de agosto, convocado el pueblo á la Iglesia por la tarde, preparado de antemano en un discurso que les hice en la Mi­sa mayor, y vistos los motivos de gratitud, etc. unánimemente y á voz en grito secundó el pue­blo el voto que hice obligándose á lo que llevo dicho.

Debió de ser un acto de gran emoción, de exclamaciones y lloros de gratitud al Cristo.
Los motivos de la elección de 6 de Agosto ya los explica Bataller en el apartado anterior, pero al elegir ese día se dio la coincidencia de que había habido otro 6 de Agosto, el del De­creto de las Cortes de Cádiz (véase la foto­grafía del encabeza­miento de este decreto tal y como se imprimió originariamente en Cá­diz), por el cual queda­ban abolidos los privi­legios de los señoríos territoriales, y aunque esto tardó todavía en tener plena efectividad no cabe duda de que para Ayelo también fue aquel un 6 de Agosto importante24.


DESDE EL 10 DE AGOSTO HASTA LA TERMINACIÓN DE LA EPIDEMIA

Agosto pasó y no se dieron casos de cólera en Ayelo, y fue efectivamente un hecho excep­cional lo que dice Bataller a continuación de que desde mediados de Junio hasta la mitad de Agosto no se abrió el cementerio ni tan siquiera para un parvulillo, y es que la muerte de niños pequeños era por entonces desgraciadamente muy frecuente. El final del escrito es, pues, co­mo sigue, con los hechos a partir del referido 10 de Agosto: Continuamos los referidos ejercicios hasta que desapareció de nuestro Reino aquella plaga, y cuando tanta orfandad, tanto llanto y desastres causó en nuestra España aquella desoladora ca­lamidad, Ayelo de Malferit pudo gloriarse ha­ber sido preservado de raro castigo; pues de 19 casos que hubo de cólera, murieron solamente 9 notándose que ni hubo otras enfermedades, ni más finados en los cuatro meses de aquella cala­midad, y aun puede puede añadirse, que desde mitad de Junio hasta mitad de Agosto, no se abrió el Cementerio si­quiera para un parvulillo. Este es el favor de que es­ta Villa se cree deudora á su Soberano Bienhechor el Stmo. Cristo de la Po­breza, sin un sinmúmero que diferentes veces ha lo­grado lo mismo.

Tal y como dice Juan Bautista Bataller, los casos de cólera se continuaron dando en la comarca durante cuatro meses, con la particularidad de que, en Ontinyent, cuando ya se creían libres de la epidemia, se dieron ca­sos en octubre, contabi­lizándose entre el 28 de octubre y el 4 de no­viembre 130 casos en­tre graves y leves, de los cuales habían falle­cido 44 y curado 16 en fecha de 4 de noviem­bre, fecha ésta que es cuando informa la Junta Municipal de Sanidad de Ontinyent a la Pro­vincial25. Los casos reseñados por Juan Bautista Bataller de 19 casos y 9 fallecidos debieron de ser probablemente por aquellas mismas fechas.

Así vivieron, por lo tanto, aquellos días del cólera del año 1834 los vecinos de Ayelo, los cuales se comprometieron a celebrar la fiesta anual cada 6 de agosto tal y como en la actualidad se conti­nua celebrando, añadiéndose pocos años después la del día 7 que es la de San Engracio Mártir.
Pero no quiero terminar sin decir algo más sobre Juan Bautista Bataller.

Fernando Goberna Ortiz 
Programa de fiestas 1995
(III part )


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