Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


sábado, 21 de julio de 2012

EL BICENTENARIO DEL HALLAZGO DE LA RELIQUIA DE SAN ENGRACIO MARTIR EN ROMA (en 1804) SU TRAI DA A AYELO DE MALFERIT EN 1840. I PARTE



Lo que conocemos sobre los hechos relacionados con el hallazgo de la reliquia de San Engracio en Roma en 1804, es decir hace doscientos años, y su traída desde aquella ciudad hasta nuestro pueblo en 1840, es debido a unas notas manuscritas del párroco Juan Bautista Bataller (1802-1849, el cual regentaba la parroquia de Ayelo en aquel año de la traída de la reliquia y también a algunos documentos, muy pocos, que se conservan en el propio archivo parroquial, ya que el expediente que se instruyó en el Arzobispado de Valencia en aquel año de 1840 fue destruido en tiempos de la guerra civil del 36. 

Las notas manuscritas fueron redactadas por el citado Juan Bautista Bataller con el fin de que sirvieran de información a los predicadores que con ocasión de las fiestas patronales eran invitados a pronunciar los sermones; posteriormente, estas notas fueron mandadas imprimir por el presbítero natural del propio Ayelo, y cura por entonces en Agres, D. Daniel Valls Montés en la segunda mitad del siglo XIX. Conviene ahora recordar lo que decía ]uan Bautista Bataller sobre estos hechos: 

De San Engracio Martir Romano, solo puedo decir, lo que la auténtica del mismo dice y es: Que es de nombre propio según consta por la inscripción que se halló en la lápida sepulcral que decía: ' 'Corpus Engratii Martyris que fue hallado en el Cementerio de Priscila via Salaria nova en el dia 7 de Enero de 1804, con un vaso de vidrio teñido en sangre del mismo, el cual se venera en ésta, junto á su sagrado Cuerpo. Los facultativos que asistieron á la exhumación, declararon ser un joven de 20 a 24 años. Depositado en uno de los depósitos de las sagradas reliquias de aquella Capital, fue entregado en 29 de diciembre de 1839 al Reverendo Padre José Soler Guardian que era del Convento descalzos de la Provincia de Valencia, llamado de ' 'Sancti Quaranta' ' pero según la auténtica ‘ ‘R. D. Juan Bapta Bataller Parocho Ecclesiae oppidi de Ayelo de Malferit in Diocesi Valentina in Hispania ‘’Cuyo P. Soler como se volviese a su patria Onteniente, fue su conductor desde Roma, á esta. Presentado por mi al señor Gobernador Eclesiástico reconocida el arca y auténtica y aprobada su autenticidad, con su anuencia mande fabricar su busto del Santo, vestido á la romana antigua colocando en la concavidad del pecho las Santas Reliquias que fueron trasladadas á otra arquilla proporcionada al efecto y con comisión de dicho Sr Gobernador lo traje y deposité en ésta Iglesia, habiendo logrado de la Santa Sede y con las debidas formalidades el celebrarle fiesta y cantarle Misa de Comun el dia 7 de Ágosto de cada año. Mucho ha manifestado ya et santo desde el dia dos de Agosto de 1840 que se entró en este lglesia con toda pompa y solemnidad su favor y patrocinio a favor de sus devotos muchísimos beneficios les ha dispensado y aun podríamos calificarlos de milagros pero esto pertenece al juicio de la Iglesia y basta que sus devotos se crean deudores a la protección del Santo de los beneficios recibidos por su invocación. Incluyo unos gozos que compuse que vienen á contener lo que va ya dicho.
 Juan Bautista Bataller, Rector.

En octubre de 1989 me encontraba yo en Roma y deseé visitar esta catacumba de Priscila en dónde había sido hallada la reliquia de San Engracio. Con un plano de la ciudad y con buen ánimo fui caminando desde el centro de la ciudad en dirección nordeste hacia las afueras; así, recorrí calles, cruce plazas, pasé por la puerta Penciana y, finalmente, encontré la vía Salaria Nuova. En el número 430 de esta calle se encuentra el acceso a una casa-monasterio de las religiosas benedictinas llamadas de Priscila, ya que a su instituto está confiada esta catacumba. Dicho edificio data del año 1929, y allí las religiosas tienen una imprenta dedicada a la publicación de obras especializadas en arqueología cristiana. Llamé al timbre y me abrió una de las religiosas; después de comunicarle mi deseo de visitar la catacumba, me hizo pasar al claustro y allí quedé esperando para ser guiado a las galerías del subsuelo que forman dicha catacumba. 

Durante mi espera pude ver, allí en el claustro, una inscripción en mármol que recuerda la visita que, el 9 de noviembre de 1959, realizó a esta casa-monasterio, el Papa Juan XXIII con motivo de estar allí residiendo, probablemente enfermo, Mons. Belvederi, fundador de las benedictinas de Priscila.

Reproducción de un grabado de G.Vasi. que representa una vista de la guerra Pinciana,
en la ciudad de Roma, en el siglo XVIII.


Luego llegó un grupo de tres personas que hablaban entre ellos en alemán, y así, formado un grupo de cuatro personas contándome yo mismo, fuimos invitados por la misma religiosa que me había abierto la puerta, la cual llevaba una linterna grande, a seguirla por una puerta tras la cual se hallaba una escalera en pendiente que comenzamos a bajar. Yo, con mucha ingenuidad y en mi rudimentario italiano, le había preguntado a la religiosa sobre San Engracio con la esperanza de que, una vez en las galerías, me indicara el sitio en donde había sido hallada la reliquia; la religiosa, con una sonrisa, me dio a entender de que dicha reliquia, como otras halladas en la catacumba, hacía mucho tiempo que habían sido trasladadas a otros lugares eclesiásticos de Roma.

Recorriendo aquellas galerías, cuyas paredes de tierra arcillosa de un color rojo oscuro eran labradas por la luz de la linterna de la religiosas, yo sentía una gran emoción; escuchaba, y no siempre entendía bien, sus explicaciones sobre que allí habían sido enterrados los cristianos de los primeros tiempos, entre ellos mártires, e incluso algunos Papas de dicha época. En algunos tramos de las galerías se veían, en efecto, los nichos excavados en la tierra que habían servido para depositar los cuerpos de dichos cristianos, y también algunos recintos más amplios o capillas en donde había sido enterrado algún Papa así como en sus paredes algunas pinturas de esta época de los primeros siglos del cristianismo. Pero, ¿porqué se llamaba esta catacumba de Priscila?, ¿quién era Priscila y cual era la historia de las excavaciones llevadas a cabo en este cementerio?, en una de las cuales se encontró la reliquia de nuestro patrono San Engracio. 

Lápida que está situada a la entrada del convento de religiosas benedictinas
en cuyo interior se encuentra la entrada a la catacumba de Priscila.


I. LA CATACUMBA DE PRISCILA Y EL HALLAZGO DE LA RELIQUIA DE SAN ENGRACIO. 

La vía Salaria era una de las principales salidas de la antigua Roma para dirigirse hacia el nordeste, hacia el Lacio y los Abruzos. Al construirse las murallas de Aureliano (270 -275) dicha vía quedó dividida en dos tramos, uno que se llamó Salaria Vetus y el otro Salaria Nova. Las noticias de que en esta antigua vía de salida de Roma existían cementerios paleocristianos datan de los primeros documentos litúrgicos, tales como los llamados La Depositio Martyrum,y La Depositio Episcoporum, ambos del siglo IV o el Martiriologio Geronimiano de la primera mitad del siglo V, así como de las topografía más antiguas de la ciudad : el Index Coemeteriorum, La Noticia Ecclesiarum Urbis Romae y también los datos que, sobre los santuarios venerados en las catacumbas, refiere el Liber Pontificalis, todas estas obras de los siglos VII y VIII. 

Según estos antiguos documentos el cementerio de Priscila fue conocido por este nombre por la persona que donó los terrenos para dichos enterramientos del rito cristiano. De hecho, el nombre de Priscila, fue encontrado en una inscripción durante las primeras excavaciones llevada a cabo en este antiguo cementerio. Todo esto, e investigaciones posteriores, han dado por resultado suponer que Priscila pertenecía a una rica familiar senatorial del linaje de los Acilios. A propósito de esto se sabe que el emperador Domiciano condenó a muerte a muchos senadores alguno de los cuales habían sido cónsules en los años 81 a 96 de nuestra era acusados de querer introducir en el imperio prácticas religiosas nuevas. Los especialistas en arqueología cristiana suponen también que la donación de Priscila y, por lo tanto, los primeros enterramientos en este cementerio datarían de la segunda mitad del siglo II. Allí fue enterrado, entre otros, San Marcelino (papa desde el año 296 al 304) que fue decapitado en presencia de los cónsules Diocleciano y Decio el 26 de abril del 304, San Silvestre Papa desde el 314 al 335 y un grupo de trescientos sesenta y cinco mártires de los cuales, en estas obras, se indica que fueron enterrados en el cementerio de Priscila aunque sin señalar el lugar de su enterramiento. 


Puerta de entrada al convento donde está la catacumba de Priscila
en el número 430 de la via Salaria Nova.
Foto procedente del sitio web Catacombe di Priscila.

La costumbre de enterrar en los cementerios de las afueras de la ciudad fue perdiéndose durante la segunda mitad del siglo V, por esto las galerías subterráneas de los cementerios fueron abandonándose, quedando sólo accesible aquellos lugares que conservaban tumbas de mártires, lugares éstos, de las catacumbas, que pasaron a ser capillas basílicas y santuarios. En siglos posteriores, sobre todo en el XVII, XVIII y principios del XIX, al mismo tiempo que se volvían a hacer excavaciones se trasladaron las reliquias de los mártires que se encontraban a otras iglesias de Roma para allí quedar en depósito. 

En la catacumba de Priscila fueron muchas las tumbas que fueron descubiertas en las cuales aparecía algún signo de los considerados martiriales, signos que luego comentaré. En una de esas excavaciones, el 7 de enero de 1804 apareció una tumba con un vaso teñido de rojo, signo considerado suficiente para suponer que se trataba de un mártir, aunque, como señala el párroco Juan Bautista Bataller apareció también una lápida con la inscripción: Corpus Engratii Martyris. Los restos óseos de la tumba junto al vaso teñido de rojo fueron llevados a uno de estos depósitos eclesiásticos de Roma. 

Se sabe que los padres jesuitas establecidos en Roma (la Bula de restitución de la compañía de Jesús fue dada por el Papa pio VII con la fecha del 9 de agosto de l814, aunque, desde años antes, estos padres tenían otra vez la consideración de tales) hicieron excavaciones en la catacumba de Priscila en esre mismo año de 1804; este año fue, además, el del viaje del Papa Pío VII a Paris para participar en la coronación de Napoleón como emperador, viaje que hizo con la esperanza de obtener concesiones en los Estados Pontificios, y en algunos asuntos del concordato de la Santa Sede con el estado francés del año 1801. 

Foto procedente de Catacombe di Priscila

En estas mismas excavaciones de los padres jesuitas del año 1804 en el cementerio de Priscila fue hallado también el sagrado cuerpo de San Justo niño mártir, el cual, extraído de orden de Su Santidad, fue expuesto en aquella capital a la pública veneración en el templo de S. Salvador in Lauro; posteriormente, en el año 1819, fue llevada la reliquia a la iglesia de la Compañía en la ciudad de Valencia (sobre esto puede verse el Diario de Valencia del 2l de septiembre de 1831). ¿Fue llevada la reliquia de San Engracio a este mismo templo de S. Salvador in Lauro?, no lo podemos asegurar pero es posible. Esta antigua iglesia, una de las muchas de Roma, fue edificada en tiempos del Papa Nicolás V en el siglo XV, y su iglesia estaba dedicada a la Madona di Loreto.

En este año del hallazgo de la reliquia de San Engracio la catacumba de Priscila, según descripciones de la época (véase en la bibliografía la obra que cito del L'Abbé J.Gaume), quedaba en la pendiente de una colina plantada de viñas, y a las galerías se descendía por varias escaleras; como éstas estaban expuestas a filtraciones de agua eran frecuentes los desprendimientos y, por lo tanto, las obstrucciones en las mismas. Lo único que estaba en buen estado de conservación era una bella capilla dedicada al citado San Silvestre, la cual quedaba en la parte exterior del cementerio: era antiquísima y había tenido pinturas de gran valor en las paredes.

Capella grecca, foto procedente de Catacombe di Priscila 


La Congregacione delle Indulgenze e delle Reliquie era la institución de la curia romana, creada en I669, encargada de todo lo relacionado a las extracciones de los cuerpos de los mártires. Estaba presidida por un cardenal prefecto y la formaban varios cardenales más, un secretario, un sustituto, un jefe de consultorio y algunos oficiales menores. Como he dicho los restos hallados en este cementerio de Priscila correspondientes a San Engracio quedaron en depósito por mandato de esta institución. Eran unos restos óseos y una redoma, o vaso vítreo, teñida de rojo. Mucho se ha discutido por los entendidos si estos vas sanguinis estaban teñidos realmente de sangre, si eran ungüentos aromáticos, los cuales eran costumbre dejar en los enterramientos de esta primera época del cristianismo o, como en 1829, había opinado el arqueólogo alemán W. Rösted en una obra suya que trataba sobre las catacumbas, el sedimento rojo de estas ampollas seguramente había contenido vino eucarístico de los ágapes funerarios que se celebraban en torno a las tumbas.
Dibujo de una galeria de una catacumba y de un vas sanguinis
( de la obra de L'Abbé J.Gaume.)

Existían otros signos martiriales que podían hallarse en las sepulturas, aunque el vas sanguinis era uno de los principales; estos otros signos eran figuras como conchas, medallas, lucernas, árboles (ciprés), palma, ramo de olivo, paloma, delfín, pez, corona, o signos como el crismón o la cruz. La citada institución de la curia romana era la que podía autentificar la reliquia encontrada, así que la de San Engracio debió de llevar la fecha de este mismo año de 1804, cuarto año del pontificado de Pío VII.



Fernando Goberna Ortiz.
1r CAPÍTULO ( de los tres escritos) del articulo publicado en el libro de fiestas de Aielo de Malferit, 2004



viernes, 13 de julio de 2012

NOSTRA SRA. DEL CARME, SENYERA DEL FONDO. Aielo de Malferit


La processó del Carme, una festa i tradició.
Foto propietat de Pilar Navarro. Dècada de 1960.
La Mare de Déu del Carme torna, com tots els anys, a passejar pel Fondo, torna a recórrer els vells, menuts i empinats carrerons per mostrar-se i recordar tothom que sempre està protegint el veïnat.

En el seu passeig sempre va acompanyada, hi ha moltes fotografies testimoni que ho mostren. En esta ocasió parem l’atenció en unes poques, és important mirar les fotografies amb deteniment perquè guarden detalls reveladors de vida i història, desvetllen el nostre passat. 

En primer lloc tenim la que ens ha cedit una veïna del carrer, Pilar Navarro.

La Mare de Déu esta parada just davant el Portal de l’aigua o l’Arc del Carme, com es conegut en l’actualitat. A l’esquerra es pot contemplar la casa, que enderrocaren fa anys, propietat d’Amparo, la Xata. Actualment l’espai de la menuda caseta esta ocupat per un jardinet, donant per una banda amplitud al carrer, i per altra trencant l’efecte singular d’emmurallament que des de la part exterior s’hi veia. 

Darrere de la imatge, es veu la pujada del carrer Hospital i al fons la casa de Modesto Penades i Emilia. A la dreta de la fotografia, s’observa un poc de la paret de l’antiga caserna de la Guàrdia Civil i abans Hospital Beneficència.

Altre aspecte que ressalta és el carrer empedrat, un detall desconegut per a les generacions més joves que no ho han conegut i només ho poden veure a traves de les fotografies que sortosament es conserven.

Els carrers empedrats, feien del Fondo un lloc típic. Recordem doncs en este curt trajecte pel barri del passat, quan el Fondo estava ple de menudetes casetes humils, que la gent deia que eren coves, el sòl era de terra, els habitatges no tenien corral o el que tenien era molt menut, les parets eren de terra i llosa emblanquinades, i la teulada estava feta de canyís. Eren cases habitades per jornalers de sol a sol, i tots amb una cosa en comú: devots de la seu Mare de Deu del Carme, qui dóna nom i és emblema del barri. 

Per l’aspecte de les persones deduïm que la fotografia és de la dècada de 1960. A la Mare de Déu la porten als muscles Ramon Navarro i Manolo, de la Foia Redona, desconeixem el nom dels altres dos portadors per no ser visibles a la fotografia, al costat de Ramón reconeixem a Remigio Belda. 

El retratista va aprofitar un moment de descans dels portadors per immortalitzar el moment i la tradició. 

Per descansar les andes, junt a la imatge de la Verge i els portadors anaven quatre xiquets que havien d’estar atents del senyal que significava parada. En escoltar un colp a la fusta de l’anda, els acòlits posaven els pals als quatre barrots de les andes que es recolzaven sobre els pals. Així els homes descansaven uns segons, ho necessitaven perquè la imatge no és lleugera. En prendre forces de nou alçaven la  imatge amb un espècie de moviment característic que mirant-ho de lluny semblava que la Verge caminara sola.

Observant una fotografia podem assabentar-nos de molt.
Foto  propietat de Lola Albero. Dècada de 1960.


La segon fotografia  que presentem és propietat d'Antonia Martinez, mare de Lola Albero, és molt similar a la primera, sols canvien els devots-portadors: en este cas són Vicent Pastor i Miguel Albero, al costat de Vicent esta Miguel Torrijos i d’acòlit Ximo Aparici. 

Posant molta atenció es veuen les dones que participen a la processó amb vel al cap, altre aspecte desconegut per les generacions actuals. I observem un detall interessant: endevinem que l’antic quartell de la Guardia Civil o casetes de l’Hospital encara estava habitat perquè als balcons hi ha dos persones contemplant el pas de la Mare de Déu. Este edifici va ser enderrocat a la dècada de 1980. La fotografia és de la dècada de 1960.

Tan en una com en altra fotografia, veiem l’empedrat del carrer que va desaparèixer a la reforma urbanística de la dècada de 1970,  quan enquitranaren els carrers del poble d’Aielo de Malferit. Les pedretes foren substituïdes en esta part i en altres del poble per asfalt, no neguem que es guanyà en comoditat però es va perdre la personalitat del sabor antic que en este moment no volem oblidar.

També a les dos instantànies es veuen els fanalets de les andes encesos. Conta Lola Albero, que abans la processó era a poqueta nit i la missa es resava a l’església. A l’Arc acudien els devots a resar la novena, totes les dones anaven amb les cadiretes de boga de casa, les típiques, menudes  i còmodes cadires que s’utilitzaven per a seure davant del foc al calor de la llar.

Tenim més fotos que ens transporten al passat del barri i que ens conten part de la història d’Aielo. Són les fotos que se centren en aspectes concrets. Per un lloc en tenim dos de la part alta de l’arc, on està la imatge de la Verge. 


En esta fot0grafia es veuen les banderets de confecció casolana.
Foto  aportada per Lola Albero. Dècada de 1960. 

I en esta, les garlandes que decoren l'Arc de la verge són  comprades, es veu facilment la diferència.
Foto  cedida per Lola Albero. Dècada de 1960.

Per altre, tenim la fotografia d’un raconet molt entranyable i estimat del poble, és el que hi ha a la part darrera de l’arc, mirant les hortes. Antigament era el lloc triat pels mes majors del Fondo per prendre el sol els dies de mes fred d’hivern i  la pedra de picar espart feia de banc. 

Imatge antiga on està Lola  Albero en un raconet estimat i entranyable del barri,
actualment continua sent dels més bonics del poble. 
Foto  aportada per a l'article per Lola Albero. Dècada de 1960.

Lola Albero recorda a tots aquells agüelets xerrant tranquils a l’ombra de la porta d’accés al poble, quan ningun cotxe trencava la pau, sols la pujada per la costera d’Allà Baix d’algun llaurador carregat de cabàs o amb el ramal en mà tirant del matxet, donava tema de conversa aquell veïnat cansat d’acatxar el llom als bancals d’Aielo.

No hem d’oblidar esta saviesa popular i demostració de devoció que atresora el Fondo. El que hem vist a les fotografies i hem recordat en l’escrit són imatges del passat que malgrat tot, continuen vives, hem de lluitar per evitar que siguen oblidades, que siguen absorbides. 

La Nostra Sra. del Carme, senyera del Fondo, es l’encarnació viva de la supervivència del primitiu barri d’Aielo de Malferit.

                                                                                 MªJesús Juan  Colomer
Mariló Sanz Mora

Juliol 2012

Agraïm la col•laboració:

1)-Pilar Navarro, compromesa amb la festa, molts anys presidenta. Pilar cuida l’altar, les plantes, els ciris, les flors que els devots d’Aielo li porten a la Mare de Déu com a promesa o demanant-li algun favor.
2)-Lola Albero, va viure de xicoteta a la Travessia del Carme, despres anà a viure just al mateix costat de l’Arc, quan contava 15 anys la família es va traslladar a viure al c/ Sant Llorenç. El Fondo esta molt present al seu cor, emocionant-se en contar-nos els records d’infantesa.

lunes, 2 de julio de 2012

JOSEFA JUAN DOMENECH I LA FESTA DELS SANTS DE LA PEDRA


Any 1995. Pepica Juan, "Sarroneta". Gràcies a la seua devoció i il.lusió es va aconseguir recuperar la festa del carrer  que s'havia perdut a la dècada de 1960.


A l’any 1994, uns roders aprofitant l’obscuritat de la nit robaren l’antic retaule ceràmic dels Sants de la Pedra, datat pels entesos a l’any 1790.

Al poble es va armar un rebombori, tots es preguntaven que havia succeït, ningú sabia res ni què fer. Però una veu es va armar de valor esclatant “Axó no pot ser, el carrer no pot estar sense els seus santets”, era una veïna coneguda per tots nosaltres carinyosament com Pepica “la Sarroneta”.

Josefa es mobilitzà involucrant a un grup de gent del carrer posant-se a treballar de seguida.

Francisco Arroyo seria l’encarregat del contacte amb la millor fàbrica de ceràmica valenciana, la marca Gimeno, de Manises, i encomanaren un nou retaule igual que el robat, aportant antigues fotografies dels Sants. 

Un altre grup de gent començaren a arreplegar diners, per a costejar el nou retaule, no solament demanaven almoina als actuals veïns del carrer, també buscaven a tots els hi nascuts, o si tenien alguna relació amb el carrer. I així, molt bé es podria dir que quasi tot el poble va participar. 

Any 1995. La decisió estava clara: el carrer no podia estar sense els sants, s'havia de fer un retaule nou.

La gent col•laborava en el que podia, voluntàriament, desinteressadament... tot anava fent-se animat per Josefa.

Ella va parlar amb els obrers del carrer aconseguint que vingueren a obrar els taulells debades, igual per al pintor i els músics, demanava per la festa, la tradició i els santets que sempre han protegit els nostres camps, el seu entusiasme contagiava a tots, i ningú sabia dir-li que no.

Any 1995. Pepica sempre present, fins i tot en el moment quan s'enllestia la tasca de col.locació del retaule.

Gràcies a Josefa el carrer Sants de la Pedra va recuperar la festa, una festa que no s’hi feia des dels anys 60, una festa que ja trobem datada al segle XIX, una festa importantíssima en un poble llaurador com el nostre. Es celebrava dues vegades, el dia 30 de juliol la festa era costejada per l’ajuntament, al diumenge següent es celebrava la festivitat dels sants del carrer amb processó per tot el carrer i pagada pels clavaris festers. 

Josefa va aconseguir allò que es va proposar, tornar al carrer el retaule ceràmic d’Abdón i Senent. 

Després, com era merescut, es va organitzar una gran festa per inaugurar els nous rajolets. Els veïns decoraren el cantó dels sants com abans, amb molt de baladre formant arcs vegetals i a terra una catifa de romer i pebrella. Totes les cases tragueren les millors plantes del pati i cobertors de la dot per engalanar de festa el carrer.

Any 1995. Els carrers s'engalanaren per a l'ocasió.
Durant la Missa realitzada baix dels Sants, el retor Antonio Ferrero, va beneir el nou retaule des sants, Josefa Juan seria la padrina junt al padri,  Rafael Mateu, llaurador del carrer. 


Any 1995. La benedicció del nou retaule.

Any 2003. La processó és un dels actes que es repeteixen cada any.

En finalitzar la Santa Missa, el veïnat va sopar amb molta germanor baix la protecció dels sants. En acabar, un jove i aleshores encara desconegut Pep “Botifarra” faria les delícies de tots, omplint el carrer amb el cant d’albaes, que a Aielo feia anys no s’escoltaven. A Josefa li’n varen cantar una i ella va respondre amb una vella alba (tots coneixien la seua afició al cant i com tocava l’harmònium de l’església), Josefa fins i tot, es va animar a ballar les danses del poble.

Any 1995, Cantant albaes.

Any 1995. Dansant.

Any 1998. La gent jove del carrer participa de la festa, s'ha d'inculcar la tradició. A l'esquerra de la foto es veu a Pepica. 

El temps passa, algunes tradicions es queden pel camí, esperem que el cresol no s’apague i no desaparega mai la il•lusió de la que feia honor Josefa, sempre unida a la festa heretada dels nostres pares. 

Any 2003. I en arribar juliol, el veïnat del carrer Sants de la Pedra celebra cada any amb entussiasme i alegria la festa en honor als seus sants.

Josefa Juan junt a Josefa Colomer, dos grans devotes dels sants durant les festes de l'any 2009

Gràcies Pepica, gràcies al teu esforç ja pertanys a la historia del carrer. Des del blog d’història, pòstumament*, li donem allà on estiga, un fort agraïment. I animem a l’actual junta festera que no abandonen la flama de la llanterna dels sants i la passen a les noves generacions plena de  l’esperit de Pepica la sarroneta.

Avant la Festa!!... 
Va per tots els veïns que ja no estan entre nosaltres, però si en el nostre record.       


MªJesús Juan Colomer. Juliol 2012.


*Josefa va morir el dia 21 d’abril de 2012, als 89 anys.