“....Ha
llegado el momento en que tu amiga Consuelín, la reina de 1972, en nombre del
Alcalde, te imponga los a tributos de tu realeza, como Reina de Fiestas de
1973. Se oirán los aplausos y murmullos de admiración y en las mejillas de
alguien se deslizarán unas lágrimas, que parecerán perlas al reflejarse en las
luces del Ensanche (ese paseo tan bonito y maravilloso que tiene tu pueblo, y
que esta noche, entre la fragancia de las rosas y jazmines habrá también representadas por vosotras esa flor tan pura como la azucena). Las perles o lágrimas no serán de tristeza, sino más bien de alegrías, por a su querida Rafelita, a esa nina-mujer que irradia belleza y simpatía por doquier...
(Alfonso Fernández)”.
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