En el Tratado de Palladio de 1797, el padre Ortiz vuelve a sorprendernos con una magnífica traducción al castellano, así como con un cuerpo de notas extenso donde no sólo se limita a indicar aclaraciones al texto palladiano, sino que nos revela su pensamiento arquitectónico. En ambas ediciones, vitruviana y palladiana, las notas podrían conformar un tratado de arquitectura por sí mismas, dada su consistencia y precisión. Estas mismas notas son las que en 1819 empleará en la redacción de sus “Instituciones de Arquitectura Civil”. Aquí además cobra especial importancia el dibujo de las villas palladianas y los elementos de arquitectura enunciados por el arquitecto veronés, pues la propia naturaleza de Los cuatro libros es mucho más gráfica que el texto vitruviano, tanto por la componente explicativa del trazado de los órdenes, como la de muestrario de las propias creaciones palladianas (villas y palacios, ya que los dos últimos libros nunca llegaron a editarse).
A la hora de describir el capitel jónico palladiano, perfectamente trazable según el método del arquitecto veronés, Ortiz y Sanz vuelve a insistir en la pureza de su voluta y, aunque hace referencia a los comentarios de la edición de 1787, desarrolla su idea de forma más extensa que la primera vez.
“La voluta Jónica que describen por vitruviana los autores modernos de todas las naciones seguramente no lo es, como demostré en mis Comentarios a dicho autor pág. 74, nota 30 y Lámina XXXI. Así, para las personas que no los tengan a mano, pondré aquí lo sustancial de lo que allá dice.”
“No me acabo de admirar que los tratadistas modernos de Arquitectura volutas Serlio, Philandro, Palladio, Vignola, Salviati, Goldman, Caramuel, Perrault, Bibiana, Galiani yotros innumerables nos hayan dado una voluta Jónica tan diferente de esta, queriéndonos persuadir que no sólo es antigua, sino aún la que describe Vitruvio. Que en mi sentir no es la Vitruviana lo demostré bastante en mis Comentarios a este autor, página y notas citadas arriba; pero de que no es la antigua será la prueba más firme no hallarse un capitel Jónico con tal voluta en ningún edificio Griego ni Romano. El primer moderno pues que puso en sus escritos Arquitectónicos la voluta Jónica común, seguramente no la copió de lo antiguo, sino que se la ideó a su gusto y capricho, y dio lugar a que los que vinieron después cayesen en la falta misma, siendo más fácil copiar de los libros que de los monumentos. No me acuerdo de haber puesto en cosa alguna de Vitruvio más atención y cuidado que en esta, viendo que copiando todos la descripción de este autor sacábamos todos volutas tan diferentes. Tuve pues por necesario examinar el mayor número de capiteles Jónicos antiguos que pudiesen hallarse en Roma (donde está la fuente de lo Antiguo, y donde yo escribía mis Comentarios), y concluí decidiría la duda la mayor proporción de volutas que se hallasen uniformes. Casi todo el año de 1781 empleé en este examen; al cabo del cual resultó a favor de mi voluta el sufragio de todos los capiteles Jónicos que en Roma merecen ser vistos y estimados. La voluta común según la describen los modernos, no se halla en Roma, singularmente respecto a disminuir la costilla o arista desde su principio hasta el ojo. En uno u otro capitel Jónico he visto la canal un poco más ancha que la arista, aunque igual en todo su giro por serlo la arista misma; pero es en los que llevan algunos vástagos de relieve en la canal misma. Debió de hacerlo así el Arquitecto para dar alguna mayor dignidad y tamaño a la escultura. No viéndose pues en el Antiguo capitel Jónico, cuya voluta no tenga la costilla y canal iguales en anchura desde su principio hasta el ojo, ¿a qué propósito trabajar y fatigarse tanto para disminuir geométricamente dicha costilla, y asegurarnos que así la hicieron los antiguos? Exceptúo siempre las del Teatro de Marcelo, y las del anfiteatro de Vespasiano, las cuales no pueden llamarse volutas, sino unas desgraciadas cartelas, cuya espira apenas da una vuelta entera, y malísimamente talladas. Como estas y aún peores se podrán acaso hallar en las excavaciones, y efectivamente ví una de muy mal escoplo en la Iglesia de San Sabá en Roma, en compañía del Académico Arquitecto Don Manuel Martín y Rodríguez. Pero ¿quién no sabe que también en los mejores siglos de las artes hubo siempre artistas chapuceros? Los inteligentes y de gusto depurado deben imitar lo que esté más lejos de los defectos, y vean más canonizado por los sabios Arquitectos Antiguos.”
“Para que nadie crea hablamos de gracia, citaré aquí los parajes de Roma donde se hallan cerca de doscientos capiteles Jónicos que observé y examiné con cuidado en la demora de más de Seis años que en Roma hice. En el Rion o cuartel llamado La Regola, caminando desde la pequeña Iglesia de San Bartolomé de Vaccinari para el puente Sixto, y en las callejuelas adyacentes orillas del Tiber, hay más de cincuenta de estos capiteles con las mismas dimensiones y volutas que doy en mi diseño (…). Hay también algunos dentro de las mismas casas de curtir las pieles. Cuatro se ven en la isleta de casas entre Il Gesù y Plaza Venecia. Doce en las paredes del Convento e Iglesia de las Monjas de Tor-di-Specchi y calles vecinas. Dos en la calle que de Marcel de Corvi conduce a la cárcel Mamertita hacia lo alto de la cuesta. Otros dos en la puerta de la Iglesia del Colegio Calasanzio. Cuatro en la pared de enfrente de la tabla de carne del hospital de Peregrinos. Dos en la callejuela detrás del Palacio Gottifredi. Catorce en la Iglesia de Santa María in Transtiberim, los cuales están excelentemente trabajados y con muchos adornos. Seis en la Iglesia de San Juan y San Pablo. Otros seis en la Iglesia de San Jorge in Velabro. Veinte y tres en la Iglesia de San Esteban Redondo. Veinte y cuatro en Santa Constancia, los cuales, aunque Jónico-Compuestos, la voluta es como la mía. Doce en los callejones inmediatos al río como vamos de Ponte Cestio a Ponto Rotto en Trastiberim. Cuatro hay en la parte posterior del teatro de Marcelo sobre la misma puerta de la hostería de la Campana. Veinte y seis en el pórtico e Iglesia de San Lorenzo fuera de los muros. Cinco en la de los Santos Cuatro Coronados, con otros muchos que omito por no ser molesto. Todos se hallan expuestos a la pública vista y examen de cualquiera, y todos son de la figura y hechura misma que doy en mi lámina XV.”
“Siendo pues esto cosa de hecho y fuera de toda disputa, ¿quién no se admirará de ver en los autores voluta jónica tan diversa, difícil y complicada, y no verla en ningún edificio antiguo? Aún el célebre Grabador Juan Piranesi copió tan diferentes de lo que son las de Santa María Egipciaca, las del Teatro de Marcelo y algunas otras, que no las conocerá quien las coteje. De la voluta Jónica hice un tratadito en Roma, y tengo intención de publicarlo cuanto antes pueda. El modo con que hallé la construcción o delineación de esta voluta en el capitel mismo, especialmente para hallar los cuatro puntos de que se describen las espiras, veáse en el lugar arriba citado de Vitruvio" (1).
Capitel jónico vitruviano (2) |
Capitel jónico palladiano (3) |
El tratadito al que hace referencia en sus notas probablemente se extravió con la venta de la biblioteca del presbítero tras su muerte en 1822 para pagar unas deudas por impuestos (y que le habían sido condonadas por las Cortes de Cádiz en virtud a sus méritos) y que Fernando VII volvió a hacer efectivas. En cualquier caso, a partir de las notas mostradas y las láminas adjuntas es posible tanto trazar la voluta como seguir el rastro dejado por él mismo para identificar los capiteles empleados.
NOTAS:
(1) Palladio, Andrea. Los Cuatro Libros de Arquitectura de AndreaPalladio, Vicentino. Traducidos e ilustrados con notas por Don Joseph Francisco Ortiz ySanz, Presbíero. Imprenta Real. Madrid, 1797. Página 24-Notas a la lámina XV.
(2) Id. Lámina XV.
(2) Id. Lámina XV.
(3) Id. Lámina XVI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario