Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


sábado, 12 de marzo de 2011

La Vall d'Albaida tras la Guerra del Francés (y VI)


AÑO 1819

Sobre un desertor de Benigánim. Un tiroteo ocurrido en Castellón del Duque. Ejecución de Domingo Calatayud alias Bolles. Bando de Elío después de las ejecuciones de los conspiradores de Valencia. Sentencia del proceso del gobernador de San Felipe al tiempo de la ocupación francesa. Sobre Francisco y Martín Belda de Bocairente. Un preso en la Cárcel de la Ollería. Una nota en el Diario de Valencia referente al coronel Samper y unas joyas que se suponía robadas. Disposiciones sobre cláusulas de mandas forzosas en testamentos para ayudar a víctimas de la anterior guerra. Torturas y sentencias de muerte en la fortaleza de Sagunto.

Con la fecha del 8 de enero el justicia de Benigánim, José Torres, escribía al gobernador (c. 128) que en ese día, sobre las 4 y 5 de la tarde se le había presentado Francisco Siruelo, soldado del Regimiento Primero de Cazadores de León pidiendo alojamiento, y que al pedirle el pasaporte o licencia, le había respondido que no llevaba; preguntado de dónde venía, en dónde había pernoctado y a donde se dirigía, había respondido que de Valencia, que había pernoctado la primera noche en Almusafes en donde había pedido alojamiento y se le había dado, y la noche anterior en Alcira en donde también se le había dado sin presentar pasaporte; también le había dicho que era natural de Villareal, que estaba casado, y que había pedido permiso a su comandante, cuando pasaron por Valencia, para ir a verla. Llevaba el fusil, bayoneta, cartuchera, baqueta y paga del Rey. El gobernador encargó al comandante de armas de Albaida, Pedro Lago, que se hiciera cargo del desertor, lo cual, el 10 de enero, escribió al mismo diciéndole que ya lo había efectuado.


Una vista de Valencia desde la Alameda según un grabado francés de principio del s.XIX. Google Imágenes


En Castellón del Duque hubo un tiroteo por estos mismo días tal y como informaba el alcalde Vicente Chafer al gobernador el 9 de enero (c. 128). Fue la noche del día 6 sobre las nueve de la noche; a esa hora se habían oído cerca de la población disparos de arma de fuego que duraron hasta cerca de las diez, a esto sobrevino de improviso la muerte alevosa de una mujer que estaba en el portal de su casa sita en el centro del pueblo. El alcalde añadía que estaba haciendo indagaciones para formar proceso a los culpables y dar cuenta a la Real Sala del Crimen, también había formado rondas, aunque hasta la hora de escribir dicho oficio no habían tenido ningún resultado sus esfuerzos.

El Diario de Valencia (fecha de 12 de enero) anunciaba que al día siguiente a la hora acostumbrada, en la Plaza del Mercado, se cumpliría la pena de muerte por garrote al paisano Domingo Calatayud alias Bolles, otro de los acusados por el robo de la venta de Mogente, cuñado de Onofre Navarro y natural de Aljorf; al parecer cuando la tropa fue a detenerlo se habían resistido.

En los primeros días de enero Elío había sabido por confidentes que había un grupo de militares y paisanos que conspiraban a favor de la Constitución de 1812; así supo que estaban reunidos en una casa de juego de billar en la plaza del conde de Carlet; hubo heridos en el momento de la detención, pero el grupo casi en su totalidad fue llevado a prisión y juzgado sumariamente. El día 20 se llevaron a cabo las ejecuciones, entre ellas la del teniente coronel Joaquín Vidal y la de Félix Bertrán de Lis, hijo de Vicente y sobrino del citado anteriormente Manuel Bertrán de Lis; fueron trece los ejecutados (Vidal degradado y ahorcado, y los demás fusilados por la espalda) y sus cadáveres colgados en horcas quedaron expuestos hasta las cinco de la tarde de ese día, momento en los que fueron recogidos por la mencionada Cofradía de la Virgen de los Desamparados y llevados al cementerio de Carraixet.

Para justificar tan brutales ejecuciones públicas Elío publicó ese mismo día una proclama(42) que tituló: "Mis compañeros de armas" y en la cual comenzaba diciendo: El espectáculo que hoy se ha ofrecido á vuestra vista deja de ser horroroso al considerar los delitos que han conducido a esos monstruos a finalizar sus días en el afrentoso patíbulo. Les acusaba de querer acabar con la monarquía y de ser responsables de las mayores calamidades que podían sobrevenir al país, poniendo como ejemplo la Francia revolucionaría. Dios protegía a la católica España y no habría quien separara al pueblo español de la fidelidad a su Rey y a su Santa Religión, y así, para conservar y sostener el trono abundaban los jefes a prueba de leales, y en esta lucha le tendrían a él también.

Una prueba de que, en cambio, las autoridades que había colaborado con las tropas francesas en la pasada guerra fueron juzgadas, en general, con benignidad, quizá por el hecho del comportamiento en aquel tiempo del propio rey Fernando VII, fue el caso del que había sido gobernador de San Felipe por entonces el brigadier D. Diego Navarro Sangran. El Consejo de Guerra, el 10 de marzo de este año, había sentenciado que la conducta observada con el enemigo por dicho gobernador político, el cual ya había fallecido, era merecedora de que fuera repuesto en su empleo y sueldos que tuviera devengados. Esta sentencia, previa aprobación por S. M., había sido comunicada al Ministro de la Guerra, y este lo había hecho a Elío y el propio, a su vez, lo comunicaba, con fecha de 22 de marzo (c. 132) al gobernador Wenceslao Prieto.


El paseo de la Alameda en 1805 según un grabado de la época. Google Imágenes


En Bocairente, el vicario provisional Dr. Juan Calabuig, respondía al gobernador, fecha 28 de marzo (c. 128) sobre unos datos parroquiales referidos a los hermanos Francisco y Martín Belda (sin duda hijos del fabricante textil Martín Belda Belda objeto del robo que anteriormente comenté). Era un asunto relacionado con la leva ya que había duda sobre si debían de ser alistados en Bocairente o en el pueblo de Cabra (Córdoba) que era en donde residían; el vicario decía en esta contestación que después de consultar los libros parroquiales había averiguado que el Francisco no había sido feligrés desde el año 1805, y el Martín lo había dejado de ser desde 1815, pues ambos habían ido a Cabra por motivos del comercio de paños y sedas, y allí residían excepto por alguna temporada de corta duración que pasaban en Bocairente por estar allí sus padres.

En Ollería había por entonces un preso en su real cárcel cuyo nombre era Gregorio Cruañes. El alcalde de la población, Bautista Castelló se dirigía al gobernador, fecha 2 de abril (c. 128) para decirle que el tal era de San Felipe, calle de San Antonio barrio de Barreras, y que se le seguía procedimiento criminal de oficio; al ser pobre, y aquí venía la cuestión, se debían cumplir las órdenes comunicadas por la Real Sala del Crimen, particularmente la del 14 de julio de 1815, sobre los alimentos de los reos pobres los cuales debían de ser pagados por los pueblos en donde estaban domiciliados los mismos, así que en este caso le correspondía a San Felipe pagar su manutención.

En el Diario de Valencia del 7 de agosto fue publicada una nota de la Capitanía General de Valencia y Murcia referida al coronel D. Francisco Samper y su actividad en la persecución de malhechores, pues decía que este coronel tenía en su poder un reloj de oro guarnecido de perlas finas y una medalla del mismo metal, joyas que suponía habían sido robados por los ladrones de la sierra de Crevillente; así que el capitán general había dispuesto que se publicase para que si alguno creyese que eran suyas se presentara en la oficina de la misma y si daba las señas de las joyas le serían entregadas. Firmaba la nota el secretario del despacho de capitanía Cosme de Teresa (43).

Otro asunto de importancia ocurrido en este año fue el de las normas sobre las cláusulas de mandas forzosas para ayudar a las familias que hubieran padecido pérdidas en la pasada guerra (es decir la obligación de legar cierta cantidad en los testamentos para ese fin). Estas mandas ya había sido aprobadas durante la guerra por las Cortes Generales y Extraordinarias en Cádiz por decreto del 5 de marzo de 1811; después de la guerra había seguido aunque sin obligación al quedar abolido lo legislado en aquellas cortes; luego la real orden de 26 de noviembre de 1817 volvía a la obligatoriedad, y de esta recaudación se encargaban los curas párrocos y juntas pías religiosas. Ahora, por real cédula de 20 de mayo de este año 1819, se encargarían las Colecturías Generales de Espolios y Vacantes, y los fondos recogidos ingresarían en la tesorería general para el pago de asignaciones, pensiones y limosnas aprobadas. Esta normativa obligaba a los curas párrocos a hacer una lista, firmada también por los escribanos de los ayuntamientos, de todos los fallecidos en la parroquia con sus datos y copia partida de defunción indicando el folio que constaba en el libro parroquial.



Busto en mármol del General Elío en los jardines del Real (o de Viveros) de Valencia. Es obra del escultor valenciano José Gil Nadales (1783-1843). Google Imágenes


Elío todavía tomó durante este año medidas de mayor dureza para combatir a los malhechores, y aún más después de que descubriera la conspiración de primeros de este año con las ejecuciones referidas. Dispuso que fuesen preparados los tres calabozos subterráneos de la fortaleza de Sagunto(44) (allí fueron enviados los reos a partir de la segunda mitad de este año) y que se aplicara el tormento para obtener las declaraciones de los mismos (al parecer se utilizaba el llamado cepo de campaña y también otros como introducir espinas y trozos de cañas afiladas entre los dedos); parece que hubo autorización para esto del propio rey FernandoVII, el cual ordenó a la Real Sala del Crimen que no entorpeciera las gestiones del capitán general, antes bien, le auxiliase en todo en cuanto estuviese de su parte(45). Las ejecuciones fueron ya por grupos más numerosos en el propio castillo e incluso se sustituyó el garrote por el fusilamiento por la espalda por motivos prácticos. El archivo citado de la Real Cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados recoge la de 57 ejecutados este año(46), algunas de estas anunciadas en el Diario de Valencia con los delitos de los que se les acusaba como uso de violencia, de armas o resistencia a la tropa, y los robos y crímenes; muchos de estos reos, se decía, eran autores o cómplices de varios de los mismos, y en algunos casos habían utilizado la estratagema, para sus delitos, de vestirse con uniformes militares. A los culpables se les había probado su autoría, ya fueran convictos, es decir demostrada su culpabilidad sin confesión, y otros por confesión propia. El mayor número de ejecuciones fue anunciado en el diario del 15 de octubre y fueron veintitrés con pocos días de intermisión; otros muchos serían sentenciados a presidio por meras sospechas. Se hace evidente, ya que los nombres de algunos de estos reos ejecutados se repiten como autores de varios delitos, que al ser obtenidas sus declaraciones bajo tormento muchos de ellos confesarían hechos de los que realmente no eran culpables, pero lo que más interesaba a Elío era demostrar que no había delito que no fuera castigado y que todos los delincuentes eran descubiertos y pagaban con su vida.

AÑO 1820

Continúan las ejecuciones. Sentencia en Alcoy contra los autores del robo en la casa de Martín Belda de Bocairente. La sublevación de marzo en favor de la Constitución y la proclama de Elío. La Prisión de Elío.

El 27 de enero de este año Rafael de Riego iniciaba el pronunciamiento que terminaría por triunfar al obligar al rey fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz el 10 de marzo, lo cual sería el final del poder de Elío en Valencia y su prisión. No obstante el pronunciamiento no encontró apoyos al principio en Valencia así que desde enero de este año hasta la proclamación de la Constitución en Valencia continuaron las ejecuciones, tanto es así que cuatro reos sufrieron en Valencia la pena de garrote el mismo día 9 de marzo, y otros cuatro tenían que haber sido ejecutados al día siguiente y se salvaron por la dicha publicación de la Constitución(47); dichos condenados habían sido sentenciados en Alcoy, en Consejo de Guerra Permanente presidido por el citado coronel Francisco Samper, por autores del robo anteriormente comentado en la casa del fabricante textil Martín Belda(48).

En un último intento por evitar que triunfara el pronunciamiento iniciado por Riego, Elío publicó una proclama el 3 de marzo(49) la cual comenzaba por: Honrados Valencianos. Soldados que tengo el honor de mandar, en la misma decía, entre otras cosas, que la tranquilidad del país se había alterado por cuatro facciosos que, valiéndose del lenguaje hipócrita de respetar al Rey y a la Religión, para terminar pidiendo la disciplina de sus compañeros de armas y a los ciudadanos que permanecieran tranquilos que él les ofrecería la paz a sus familias y guardar sus vidas, pero que le ayudara a sofocar la sublevación.

Pero finalmente llegó a Valencia la noticia de que Fernando VII había firmado el real decreto que anunciaba su decisión de jurar la Constitución de 1812, lo cual debió de ser un duro golpe para Elío; no obstante aún dio órdenes para liberar a los presos políticos, y ofició al ayuntamiento para restablecer la corporación municipal de 1814, e incluso conferenció con los jefes militares de la ciudad para resignar el mando, pero ya era tarde y la agitación popular provocó una revuelta que proclamó al conde de Almodóvar como capitán general en sustitución suya. Comenzaba el llamado Trienio Liberal durante el cual Elío fue procesado y llevado finalmente al patíbulo el 4 de septiembre de 1822.






CONCLUSIÓN

Lo escrito por el historiador Vicente Boix en su obra publicada en 1845(50) sobre estos años creo que mantiene su valor. Decía el insigne historiador que el reino de Valencia presentaba el aspecto más deplorable por las numerosas cuadrillas de bandoleros que lo infestaban; la causa eran los grandes trastornos sociales como consecuencia de la larga guerra pasada; y en esta situación Elío desde capitanía ejerció un poder en consonancia con su carácter enérgico e inflexible, de una rígida austeridad, y con unos principios políticos tan severos como las costumbres de la antigua monarquía(51).

Un asunto quizá poco estudiado es el de los desertores, ya que en este caso habría que tener en cuenta la situación del ejército en la España de estos años y su reorganización después de la guerra.

Los valores militares que encarnó Elío fueron ensalzados después del Trienio Liberal y fue puesto como ejemplo de un militar íntegro que defendió hasta la muerte los valores tradicionales de monarquía y religión; Elío inauguraba, así, una forma de ejercer la autoridad por parte de los militares más conservadores, de lo cual tenemos buen ejemplo en la España de los siglos XIX y XX.

Fernando Goberna. Publicado en la revista Almaig de 2009.

NOTAS:
(42) Archivo Municipal de Albaida: Caja del año 1819.
(43) Cosme de Teresa Inojar era teniente coronel de infantería y tenía entre otras, las condecoraciones de las cruces del segundo y tercer ejército, era caballero de la Real y Militar Orden de San Femando, y académico de honor de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. Véase la citada obra del Diccionario Biográfico del Trienio Liberal. p. 641.
(44) Situada esta fortaleza en la cima del monte que domina la población, tenía cinco plazas principales, en la segunda o de armas, la más próxima a la entrada principal del Castillo, estaban los pabellones del gobernador, una capilla y tres calabozos subterráneos, además de un cuartel para presidiarios. La guarnición era de varias compañías de infantería y una de artillería.
(45) José Rico de Estasen: Op. cit., pp. 185 - 188.
(46) Manuel Ardit Lucas: Op. cit., p. 235 y ss.
(47) Manuel Ardit Lucas: Op. cit.,p. 235 y ss.
(48) Manel Arcos: Op. cit., p. 83 - 84. Los que salvaron la vida por esta circunstancia fueron Vicente Escrivá, José Soler, José Peiró y Antonio Albert, que era natural de Albaida.
(49) Archivo Municipal de Xátiva: Fondos Sarthou Carreres. caja 294.
(50) Historia de la Ciudad y reino de Valencia, Valencia. 1845. tomo 11. pp. 311 - 312.
(51) Esta forma de pensamiento queda perfectamente puesta de manifiesto en la citada obra de E. García Monerris, C. García Monerris sobre la correspondencia y manifiesto de Elío durante su prisión.

1 comentario:

  1. Despues de leer el último de los capítulos de este extenso y documentado trabajo del sr. Goberna,me queda la sensación de lo turbulentos e inseguros que fueron aquellos años en nuestra comarca, y por extensión en España.
    Por otra parte, el destino del general Elío me lleva a meditar sobre la falsedad del poder, viendo como aquel que tantas sentencias de muerte firmó acabó sus dias en el garrote vil.

    Mi reconocimiento al abnegado trabajo del sr. Fernando Goberna.

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