Valencia a principios del s. XIX segun un grabado francés. Google Imágenes
AÑO 1817
El coronel Francisco Samper y la causa contra el ladrón Parets. Muerte en Ollería de Francisco Micó apodado el Madrileño. Captura del fugado del presidio de Valencia Ramón Rosell de Palomar. Armas y equipamiento para la tropa de inválidos que ayudaba en la persecución de los malhechores. Fuga de compañeros de Onofre Navarro en Alcoy. Sumario al subteniente retirado D. Manuel Badia implicado en la causa de D. Manuel Beltrán de Lis y en el robo en la casa de D. Carlos Alarcón en San Felipe. José Belda solicita ser el jefe de la ronda organizada en Bocairente. El comandante de armas de Onteniente pide auxilio de tropas para perseguir a una cuadrilla de ladrones. Búsqueda del desertor José Belda de Albaida. Sobre la prisión del alguacil de Luchente. Un limosnero retenido en Alfarrasi. Bando de Elío sobre seguridad pública. Causa contra Ramón Martínez. Aprehensión de un soldado con armas prohibidas en Albaida. Búsqueda del desertor Antonio Tormo de Montaberner. Órdenes sobre la tropa de los puestos de Onteniente, Mogente y Albaida. Muerte violenta del alcalde mayor de Ayelo de Malferit. Aprehensión de un desertor en Bufali. Ejecución publica en Valencia de otros acusados del robo en la venta de Mogente. Los ladrones infestan los puertos de Almansa y Ollería. El ayuntamiento de Albaida solicita la permanencia del teniente Visconti al mando de la tropa del puesto. Este teniente sobre aprehensión de un desertor enfermo en Adzeneta. Incidente entre el comandante de armas de Onteniente y un estanquero de tabaco.
Este coronel Francisco Samper enviaba un oficio al gobernador, y este lo transmitía a Elío en la fecha del 6 de enero (c. 132), sobre la aprehensión de un vecino de Villanueva de Castellón por complicidad con el ladrón Parets, a éste, parece ser, que se le acusaba de ser uno de los autores del anteriormente mencionado robo de Beniarrés, como diré más adelante será ejecutado posteriormente.
El alcalde de Ollería, Felix Fayos, le comunicaba al gobernador Wenceslao Prieto el 15 de enero (c. 128), que en la mañana del 9 le habían avisado reservadamente de que Francisco Micó, apodado El Madrileño, se había fugado del presidio de Alicante y estaba por los alrededores del pueblo en compañía de dos más, añadiendo que la noche anterior había hecho retroceder a la ronda y justicia del vecino pueblo de Ayelo de Malferit; además se le había oído decir que venía con la intención de quitar la vida a José Antonio Pic por haberle detenido anteriormente varias veces por sus excesos (32). Ante esto tomó sus disposiciones y pudo averiguar que, en efecto, se hallaba con tres individuos en una casita de una pariente del madrileño situada en una de las salidas del pueblo.
Pudo reunir a cuatro sujetos honrados, entre ellos el mencionado Pic, que le acompañaran a él, al alguacil y al escribano (en el trayecto se les incorporaron dos sujetos más); llegaron al lugar y mientras varios se apostaban en la parte trasera de la dicha casa de campo, y otros dos se situaban a la entrada de la calle, él, junto al alguacil y el escribano, se presentó en la puerta al tiempo que los reos la abrían con intención de huir. Intimó la rendición y estos respondieron retrocediendo y cerrando la puerta. Gritó entonces ayuda al rey, mientras que el madrileño intentaba salir por la puerta trasera apuntando su escopeta, pero al mismo tiempo le disparó el citado Pic que estaba cerca del umbral de esta puerta trasera acertándole de lleno y matándole. En el registro posterior de la casa no se había encontrado más que un cofre que contenía algo de ropa pero no efectos de valor ni otras armas.
Elío, con fecha del 3 de enero (c. 132) le decía al gobernador que el comandante del presidio de aquella plaza le había comunicado que el día dos había huido el desertor Ramón Rosell, hijo de Vicente y Teresa Giner y natural de Palomar, el cual había tenido su último domicilio en Albaida; acompañaba el oficio para su búsqueda con las señas del mencionado. Días después, según el intercambió de información entre el alcalde de Albaida, Antonio Rico, y el gobernador, parece que fue capturado en Puebla Larga y conducido primero a Carcagente y luego a la capital.
Mogente. De la obra Views and Spain by Edward Hanke Locker, London 1824
Las dificultades que tenían los comandantes de armas, para armar y equipar debidamente a la tropa que perseguía a los malhechores, queda de manifiesto en un oficio (c. 132) del de San Felipe, Cristóbal Cardona, al gobernador, pues le dice (fecha 16 de enero) que había recibido la orden de que llegarían allí diez soldados al mando de un sargento ( parece que se refiere al cuerpo de inválidos) mandados por el comandante de armas de Alcoy, para que les entregara algunas armas; pero este Cardona le comentaba que las pocas armas útiles las guardaba para la guardia del cuartel de dicho cuerpo, recordándole, al mismo tiempo, que cuando el capitán general, en 30 de octubre de 1815, había tenido por conveniente enviar a la villa de Onteniente trece individuos del mismo que todavía estaban allí, se sirvió ordenar que le fueran entregados doce fusiles útiles del Parque de Artillería de la Plaza de Valencia, así que le pidiera que, por su conducto, solicitara ahora lo mismo al capitán general.
El anteriormente citado alcalde de Olleria informaba al gobernador el 16 de enero (c. 133) que acababan de fugarse de la cárcel de Alcoy algunos compañeros del famoso ladrón Navarro (debe referirse a Onofre Navarro), y que aunque habían sido capturados casi todos ellos, en la villa habían habido algunos robos lo cual le comunicaba para su información.
En el juzgado de San Felipe, a cargo por entonces de Gregorio Goicoechea, se había recibido información para instruir causa contra el subteniente retirado de Gandia D. Manuel Badia, que gozaba de fuero militar y uso de uniforme; la causa era, en principio, por tener alguna relación con el perseguido D. Manuel Beltrán de Lis a raíz del intento conspirativo ocurrido en Valencia el 17 de enero anterior(33), pero luego se le investigó también por indicios de haber colaborado en el robo ocurrido el 22 de noviembre anterior en la casa de D. Carlos Alarcón. Este Goicoechea le escribía al gobernador (c. 132) con fecha 8 de marzo diciéndole que el 20 de febrero le había enviado al coronel Samper un oficio relativo a la causa de este Badia. Por la misma causa estaban ya detenidos Andrés Melo y Luis Soler al parecer también relacionados con el ladrón Parets. De momento este Badia permanecía arrestado en el cuartel de inválidos casados. Por lo averiguado se sabía que los tres citados la tarde del 21 de noviembre se habían presentado en la posada del Sol, al parecer el Melo y el Soler con escopeta, y allí no quisieron presentar el pasaporte, marchando al oscurecer por la Alameda hacia la puerta de Cocentaina; también se conocía el hecho de que el Badia había sacado pasaporte para Beniarrés pero que no fue a este pueblo en los días posteriores, siendo finalmente arrestado a la salida de Cocentaina.
Otro desertor, éste de Olleria de nombre Vicente Boluda perteneciente a la tercera compañía del segundo batallón del Regimiento de Infantería de Línea de Aragón, era buscado y el gobernador se dirigía, fecha 20 de febrero (c. 132), diciéndole al alcalde que no había contestado a su anterior sobre dicha búsqueda; el alcalde le contestó el 13 de marzo comunicándoles que el tal no se hallaba en la villa.
La justicia de Bocairente escribió por aquellos días (5 de abril) al capitán general para solicitar, en vista de los robos que padecía la población (sobre todo por el robo ocurrido el 21 de marzo en casa de Martí Belda Belda (34), el nombramiento del vecino José Belda Castelló para organizar y dirigir una ronda de ciudadanos honrados. A este propósito Wenceslao Prieto enviaba un informe a Elío, con fecha de 21 de abril, favorable a que el citado José Belda Castelló se ocupara de dicha ronda, el cual ya había sido jefe de partida patriótica en la pasada guerra(35). Elío respondía el 25 de abril autorizando dicha ronda y enviando el título correspondiente al citado Belda, por el cual se le autorizaba a perseguir malhechores y ladrones por las montañas, aunque la ronda sería provisional y siempre sujeta a la justicia y ayuntamiento de la población.
Estampa antigua que representa al general Elío a caballo. De la obra de Luis Minguet y Albors "El General Elío y su tiempo", Valencia, 1922
También el comandante de armas de Onteniente, Domingo Cutillas solicitó por entonces el auxilio de tropa para perseguir a una cuadrilla de ladrones que, según informes que tenía, hacían rancho a hora y media de aquella Villa. Elío quedó enterado de esta solicitud y así se lo decía al gobernador el 10 de mayo (c. 132). Asimismo se daba por enterado, fecha de 17 de mayo, del oficio que le había enviado el comandante de armas de San Felipe, D. Manuel Uzquiano, en el cual le comunicaba que las diligencias para capturar a dicha cuadrilla todavía no habían obtenido sus frutos.
Otro desertor buscado por entonces era José Tormo que era de Albaida y lo era del Regimiento de Infantería de Córdoba. El alcalde de esta población, José Llovet y Sanz, contestaba al gobernador en la fecha del 29 de mayo (c. 132) que se había buscado al mismo por varias heredades del término sin resultado.
Otro asunto que motivó la respuesta de Elío al gobernador fue el de la prisión del alguacil de Luchente Francisco Oriola, fecha 27 de mayo (c. 132), la cual había sido pedida por el presidente del Consejo de Guerra permanente, procedimiento al cual el gobernador había puesto algunos reparos; Elío le decía a este respecto que había tenido que buscar en las disposiciones reales la manera de proceder en estos casos, y que había resuelto que en lo sucesivo, dicho consejo permanente solicitara dicha prisión por un conducto más adecuado (no constan los cargos contra dicho alguacil).
Por su parte el alcalde de Alfarrasí, Antonio Vidal, en fecha de 6 de junio (c. 128), le comunicaba al gobernador que hallándose en el ayuntamiento del pueblo un soldado del Regimiento Primero de Coraceros del Rey (sito en Alcira), con un pliego de real servicio en el pueblo, había acudido allí un hombre sospechoso vestido de paisano pidiendo limosna y una boleta para alojarse; interrogado por el soldado el limosnero le dijo que era de Madrid, que había servido en el Regimiento de Murcia, que no llevaba su licencia encima y que se dirigía a Alcoy. El soldado tomó providencias delante del alcalde para conducir al tal, añadiendo en su informe que habían observado cierta insensatez del sentido en dicho individuo.
El 7 de junio Elío firmaba uno de los bandos que publicó en estos años sobre seguridad pública(36). Comenzaba: La sagrada obligación que mi autoridad me impone de velar por la seguridad y tranquilidad pública, para continuar diciendo que uno de los medios que tenían los enemigos del orden, del Estado y de la soberaníá de S. M. era la propagación de rumores, así que sus autores serían juzgados con el rigor que las leyes imponen para semejantes crímenes.
El comandante de armas de Albaida Francisco Visconti arrestó en estos días de junio un soldado al que le descubrió un arma prohibida. Elío se refería a esto en un oficio del 26 de junio al gobernador (c. 130), pues decía que dicho oficial le había hecho llegar el arma, la cual era un fúsil con la pólvora correspondiente, el cañón era de dos palmos, baqueta de hierro, llave a la francesa sin abrazadera, y piedra de chispa con su zapatilla de plomo bien acondicionada; Elío le mandaba que ordenara la conducción del soldado con la sumaria.
Otro desertor buscado era Antonio Tormo que era de Montaberner (c. 132); era soldado de artillería que había desertado de Sevilla el 30 de junio de ese año llevándose las prendas de vestuario y armamento que eran la casaca, pantalón de paño y otro de lienzo, botines, dos camisas, un par de zapatos, corbatín, un sable y tercerola. Había sentado plaza voluntario el 4 de enero de 1816.
Según la orden transmitida por Elío el 13 de agosto (c. 132), y debido a que se precisaba cubrir la costa con tropa, el destacamento de San Felipe contaría a partir de entonces con un oficial, un sargento y diez soldados, y los de Onteniente, Mogente y Albaida con un oficial, un cabo y cuatro soldados; toda esta fuerza debía de ser del Regimiento de Infantería de Albuera.
Otro alcalde mayor que murió violentamente este verano fue el de Ayelo de Malferit D. Antonio Lorca Herrera. Según el escrito de Elío al gobernador de fecha 13 de agosto (c. 132) el presidente de la Sala del Crimen le había remitido las señas de Vicente Beneito de Agustín, con el fin de que diese conocimiento a los jefes militares para lograr su captura por haber dado muerte a dicho alcalde mayor. Las señas del tal eran: 45 años, estatura baja, color moreno, cerrado de barba, ojos azules, pelo negro y nariz y boca regular. Vestía: calzoncillos blancos, faja azul, chaleco blanco, medias de trabeta, alpargatas de cáñamo, pañuelo en la cabeza y que no saben si lleva sombrero o montera. El gobernador encargó al alguacil mayor de San Felipe que hiciera las diligencias, el cual se trasladó a Ayelo de Malferit en donde pudo averiguar, por un vecino llamado Bautista Calabuig, que el dicho marchaba para Madrid. Según noticias que se recibieron esos días había sido detenido en Minaya.
En la casa de campo llamada del Ciprerest de Bufali fue encontrado en este mes de agosto otro desertor de nombre Mariano Aullo del batallón ligero de Canarias con sede en San Lucas de Barrameda. Así lo informaba el comandante de armas de Albaida D. Pascual Visconti, añadiendo este en su informe (c. 132) que había sido aprehendido con un trabuco, arma prohibida. Junto al oficio adjuntaba también las declaraciones de los habitadores de dicha casa y de otros testigos.
Soldado del Regimiento de Infanteria Ligera de Valencia. Google Imágenes
El Diario de Valencia, en el del día 11 de septiembre, publicaba las ejecuciones de cinco condenados más por el robo de la venta de Mogente. Así según la nota del Consejo de Guerra Permanente ese mismo día a la hora acostumbrada (37) se ejecutaría la sentencia de garrote impuesta por dicho tribunal a los paisanos Vicente Garrido, natural de Aljorf, Francisco Valls, apodado el moreno de Agullente, y Domingo Albert y Lloret de Albaida; y a la misma hora, entre las puertas de S. José y Cuarto, serían pasados por las armas los soldados Mariano Ximenez, natural de Adzeneta, y José Juan de Ayelo, todos del corregimiento de San Felipe; estaban acusados de haber cometido, en compañía de Onofre Navarro y el Fraret de Agres el robo en la venta del Cañaret o de Mogente, a cuyo dueño habían sentado por seis veces sobre el gran fuego de la cocina, con desnudez de la parte. Había transcurrido más de año y medio desde el robo y de que fuera ejecutado el mencionado Onofre Navarro. Fue un caso que, como he dicho, Elío pudo presentar como ejemplo de la eficacia de sus medidas ya que se habían descubierto y castigado a todos los culpables de aquel famoso robo digno de quedar en la memoria popular por medio de los romances de ciego.
No obstante Elío continuaba recibiendo noticias sobre las actividades de los ladrones. Así recibió oficios del gobernador Wenceslao Prieto, días 22 y 23 de agosto (c. 132) en los que este le decía que los ladrones infestaban los puertos de Almansa y de la Ollería, y de una cuadrilla que efectuaba los robos en el camino de la Vall Seca.
En octubre el ayuntamiento de Albaida, era alcalde D. Antonio Rico, solicitó en la fecha 6 de noviembre (c. 132) que el citado comandante de armas, el ya mencionado teniente D. Pascual Visconti, que lo era del Regimiento de Infantería de Albuera, permaneciera en el puesto ya que iba a ser trasladado, pues había manifestado durante el tiempo de permanencia en el puesto un gran esmero y actividad a la persecución de malhechores. Con la misma fecha dicho comandante de armas informaba al gobernador que se había hecho cargo de un soldado llamado Pascual Soriano, del mismo regimiento de Albuera, el cual estaba en la cárcel de Adzeneta enfermo desde hacia días; había sido llevado al alcalde por unos dependientes de rentas que lo habían encontrado.
En Onteniente, el corregidor Juan María Garrido y el propio ayuntamiento, se dieron por enterados del oficio recibido por el gobernador de San Felipe (c. 128) por el cual les transmitía la orden del Capitán General del primero de noviembre referente a la multa de 300 ducados a los padres del desertor José Valls por haberlo ocultado.
Por su parte el comandante de armas de Onteniente, Ignacio Pérez Trujillo tuvo en noviembre un incidente con el estanquero Valeriano Pérez vecino de Benigánim. Al parecer se encontró con un grupo de individuos entre los cuales iba el estanquero, cuyo pasaporte era defectuoso, y además los dos acompañantes llevaban trabuco, carabina y otras armas; así que arrestó a los dos acompañantes y les impuso multas incluido al estanquero. El incidente ocurrió al ir este estanquero al alojamiento del comandante, que lo era en la casa de D. Luis Mayans, y allí en la plaza discutieron y dicho comandante estuvo a punto de sacar su espada si no lo impidiera un doloroso accidente que había padecido; como consecuencia de este incidente arrestó también a dicho estanquero lo cual ocasionó la reclamación del administrador de rentas. Elío le escribió al gobernador (c. 132) mandando que el estanquero pagara la multa o de lo contrario fuera condenado a ocho días de prisión, y a los acompañantes que la pagaran y si eran insolventes (eran jornaleros) lo fueran a cuatro días de prisión, añadiendo que en lo sucesivo, y sobre esta clase de asuntos, se entendieran directamente con él, es decir con el gobernador
Fernando Goberna. Publicado en la revista Almaig de 2009.
NOTAS:
(32) Al parecer este Francisco Micó tenía algún vínculo familiar en la Ollería. En el año 1814 había sido acusado de jefe de cuadrilla de ladrones, los cuales cometían robos en la ruta entre Valencia y Alicante, entre ellos uno ocurrido en Bellús. Se había fugado por entonces de la prisión de San Felipe, y el referido José Antonio Pic, con ayuda de otros, le había detenido en la propia Ollería, de ahí que se suponía quería vengarse.
(33) Como consecuencia de este intento de conspiración descubierto en Valencia hubo cuatro ejecuciones en la capital, mientras que otros como Manuel Beltrán de Lis, el fraile Antonio Nebot y el abogado Felipe Benicio Navarro pudieron huir a Gibraltar. Véase Manuel Ardit. Op. cit., p. 246.
(34) Ese día un cuadrilla de nueve trabucaires, seis de ellos de la propia Bocairente (otros eran de Villalonga, Xeresa, Real de Gandia y Ador), habían entrado por la noche en casa de Martí Belda Belda muy conocido en la población, el cual tenía un negocio de elaboración y distribución de bayetas y trapos. Véase Manel Arcos: Op. cit. pp. 76 – 77.
(35) Sobre José Belda véase mi escrito: La guerra de la Independencia en el Valle de Albaida, revista Almaig (Ontinyent, 1992).
(36) Archivo Municipal de Albaida: Caja año 1817.
(37) En el diario del presbítero D. Joaquín Centelles, que ya he citado, también se recoge estas ejecuciones, en un día, según el mismo, que llovió intensamente desplomándose como consecuencia de la misma la casa conocida por la de Garrigues y también cayó una higuera muy alta.
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