Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


lunes, 20 de diciembre de 2010

La Vall d'Albaida tras la Guerra del Francés (I)




AÑOS POSTERIORES A LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Las órdenes del capitán general Xavier Elío al gobernador de San Felipe (Xátiva) y pueblos del valle de Albaida sobre bandolerismo y otros asuntos
por 
Fernando Goberna



INTRODUCCIÓN

El capitán general de los Reinos de Valencia y Murcia Francisco Xavier Elío y Oloriz (Pamplona 1767 – Valencia 1822) fue un firme partidario del poder absoluto de la monarquía de Fernando VII. Durante los años en los que ocupó el cargo de capitán general en Valencia, desde 1814 a 1820, no dudó en aplicar medidas represivas para combatir asuntos tan importantes por entonces como fue el bandolerismo. Los historiadores le ensalzaron o despreciaron según las ideas políticas de los mismos, así, por ejemplo, el escritor de Ayora José Rico de Estasen escribió una biografia (1) de este militar la cual se publicó en Valladolid en 1940, recién acabada la guerra civil, en plena exaltación de Franco y en una colección titulada Vidas Insignes, en cambio los liberales le acusaron de ejercer un poder dictatorial y aplicar medidas crueles para combatir a sus enemigos políticos.



El conocido retrato del general Elío pintado hacia 1815 por Miguel Parra. Museo de Bellas Artes de Valencia

Elío, pamplonés de nacimiento, fue un militar (2) hijo de militar que tuvo su primer servicio en la defensa de Orán en 1784 cuando era teniente, también estuvo en la defensa otra vez de Orán y de Ceuta en 1790, y asimismo intervino en la guerra contra la República Francesa un año después, en 1791. Después tuvo su etapa americana al ser nombrado en 1805, cuando ya era coronel, comandante general de Montevideo; de allí regresó en 1809, y al año siguiente volvió a Montevideo con el título de virrey de aquel territorio al mismo tiempo que en España se luchaba contra las tropas del rey José I. Elío defendió, en estas circunstancia, la monarquía española, siendo célebres sus proclamas en este sentido; en 1811, por orden de Regencia se embarcó para Cádiz y allí se le dio el mando del cuerpo de ejército que defendía esta ciudad de las tropas francesas, luego pasaría a Alicante al ser nombrado (después de la derrota de Gastarla en agosto de 1812) general en jefe del segundo y tercer ejército en España que operaba en tierras valencianas.

Cuando las tropas francesas abandonaron el territorio valenciano a mediados de 1813 Elío siguió como capitán general de los reinos de Valencia y Murcia hasta la llegada a Valencia de Fernando VII un año después.

Su actuación durante la estancia del monarca en Valencia no dejó ninguna duda sobre su apoyo a la monarquía de valores tradicionales, y así lo manifestó de viva voz en el discurso ante Fernando VII en Valencia el 15 de abril de ese año 1814; días después, el 4 de mayo, en el palacio de Cervellón el rey firmaba el decreto por el cual quedaba anulado todo lo legislado por las cortes de Cádiz; a continuación Elío acompañaría al rey a Madrid cuando ya éste le había confirmado como capitán general de los reinos de Valencia y Murcia. Comenzaban los seis años del llamado absolutismo de Fernando VII y del mando autoritario de Elío en Valencia.

Durante estos años en Valencia obtendría las condecoraciones de la gran Cruz de San Fernando (concedida el año 1815), la americana de Isabel la Católica (el año 1817), la de Carlos III (en el de1818) y la de San Hermenegildo (en el año 1819); y los títulos, entre otros, de socio honorario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Provincia de Valencia, Gobernador político de la misma, presidente de la Real Audiencia, Jefe Superior de Seguridad Pública, presidente nato del Consejo de oficiales generales, de la Junta de Fortificación, y de la Superior de Sanidad, de la de Agravios, de la Policía, de la Real Academia de Nobles Artes de San Carlos, consiliario de la de San Fernando, inspector de la Compañía de Fusileros, Juez Protector de la Real Maestranza de Valencia, de extranjeros y transeúntes, protector de obras del puerto de Grao etc...


Vista de Alcira. De la obra: Views in Spain by Edward Hanke Locker, London 1824

Dice Rico de Estasen (3) que dedicaba a su trabajo en el despacho de capitanía (situado en el entonces palacio de los duques de Villahermosa frente al palacio Arzobispal) diez o doce horas al día, además se ocupaba de presidir actos, revistar tropas o visitar cuarteles; así que sus ratos de recreo eran los que montaba a caballo, acompañado de su esposa, doña Lorenza de Leyzaur, e hijos y pasear por los jardines del Real. Sus ausencia de Valencia en estos seis años fueron pocas, tan sólo una breve estancia en Alicante en 1816, otra en Madrid para consultar algunas medidas que había tomado relativas a eliminar las exenciones en las obligaciones de alojamientos y bagajes, y los cuatro meses que pasó en su tierra de Navarra en 1818 tal y como comentaré.

Lo más inmediato, al iniciar su etapa como capitán general, fue reconstruir algunos de los edificios destruidos en Valencia durante la guerra, no obstante algunos tan importantes como el Palacio Real estaba tan destruido (lo había sido en 1809 por orden de las autoridades encargadas de la defensa de la ciudad) que decidió no hacerlo, y en su lugar mandó ajardinar la zona. Si que mandó hacer obras en la propia Ciudadela, bastante dañada durante la guerra, en la cual acondicionó varios calabozos; también amplió las torres de Cuarte que servía de prisión (además de esta prisión estaban las de Serranos y las cárceles de San Narciso, situada esta cerca del palacio del Temple).

Otra ocupación de este primer tiempo de su mandato fue cumplir las órdenes del gobierno relativo a indemnización, en lo posible, a los perjudicados por la pasada guerra, especialmente a los labradores en un intento de mejorar la agricultura bastante arruinada por entonces; también la de estudiar las muchas solicitudes de pensiones y recompensas por méritos de guerra.

Pero sin duda su gran quebradero de cabeza fue el bandolerismo, los desertores del ejército y en general la gran cantidad de los llamados mal entretenidos que transitaban por pueblos, ciudades, caminos y montes, además de los que se dedicaban al contrabando y demás delitos contra al administración. Elío publicó bandos, mando instrucciones a los gobernadores, tuvo a su servicio el Consejo de Guerra Permanente, el cual empezó a sentenciar a penas de muerte desde 1815 (al menos en este año comenzaron a ser publicadas algunas de las mismas en el Diario de Valencia), e incluso, a partir de 1819, utilizando la tortura en los calabozos de la fortificación de Sagunto; el resultado es el de una batalla que libró sin escrúpulos convencido de que esa era su misión.


Un mando y un soldado de las compañias de miñones según una lámina de la época. Google Imágenes


Para la persecución del bandolerismo contaba con las compañías de miñones (tropa valenciana creada en 1744 con el nombre de Compañía Suelta de Fusileros o Miñones), con la tropa militar que se desplazaba según requerimientos, con los puestos o comandancias que contaban con diez o doce soldados al mando de un oficial, y así por ejemplo las había en Onteniente, Albaida, Mogente y Alcoy, y el auxilio de confidentes y de las llamadas "rondas de la capa", porque sus componentes llevaban capas largas, y era una milicia ciudadana al servicio de la policía que solía utilizar métodos violentos.

De todas las maneras, y Elío lo sabía, la eficacia de su lucha dependía de la colaboración de los alcaldes y de las justicias de los pueblos, así como de los propios vecinos, ya que las cuadrillas de bandoleros necesitaban de su ayuda para refugiarse en el monte y huir de la persecución de la tropa. Elío insistió en esto cuantas veces creyó necesario, amenazando con fuertes castigos a los que incumplieran sus órdenes También obligó a que cada pueblo organizara las llamadas "rondas", las cuales estaban formadas por vecinos de confianza que armados salían a vigilar el término dos veces al mes, días en los cuales se reunían (en lugares determinados) con las rondas de los pueblos vecinos para intercambiar información y luego enviar la misma al gobernador; sin duda estas rondas hicieron mucho daño a los bandidos al tener que mantenerse éstos escondidos en cuevas y demás lugares del monte.

La importancia del bandolerismo en estos años ha sido destacada por historiadores del siglo XIX como Vicente Boix o Juan Bautista Perales en el siglo XIX, o del siglo XX como Sarthou Carreres (en la gobernación de Xátiva). Manuel Ardit Lucas (4) en su conocida obra sobre estos años se refiere a que entonces tuvo lugar la primera edad de oro del bandolerismo ochocentista. La publicación de un reciente libro de Manel Arcos (5) ayuda a comprender los antecedentes de dicho bandolerismo en estos años y a conocer muchos de los nombres de estos bandoleros.


Dado que se ha perdido casi toda la información de los sumarios instruidos en la Real Audiencia (Sala del Crimen) correspondientes a estos años, las fuentes que nos quedan son las propias órdenes de Elío a los gobernadores y de estos a los corregidores, alcaldes y justicias, y las respuestas de éstos (en los archivos municipales), la información dispersa que se puede encontrar en otros archivos, la de las publicaciones periódicas de la época, sobre todo la del Diario de Valencia sobre notas de Capitanía sobre ejecuciones públicas, los libros de la Cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados y Ajusticiados (hoy en la Biblioteca Valenciana), o algún diario manuscrito como el del presbítero prior de la iglesia de San Juan de Jerusalén Joaquín Centellés (6), que tituló "Efemérides o bien sucesos memorables ocurridos en Valencia desde el 10 Enero de 1801 hasta fin de Diciembre de 1825".

El presente escrito trata sobre dichas órdenes de Capitanía General al gobernador de San Felipe (Xátiva) y pueblos del valle de Albaida sobre bandolerismo, y así por ejemplo el famoso robo en la venta de Mogente, el cual fue llevado a cabo en enero de 1816 por una cuadrilla de nacidos en pueblos del valle de Albaida, aunque también hago referencia a otros asuntos que me han parecido de interés tales como la de los desertores o las solicitudes de pensiones por méritos en la anterior guerra.

AÑO 1814

Restablecimiento del Consejo de Guerra. Se publica la Real instrucción sobre persecución de malhechores. Búsqueda del canonista de Riogordo. Varios individuos presos en las cárceles de San Narciso. Sobre el guerrillero de la Ollería José Bru fusilado por las tropas francesas. Relación de individuos de Ayelo de Malferit que habían servido en la guerra pasada. Robo en el puerto de Beniganim. Sobre visita a cárceles. Varios individuos encarcelados en las Torres de Cuarte. Búsqueda de los autores del robo en el molino de la partida de Hortuna en la jurisdicción de Requena.


Durante la segunda mitad de este año volvió a publicarse la real instrucción del 29 de junio de 1784 sobre persecución de malhechores. También comenzaron a actuar los Consejos de Guerra Permanentes, los cuales estaban formados por oficiales del ejército (el de Valencia presidido por el coronel Gaspar Franco) asesorados por un letrado; los juicios eran sumarios y las penas de muerte se llevaban a cabo públicamente en la propia Valencia, a los soldados se les fusilaba por la espalda en varios lugares tales como el torreón de Santa Catalina, entre las puertas de San José y Cuarte, la plaza de Santo Domingo junto a la Ciudadela, el llamado rincón de la Aduana, y junto a las tapias del huerto de la Corona; a los civiles el garrote en la plaza del Mercado. Los condenados eran asistidos en sus últimos momentos por la citada Cofradía de la Virgen de los Desamparados y Ajusticiados y, luego, sus cuerpos eran llevados al cementerio de Carraixet (7).



La Ciudadela de Valencia, construida junto al convento de santo Domingo, un baluarte defensivo que en aquellos años servía tambien como polvorín. Google Imágenes


De junio de este año es el escrito de Capitanía (8), firmado por Elío y enviado al gobernador de San Felipe (9), sobre la búsqueda de un sujeto llamado D. Guillermo Strach, más conocido por el canonista de Riogordo (Málaga); a Elío le había sido transmitida a su vez por el capitán general de Cádiz D. Juan de Villavicencio en obedecimiento a una real orden de S.M. de 25 de mayo para su detención.

Con fecha de 2 de agosto (c. 132) Elío comunicaba al mismo gobernador que en las cárceles de San Narciso estaban presos e incomunicados varios individuos como consecuencia de la delación del escribano de Bañeres Laureano Ballester y Garrigos; le enviaba las diligencias tal y como le había dicho en su despacho anterior de 16 de junio.

Días después, con fecha del 8 (c. 132), le informaba sobre el estado de la causa que se seguía en Tribunal Especial de Guerra y Marina, sobre la prisión del guerrillero José Brú fusilado por los franceses en Xátiva, al parecer había comisionado a la justicia de Vallada para ciertas averiguaciones, también se menciona al subteniente D. Blas López Oliveros del regimiento de Castropol, el cual había sido encargado con anterioridad de la instrucción (10).

También de agosto es una relación de individuos (c. 132) de Ayelo de Malferit (también fueron enviadas listas de otros pueblos) que habían servido en el ejército en la pasada guerra, los cuales ya con licencia absoluta residían en el pueblo. El alcalde Vicente Calabuig, y en su nombre el secretario Francisco Martínez, firmaba el 3 de agosto dicha lista que incluía los nombres de doce de estos que eran Miguel Belda, Francisco Exea, Josef Vidal y Marti, Pedro Juan Anrruvia, Francisco Armengol, José Mollá y Pla, Juan Bataller, Joaquín Calabuig, Matias Vicent, Salvador Sanz, Andreu Ximenez y Francisco Juan. Añadía que en dicho lugar no había ningún individuo que hubiera reunido guerrillas en la guerra (11).

El alcalde de Benigánim, Joaquín Torres, por su parte escribía al gobernador el 12 de noviembre (c. 128), que en respuesta al oficio que le había enviado podía informar que al ponerse el sol del día 10, en el puerto titulado de dicha villa jurisdicción de Alfarrasi, cuatro ladrones, dos de ellos con arcabuces, y dos con bayonetas, habían robado cien duros a once arrieros casi todos de la propia villa, y que según noticias que le habían llegado los mismos habían cometido otro robo en una tienda de Barcheta.

Otra preocupación añadida al gran numero de bandoleros era el estado de las cárceles. Elío transmitía al gobernador (c. 132) una orden del Supremo Consejo de Guerra de 29 de octubre por la cual debían de hacerse tres visitas anuales a las cárceles, en vísperas de Navidad, Resurrección y Pentecostés, y luego remitir el informe correspondiente. Las fugas de presos eran constantes como veremos más adelante.

Una cuerda de presos llegó a mediados de noviembre a Valencia procedente de San Felipe, ya que Elío escribía al gobernador (c. 132) que había recibido las dos escopetas largas y cuchillos que le mencionaba el propio gobernador en dos oficios anteriores, junto con las diligencias contra Cayetano Rodenes, Pascual Navarro, Salvador Pisant y Severino Giner, los cuales quedaban presos en las torres de Cuarte. Quizá eran los cuatro ladrones a los cuales hacia referencia el alcalde de Benigánim.

Un robo, no de estos días de finales de 1814, sino ocurrido el 14 de marzo de 1812, fue el del molino de la partida de Hortuna en la jurisdicción de Requena. El corregidor de la misma, D. Pablo Jover, escribía al de San Felipe (c. 132) que los autores del mismo habían sido condenados por aquel robo a penas en presidios de Ceuta y Cartagena, pero que Juan García de Jacintón, natural y vecino de Cofrentes se hallaba fugado y se suponía que por allí se refugiaba. Decía el corregidor de Requena que el alcalde de Cofrentes era un hombre de campo y, además, emparentado con el tan Juan García y que, por este motivo, poco se podía esperar de su colaboración, así que pedía al de San Felipe que librase un exhorto de prisión para tal sujeto, y encargase al comandante de fusileros de la propia ciudad o a quien fuera de su agrado para ir a Cofrentes y llevarle preso.

Fernando Goberna. Publicado en la revista Almaig del año 2009.


NOTAS:


(1) José Rico de Estasen: El General Elío. Ediciones Cumbre, Valladolid, 1940.
(2) Además de la citada biografía están, entre otros escritos sobre este general, las obras de Luis Minguet y Alborch: El general Elío y su tiempo, Valencia. 1922; de Juan García Gonzalez: Prisión, enjuiciamiento y muerte del General Elío ( 1820 – 1822), Valencia, 1984; y la de E. García Monerris, C. García Monerris: La nación secuestrada. Francisco Javier Elío. Correspondencia y manifiesto, Valencia, 2008.
(3) Op. cit., p. 88.
(4) Manuel Ardit Lucas: Revolución liberal y revuelta campesina, Barcelona, 1977. p. 235.
(5) Manel Arcos: La senda dels lladres. Bandolerisme als voltants de la serra de Mostalla (1806 – 1839), Valencia, 2009.
(6) Biblioteca de la Universidad de Valencia: Varia, 88.
(8) Manel Arcos: Op. cit.. pp. 69 – 70.
(8) Archivo Municipal de Xátiva: Correspondencia Oficial, Caja 132 (las siguientes referencias de esta misma sección de documentos de este archivo las colocaré entre paréntesis en el mismo escrito sin utilizar las notas).
(9) Era gobemador en funciones el militar D. Francisco Julián Pérez de Cañas, al poco tiempo fue sustituido por D. Manuel de La Cruz el cual lo fue hasta el nombramiento del brigadier de infantería D. Wenceslao Prieto de la Rosa en 1817.
(10) Este José Bru era natural de Ollería, y seguramente fue hecho prisionero por las tropas francesas en Vallada. Fue arcabuceado en La Alameda de Xátiva el 11 de abril de 1812. Véase en la revista Almaig (Ontinyent. 2008) mi escrito: Las tropas francesas durante la ocupación de San Felipe (Xàtiva) y pueblos del valle de Albaida en la Guerra de la Independecia (desde enero de 1812 a julio de1813), pp. 12-13.

(11) Esto no era enteramente cierto ya que Francisco Armengol sí que se había destacado en el mando de guerrillas, luego, durante el llamado Trienio Liberal estaría al mando de una partida realista en las montañas navarras, dando muerte al famoso coronel Cruchaga que le perseguía (este militar también se distinguió en la Guerra de la Independencia). Véase mi escrito, en el libro-programa de las Fiestas Patronales de Aielo de Malferit, Sobre la intrigante vida de Francisco Armengol. Nacido en Ayelo de Malferit en 1785. Guerrillero de la Guerra de la Independencia, conspirador y jefe de una partida realista en el Trienio Liberal.

1 comentario:

  1. Bon treball Fernando!! Gracies per recollir passos de la nostra historia!!!

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