Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


martes, 8 de octubre de 2024

El dominico Jaime Bleda y su estancia en Aielo entre los años 1593 y 1594 para hacerse cargo de la rectoria de moriscos. Por Fernando Goberna. (Continuació II)

 

 Los moriscos vivían en pobres cases hechas, de piedra, cañas y una especie de yeso que hacían, aunque si que es verdad que dichas Construcciones tenían algunos elementos destacables tal i como el Deán Ortiz menciona en si “Vitruvio Español”, uno de estos eran las bovedillas que construían sin ninguna armadura de madera, pues las hacían tabicadas con ladrillos puestos de plano unidos por una especie de yeso. Dentro de estas cases apenas tenían mueble, pues casi siempre se sentaban a la morisca en el suelo encima de algún lienzo cruzado las piernas.

Su alimentación principal era el grano que tostaban en los Hornos que fabricaban con piedras, las hortalizas, la carne de cabra, el pan de higo que hacían con el fruto de la higuera mezclado con almendras, y frutas; si podían también comían pescado como abadejo, bacalao y sardinas. La mayor parte de ellos se dedicaban a la agricultura, y si tenían buenas cosechas vendían parte de estas en otros lugares, de ahí que otro oficio común entre ellos fuera el de arriero o trajinante, aunque también los habísa molineros, tejedores de lino, sogueros, alpargateros, olleros, zapateros y albéitares, pues tenían un gran aprecio por los asnos y machos a los cuales cuidaban y adiestraban con esmero, también hacían ellos mismos sus hoces almohazas y hachuelas; las mujeres hilaban y tejían lienzos. Sus vestidos de poco valor así solían llevar greguescos de lienzo o de estameña azul y camisa, y las mujeres almilla de color y una saya; en general iban muy descuidados, aunque las jóvenes solían ir limpias y peinadas.

Su lenguaje era el habla algarabía ya por entonces muy mezclado con romance (Valenciano). De sus antiguas fiestas religiosas mahometanas apenas quedaban algunas, y era una lucha la que tenían los vicarios para tratar de sustituirlas por las católicas; eran también muy aficionados al baile acompañados por instrumentos hechos por ellos mismos tales como sonajas, dulzainas y laúdes y asimismo eran muy supersticiosos y crédulos en coses de brujas y hechiceros; se decía de ellos que nacían con la mentirá en la boca y con el hurto en la mano. Programa festes 2010. (Extracte)

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