Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


miércoles, 31 de agosto de 2011

Riquezas que tuvo la Parroquia de Ayelo de Malferit (I)



Retrato de José Esteve Bonet (cuadro de Agustín Esteve que se encuentra  en la Real Academia de San Carlos de Valencia. De la obra citada de Antonio Igual Úbeda)


La imagen de la Dolorosa del célebre escultor José Esteve Bonet


El imaginero valenciano del siglo XVIII José Esteve Bonet (1741-1802) fue un escultor nacido en la propia ciudad de Valencia, el cual debe su celebridad al extraordinario número de obras de gran calidad artística que dejó en Valencia, en España y aun fuera de ella. Durante buena parte de la segunda mitad del siglo XVIII el taller de Esteve tuvo una actividad que asombra por 1o copiosa que fue. Junto con el maestro trabajaron en este taller numerosos discípulos, oficiales y aprendices que siguieron su estilo.

La noticia de que la parroquia de Ayelo tuvo una imagen suya de la virgen de los Dolores nos llenó de alegría al señor Francisco Arroyo, tan conocedor de todo lo relacionado con el arte religioso, y a mi aunque lamentablemente no sabremos nunca como fue esta imagen por haber sido destruida en el año 1936, y no haber quedado, que conozcamos nosotros, ningún documento gráfico de la misma. Del señor Francisco Arroyo partió la idea de que escribiera algo sobre esta imagen de Esteve que estuvo en la parroquia de Ayelo, y que él me asesoraría en lo que pudiera, y así ha sido.

De cuando y como llegó esta imagen a la parroquia, de su destrucción, y de porque se salvó el rico manto de terciopelo azul, que es el que actualmente lleva la nueva imagen, trata 1o que sigue a continuación.


Algunos datos biográficos del escultor Esteve.


Nació, como hemos dicho, en la ciudad de Valencia en 1741. Sus primeros maestros fueron los hermanos Vergara, José, que era pintor, e Ignacio que era escultor, ambos importantísimos artistas valencianos del siglo XVIII. De Ignacio aprendería Esteve la elegancia que tendrían sus esculturas (l). Estos años de aprendizaje de Esteve son unos años en los que en Valencia se estaba creando el ambiente artístico de lo que más tarde sería la Real Academia de Nobles Artes de San Carlos (fueron aprobados sus estatutos por el rey Carlos III en el año 1768), y en cuya creación fueron fundamentales los hermanos Vergara (también nuestro paisano, el deán Ortiz, participó entonces de este ambiente artístico, y tuvo amistad con los hermanos Vergara).

Imagen de San Esteban (se halla en la parroquia de Valencia de la que es titular. Fue la última imagen que esculpió Esteve (foto de Francisco Arroyo)
Durante estos años, en 1762, Esteve pasó a trabajar en el taller del escultor Francisco Esteve, al cual consideraría siempre como su segundo maestro, en cuyo taller, que estaba en la plaza de las Barcas, aprendió bien el arte de la escultura, y ese particular estilo barroco que daba a sus imágenes. Algunos años más tarde empezó a trabajar por su cuenta en un taller propio que estaba en la actual calle del Hebraísta Pérez Bayer esquina con la calle del Emperador. En estos años Esteve tenía una continua relación con la Real Academia de San Carlos, en la cual había presentado algunos de sus trabajos. En 1772 fue nombrado académico de esta Real Academia valenciana, y dos años después tenía el cargo de teniente director honorario de escultura.

En este mismo año de 1774 hizo un primer viaje a Madrid, recorriendo Segovia, la Granja, el Pardo y Aranjuez con la finalidad de conocer las obras del grupo de escultores que los Borbones trajeron de Francia. En aquel Madrid del rey Carlos III en el que proyectaba sus obras el arquitecto Ventura Rodríguez, y en el que la escultura neoclásica podía ser estudiada en plena calle por las fuentes y grupos escultóricos que se erigían entonces, y que hoy son uno de los atractivos de esta ciudad, Esteve tuvo la oportunidad de observar todo esto para formar su propio estilo en la escultura. Además, en la fábrica de porcelanas del Buen Retiro conoció la técnica del célebre taller napolitano de Capodimonte, cuyas figuras de carácter religioso o mitológico, sus graciosos grupos de niños o sus delicadas composiciones chinescas, de brillante y caprichosa policromía, iban a influir en su arte.

Regresa a Valencia en octubre de 1774, continuando con su actividad en la Academia de San Carlos, donde es nombrado ese año teniente de escultura, luego, dos años después, teniente director de escultura, y en febrero de 1781 director, para finalmente llegar, en diciembre de ese mismo año, a ser nombrado director general de la Academia. Al mismo tiempo trabajaba en su taller de forma incansable y sus obras iban siendo ya conocidas en España. Los encargos que tenia para parroquias, conventos etc..,eran muchos, y Esteve iba anotando las fechas y demás datos de estos encargos en un libro, el cual será, como veremos, fundamental para conocer muchas de sus imágenes, como la que hizo en febrero de l782 para la parroquia de Ayelo. En el taller, cuyo obrador estaba en el fondo de la planta baja, y en el cual le ayudaba ya su hijo José, además de oficiales y aprendices como hemos dicho, Esteve realizaba los modelos en barro, luego vigilaba su realización definitiva en madera, y daba los últimos toques y atendía a su policromado.

En el verano de l783 realizó Esteve un segundo viaje a Madrid en compañía del también académico de la San Carlos, el grabador Manuel Monfort. En este viaje hizo diversos estudios de escultura, relacionándose, además, con sus amistades en la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. De entonces data el encargo que le hizo el príncipe de Asturias, el primogénito del rey Carlos III y futuro rey Carlos IV, de realizar diversas figuras alusivas a oficios y trajes valencianos para un monumental nacimiento (al estilo napolitano) que se le estaba haciendo. Con este encargo regresó a Valencia.


Detalle de una Dolorosa de Esteve: la Virgen de los Dolores con el hijo en brazos que hizo para los frailes agustinos del convento de San Sebastián de Xàtiva. Foto: cofradedolorosa.blogspot.com 
Volvió a la Corte a fines de 1789 para entregar al, por entonces ya rey Carlos IV las figuras que le encargara para su nacimiento. El rey le distinguió con el titulo de escultor de Cámara honorario. Durante esta nueva estancia en Madrid, que fue más larga que las anteriores, realizó algunos encargos para iglesias madrileñas. Por entonces nuestro paisano el canónigo Ortiz era ya académico de honor de la Real Academia de San Fernando, y es muy posible que se encontraran ambos en alguna ocasión en el edificio de dicha academia en la calle de Alcalá, además su segundo hijo, Rafael Esteve Vilella, que seria célebre grabador y tiene calle dedicada en Valencia, años después grabó una de las láminas incluidas en la obra del canónigo sobre el teatro de Sagunto, obra que se publicó en 1807.

Fue precisamente para acompañar a su hijo Rafael, que había sido pensionado por la Real Academia de San Carlos para estudiar en la de San Femando de Madrid, cuando Esteve hizo su último viaje a Madrid en la primavera de 1795. En los últimos años de su vida, en 1799, hizo un breve viaje a Cartagena con el fin de entregar un trabajo, aprovechando el viaje para visitar la región murciana. En marzo de 1802 cayó gravemente enfermo, y aunque se repuso algo retirándose a descansar a una casa que tenía en Godella, en los primeros días de agosto de ese año dejaba de existir.

Su obra ya hemos dicho que fue copiosísima, y podemos destacar, de fuera del Reino de Valencia, 1a imagen que hizo de Nuestra Señora de la Definición para la cartuja de Jerez (hoy en la catedral de Cádiz), la de la virgen de la Merced para el convento de la Merced de Palma de Mallorca, dos imágenes, de San Joaquín y Santa Ana, para los Escolapios de Madrid, una Santa Leocadia y una imagen policromada de Nuestra Señora de la Merced para la ciudad de Toledo, un San José para la catedral de Sevilla; y en el extranjero una Asunción para la ciudad de Marsella. En el Reino de Valencia, que es donde quedó la gran parte de su obra, para el convento de monjas carmelitas de Onteniente esculpió una virgen del Carmen con trono y cuatro serafines (fue en el año 1780 por mediación del padre carmelita Elías Reig), para el altar mayor de la Colegiata de Játiva hizo el retablo con la imagen de la titular Nuestra Señora de la Seo, una Dolorosa con su hijo en brazos para el convento de los Agustinos, y un Cristo atado a la columna para los frailes de Sto. Domingo; para la propia ciudad de Valencia, las dos estatuas de mármol de los Stos. Vicentes en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, para la Catedral una purísima con la decoración de su capilla, el altar de la capilla de Sto. Tomás de Villanueva, y la imagen procesional de San Vicente Mártir, y por último, pues no acabaríamos nunca, para la parroquia de San Esteban el altar mayor con su titular, que por cierto fue su último trabajo (hoy puede contemplarse en esta iglesia, ya que se salvó de su posible destrucción al ser trasladada al museo de San Carlos, en la calle del Museo, en donde quedó en custodia durante la guerra del 36, y terminada ésta ser devuelta a su iglesia).

Retablo en madera dorada formada por tres cuerpos en el Real Convento de Sto. Domingo (plza. Tetuán, Valencia). Realizado por José Esteve Bonet entre 1781 y 1788. Foto: J. Díez Arnal


La imagen de la Dolorosa para la parroquia de Ayelo.


El hallazgo de ese libro manuscrito de Esteve al que hacíamos referencia, en el cual el escultor iba anotando los encargos y otros detalles de su trabajo, fue decisivo para atribuirle muchas de las imágenes que esculpió. Este libro, manuscrito como hemos dicho y con tapas de pergamino, perteneció, junto a otros papeles y documentos del escultor, a un descendiente suyo, Miguel Marti Esteve, el cual llevaba el siguiente encabezamiento:


EL LIBRO DE LA VERDAD
Jesús, María, Joseph
Con el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, de María Santísima y del Patriarca Señor San Joseph que me avissan con su Divina Gracia en la vida y en la Muerte Amén, pues así lo suplica Joseph Esteve.
Memoria o Nota de las Asiendas que voy trabajando y el valor por lo que las he ajustado, para donde son, y los Dueños de ellas. Empezando desde el día en que tomé Estado de Matrimonio con Josefa Vilella, siendo ella de edad de 17 años y yo Josef Esteve de edad de 2I años que fué día 6 de Mayo de 1762.
Primeramente, como yo me casé estando en  Comª de mi Segundo Maestro Francº. Esteve tuvimos el trato que aviamos de partir de las asiendas y ser iguales en Gasto y Ganancia, y notando la metad que a mí me tocava.

A continuación Esteve fue anotando día a día la conclusión de cada uno de sus trabajos, el tema, el tamaño, el comprador y el precio, además de otros detalles de interés. La existencia de este libro fue conocida en los años treinta de este siglo, al dejar este descendiente suyo que un amigo copiara el libro, lo cual hizo acudiendo a su domicilio durante días, este amigo se llamaba Francisco Morote Chapa. Posteriormente, y ya en posesión de la copia, Morote Chapa sabedor de que su amigo, el que sería erudito en temas de arte valenciano, Antonio Igual Úbeda, estaba interesado por entonces en el escultor Esteve, sobre el cual quería escribir su tesis doctoral, le proporcionó la copia que tenía del Libro de la Verdad para que le sirviera de ayuda en su tesis doctoral. En esto estaba cuando llegó la Guerra Civil de 1936, en cuyos primeros meses fueron destruidas muchas de las imágenes de Esteve que estaban en
iglesias y conventos valencianos.

Terminada la guerra se dio cuenta Igual Úbeda que unos años antes hubiera sido factible reunir en un libro la práctica totalidad de las imágenes de Esteve fotografiadas y catalogadas, pero ya era tarde. No obstante persistió el erudito en su empeño de publicar un libro sobre el escultor, pero para ello necesitaba cotejar la copia que afortunadamente tenía del Libro de la Verdad, con el original para ver si su copia tenía erratas.

Vitola de puro con el retrato de José Esteve. Foto: todocolección.net
Había muerto poco antes de terminar la guerra el descendiente del escultor que tenía en propiedad el libro mencionado, y dado que no era posible por entonces volver a consultarlo (años después se enteraria de que el Libro de la Verdad se había perdido, adquiriendo así su copia un valor inestimable), Igual Úbeda se tuvo que conformar con la copia que tenía, decidiendo, no obstante, seguir con su estudio sobre el escultor. Así pues, y con el fin de comprobar qué imágenes de Esteve se habían salvado teniendo como referencia su copia del Libro de la Verdad, envió centenares de cartas a pueblos de Valencia, España, e incluso del extranjero, con el fin de pedir noticias sobre las imágenes de que tenía constancia. En las cartas adjuntaba un cuestionario con preguntas sobre si la imagen en cuestión existía todavía o por el contrario había sido destruidas, o si al menos disponían de alguna fotografía o referencia gráfica. Generalmente las cartas iban dirigidas al alcalde, al maestro de primeras enseñanzas, y sobre todo a los párrocos. El resultado fue bastante desalentador porque muchas habían sido efectivamente destruidas, y no quedaba vestigio gráfico alguno, y en muchos casos, para sorpresa de Igual Úbeda, los párrocos se enteraban entonces de que en su parroquia había habido una imagen de Esteve; de todas formas sí que consiguió algunas fotografías, aparte de valiosa información. Con todo esto Igual Úbeda pudo presentar su tesis doctoral en 1957, la cual, posteriormente, tomó forma de libro editándose en 1970 (2).

En dicho libro, Úbeda tuvo el acierto de incluir la copia que tenía del Libro de la Verdad, y es por esto que tuvimos noticias sobre esta imagen que había esculpido para la parroquia de Ayelo. En efecto, es en el asiento correspondiente al 5 de febrero de 1782 Esteve anotaría lo siguiente en dicho libro:

Día 5. Una Dolorosa de 6 Pals. para Ayelo deMalferit para vestir por medio de Sr. p. Franº Valsedo, 22 l. 6 s.

Por los datos biográficos que hemos dado anteriormente, en este año de 1782 en el cual terminó esta imagen para la parroquia de Ayelo, pues cabe suponer que en esta fecha ya la había entregado pues anota el precio de 22 libras y 6 sueldos (el sueldo era la vigésima parte de la libra), Esteve acababa de ser nombrado director general de la Academia de San Carlos (lo era desde diciernbre de l78l ), y no había emprendido su segundo viaje a Madrid (fue en el verano de 1783), es decir en la plenitud de su trabajo como escultor y cuando ya era conocido en el Reino de Valencia e incluso en España.

Sobre las características de la imagen, la medida de 6 palmos corresponde aproximadamente a metro y veinticinco centímetros, ya que la antigua medida de longitud del palmo era de 2l cm (cuarta parte de
la vara).

Talla en madera de S. Vicente Ferrer de niño, de J. Esteve Bonet. Iglesia S. Esteve (valencia). Foto: Wikipedia.
Algo que llama la atención es que el encargo fuera del Sr. D. Francisco Valsedo, ya que siempre se había dicho en el pueblo que el altar de la Dolorosa había sido costeado por el Marqués de Malferit. La explicación debe de estar en que, tal como anota Esteve, el Sr. D. Francisco Valsedo fuera el mediador en este caso del marqués de entonces D. Salvador Roca y Pertusa (es posible que fuera un notario apostólico que consta con este mismo nombre por estos años en Valencia), ya que no era corriente que en aquella época los nobles hicieran los encargos personalmente (3).

Era párroco en Ayelo por entonces el Dr. Félix Vicedo, el cual se había hecho cargo de la parroquia en el año 1758 (4) tras la muerte de su antecesor el Dr. Patricio Ferrer (5). Este Dr. Félix Vicedo seria pues el que, posiblemente en ese mismo mes de febrero de 1782, recibió la imagen de la Dolorosa traída desde el taller de Esteve hasta el pueblo seguramente en un carro. Llevada al templo sería bendecida y colocada en lo que antiguamente fue capilla al lado izquierdo del altar mayor (sería ésta probablemente la antigua capilla de la comunión antes de que se construyera la actual que data de la primera mitad del siglo XIX). Esa misma Semana Santa de este año de 1782 ya debió de ser objeto de devoción.

Esta imagen tendría hoy un valor incalculable si no hubiera sido destruida a finales de julio de 1936.

Fernando Goberna. Publicado en el Libro de Fiestas del año 1998.


NOTAS:
(1) Sobre el escultor José Esteve Bonet puede consultarse de Antonio igual Ubeda: Escultores valencianos del siglo XVIII en Madrid,  Valencia, 1968; y José Esteve Bonet. Imaginero valenciano del siglo XVII Vida y obras, Valencia, I97l.
(2) Véase la nota anterior.
(3) Otra posibilidad es que fuera un error en la copia del Libro de la Verdad que tenía Esteve, y que en el original constara en realidad del nombre del cura de entonces en la parroquia de Ayelo, el Dr Félix Vicedo.
(4) Archivo Municipal de Ontinyent: sección de protocolos, libro del escribano de Ayelo Francisco José Martínez y Vicente del año I758 (escritura de fecha 30 de mayo sobre la toma de posesión como rector de la parroquia de Ayelo del Dr. Félix Vicedo ).
(5) Durante los años en los que estuvo de párroco en Ayelo el Dr. Patricio Ferrer se construyó e1 templo parroquial, siendo trasladada solemnemente la imagen del Santísimo Cristo desde la iglesia vieja al nuevo templo el 15 de julio de 1743.


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