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lunes, 28 de marzo de 2011

Recuerdos de un médico de Ayelo de Malferit (I)





Un día dos de febrero de ahora hace cincuenta años llegué por primera vez a Ayelo. Era el año 1940, yo tenía treinta años, y venía a ocupar, de forma interina, una plaza de médico titular que estaba vacante. El aspecto que ofrecía el pueblo entonces era el de la miseria y desolación propias de la postguerra.

Pero antes de continuar, he de relatar los hechos anteriores de mi vida, y las circunstancias por las cuales vine de médico a Ayelo.

Nací en Casas Ibáñez (Albacete) en 1909; de allí era mi madre, siendo mi padre un comerciante de origen catalán que se había establecido en dicho pueblo. La familia llegó a ser numerosa, pues fuimos diez hermanos (yo el séptimo), más otro hermano mayor que murió sin yo llegar a conocerle.

Entre los recuerdos que tengo de los primeros años de mi vida, están los de haber viajado en diligencias de caballos en su trayecto desde Casas Ibáñez a Requena, con parada en el pueblo de San Isidro en donde estaba la posta para cambiar el tiro de cuatro caballos que llevaban; luego se tomaba el ferrocarril en Requena para ir a Valencia, pues lo cierto es que la vida de Casas Ibáñez y los pueblos de alrededor se dirigía por entonces casi más a Valencia que a la propia Albacete.

Mis primeros estudios los hice, por lo tanto, en Valencia: en la academia Cavanilles que estaba en la calle del Palau; aunque esto duró poco tiempo, ya que luego los continué en una academia de Albacete que regentaba un maestro llamado D. Macedonio.


En la academia de D. Macedonio en Albacete (hacia 1924). Yo soy el primero por la izquierda en la fila de arriba

Decidido a estudiar la carrera de medicina, hice el preparatorio de ciencias en Murcia, para en el año 1926 trasladarme a Madrid en donde formalicé la matrícula del primer curso en la facultad de medicina de San Carlos.

La facultad de medicina de San Carlos contaba en aquellos años con extraordinarios profesores, y de los de primero y segundo curso (que fueron los que yo estudié en esta facultad), puedo citar al Dr. Negrín en fisiología (luego fue presidente del gobierno de la República durante los años de la guerra), y al Dr. Tello en histología, el cual había sido discípulo de D. Santiago Ramón y Cajal.

En Madrid me hospedaba en una pensión de la calle del Pez, desde donde iba diariamente a la facultad. Por entonces, los estudiantes estaban llevando a cabo un serie de manifestaciones y huelgas en contra de la dictadura de Primo de Rivera, hechos de los que fui testigo. Como consecuencia de todo esto se clausuró la universidad de Madrid por orden gubernativa en el año 1928, y esta es la razón por la cual tan sólo pude estudiar los dos primeros cursos en esta facultad, ya que, por consejo de mi padre, decidí continuar la carrera en Barcelona.


La antigua Facultad de Medicina de San Carlos en las calles Atocha y Santa Isabel de Madrid. En la actualidad alberga el Instituto Nacional de Administraciones Públicas y elColegio Oficial de Médicos. (Foto: Carlos Viñas)

Así pues, en 1929 me trasladé a Barcelona para matricularme en el tercer curso de medicina de aquella universidad. También contaba la facultad de medicina de Barcelona de entonces con un renombrado grupo de profesores; tales como D. Agustín Pedro Pons en patología digestiva, el Dr. Pi y Suñer en fisiología, los hermanos Trias (Joaquín y Antonio) en cirugía, y el Dr. D. José María Baltrina en urología (discípulo suyo fue el Dr. Antonio Puigvert). También hay que decir que, además de ser excelentes profesores, casi todos eran muy catalanistas y daban bastantes clases en catalán, lo cual significaba una dificultad añadida en mis estudios.

El ambiente de Barcelona era por entonces también de gran agitación social. Yo residía en una pensión de la calle Valencia, y recuerdo como, junto con otros estudiantes, iba a comer a una casa de comidas llamada Andreu que estaba en la misma calle Valencia esquina a la de Aribau, cuyo dueño nos trataba de forma familiar, haciéndonos el favor de dejar la persiana de su establecimiento no bajada del todo para que pudiéramos pasar a comer en los días de huelga general tales como el 1º de mayo.

Mi primera tarjeta de colegiado al acabar la
carrera de medicina
Entre 1930 y 1931, mientras estudiaba el cuarto curso de medicina, realicé el servicio militar como soldado de cuota (es decir con la instrucción militar previamente aprendida) en el regimiento de montaña de Montjuich. Estando allí ocurrió, a finales de 1930, la sublevación militar de Jaca en favor de la república; nuestro regimiento estuvo acuartelado y a punto de salir para ayudar a sofocar la rebelión, cosa que no llegó a ocurrir porque la misma duró muy poco (poco después fueron juzgados sumariamente los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández por aquellos hechos, siendo fusilados a continuación convirtiéndose así en unos mártires de la República). El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República Española, y recuerdo como en el patio de armas del regimiento estábamos en formación para el cambio de la bandera monárquica por la republicana, cuando, en un momento determinado de la ceremonia, pude escuchar (yo era sargento entonces) que un teniente le decía por lo bajo a un capitán: "¡para lo que va a durar esto!" todo un augurio de lo que luego pasaría. Hice, pues, el servicio militar siendo soldado de la Monarquía, para terminar siéndolo de la República.

Durante los dos últimos cursos de la carrera fui ayudante interno en el hospital de la Santa Creus y Sant Pau. Allí hacíamos guardias médicas un grupo de estudiantes que estábamos a punto de terminar la carrera, cobrando por esto 40 pesetas al mes, y, además, con la oportunidad de aprender de las enseñanzas de prestigiosos profesionales de la medicina, como era el caso del Dr. Corachán, famoso cirujano que era natural de la localidad valenciana de Chiva, en donde comenzó sus estudios siendo un simple barbero (discípulo suyo fue el Dr. Trueca). Precisamente, un hijo del Dr. Corachán llamado Manuel fue compañero mio por entonces en este hospital (luego moriría en la guerra siendo médico-militar), como también lo fue el Dr. Barceló, conocido reumatólogo. Entre los recuerdos que tengo de mi asistencia a este hospital están los de ver la pobreza de los andaluces y castellanos que llegaban a Barcelona para mejorar sus condiciones de vida, muchos de los cuales, cuando enfermaban, eran atendidos allí.

La carrera de medicina la terminé en 1933, y a continuación me inscribí en el Colegio de Médicos de Valencia, así como también en el de Albacete. Mi primer trabajo como médico fue en Alborea, durante seis meses de forma interina, y esto fue a instancias de mi padre que tenia allí algunas amistades. Luego estuve también varios meses en Millares como médico de los trabajadores de la Hidroeléctrica. Ya en 1935, volví de nuevo a Barcelona para realizar un curso práctico para sanitarios en el Instituto Provincial de Higiene de esta ciudad, por el cual, una vez aprobado, ingresé en el escalafón de A.P.D. (Médicos Titulares de Asistencia Pública Domiciliaria) con fecha de 1 de marzo de 1935.


Hospital de la Santa Creu y Sant Pau en Barcelona. Edificio modernista del arquitecto Lluís Doménech, se acabó de construir en 1929 y actualmente presta servicio como hospital universitario. (Foto: Údiga.Revista Multitemática Virtual)

Sin embargo, mi intención era obtener también el título de doctor, por lo que, en este mismo año de 1935, volví de nuevo a Madrid para realizar allí el curso de doctorado. Este curso lo daban personalidades tan importantes como el Dr. D. Gregorio Marañón (la endocrinología), el Dr. Gustavo Pitaluga (la parasitología tropical), el Dr. García del Real (la historia de la medicina), y el Dr. Peña (la urología).

La tensión política se iba incrementando en Madrid notablemente por aquellas fechas, sobre todo después de las elecciones de febrero de 1936 en las cuales ganó la coalición del Frente Popular. Yo residía en una pensión de la plaza de Pontejos (detrás de Gobernación), en la cual estaba también el cuartel de los guardias de asalto (cuerpo de policía creado por la República); pues bien, era tal la controversia política que existía entonces, que llegamos a decidir en la pensión no hablar nada de la situación del país para evitar las continuas discusiones. De entonces recuerdo, por ejemplo, el haber visto en la calle Fuencarral como venía un grupo de violentos falangistas, y al cruzarse con ellos dos jóvenes que probablemente les dijeron alguna cosa, la emprendieron con ellos a golpes hasta darles una paliza; o también otro día (creo recordar que fue en aquellos días de febrero en los que se conoció el resultado de las elecciones), salíamos mi amigo Ángel Nogales y yo del hospital de la Cruz Roja que estaba en la calle de Cuatro Caminos, cuando vimos en la plaza del mismo nombre una gran humareda que provenía de un convento de monjas de clausura al que unos incontrolados habían prendido fuego. Asimismo, recuerdo haber visto desfilar en aquellos días por el paseo de la Castellana a las Juventudes Socialistas Unificadas.

.../... continuará

Raimundo Goberna. Opúsculo publicado por el Ayuntamiento de Aielo de Malferit en 1990.

sábado, 26 de marzo de 2011



SOBRE LA I DEL NOM D’AIELO DE MALFERIT

per
Ximo Juan-Mompó Rovira


Per diferents motius, sempre lamentables, la recuperació social del valencià ha passat i passa per moments difícils. Durant els últims anys del franquisme es veia una possibilitat de futur; però quan començà el període anomenat «la transició», alguns grups polítics o socials que temien, egoistament, que la recuperació del valencià fera perillar l’estatus preeminent del castellà ordiren una nova estratègia per a combatre la recuperació de l’idioma del vell Regne de València. Van optar per entrebancar-ne l’ús fent creure als valencians que usar la seua llengua els comportaria problemes seguit seguit. Això es concretà, fonamentalment, en la reprovació de l’ortografia valenciana que venia usant-se de manera unitària i acordada almenys des de principi de la II República, des de l’acord gramatical conegut com les Normes de Castelló (1932).


Però a espentes i redolons, la normativa ortogràfica valenciana, la mateixa que durant la postguerra havien ensenyat en Lo Rat Penat valencians il·lustres com el mestre Carles Salvador (que, recordem, havia exercit la docència a Aielo), va anar imposant-se. I un dels punts que regulava era el de l’escriptura de la vocal palatal /i/ i de la seua variant contextual /j/ (mediopalatal fricativa sonora: rei, feien). Cal afegir que entre eixa vocal i la seua variant con-textual s’establia la mateixa relació que la que hi ha entre la vocal /u/ i la seua variant contextual /w/ (bilabiovelar fricativa sonora: beu, beuen).  Vist això, podem dir que la lletra i de tindrem i la de hiena no presenten cap oposició significativa, i que la lletra u de humà i la de huit, tampoc.

Segons eixa realitat fonètica i fonològica, ja des de les obres del gramàtic Pompeu Fabra, a principis del segle XX, es defenia la necessitat d’estalviar-se lletres innecessàries. Per això es propugnava l’eliminació de la lletra i grega (y), que s’havia escrit en valencià de manera vacil·lant des de finals de l’edat mitjana (i també en castellà: yglesia etc.). La posició era lògica: si escrivim ull, peu i peuet, sense recórrer a una lletra distinta per als dos últims mots (fet que hauria generat pew i pewet), no calia mantindre la distinció fill, rey, reyet. Si hi parem atenció, el castellà havia actuat en un sentit parcialment idèntic: mantenia la y en rey i hoya, però no en reino.


El gramàtic Pompeu Fabra defenia la necessitat d’estalviar-se lletres innecessàries. Per això  propugnava l’eliminació de la lletra"y", com ja havia fet el castellà en alguns casos (iglesia per yglesia ). Foto del autor

El problema és que eixa reforma de l’ortografia valenciana sorgia tard, perquè la nostra llengua havia quedat postergada després del període esplèndid medieval, i, encara més, perduda l’època foral; els altres idiomes romànics havien recorregut el tortuós camí de la simplificació molt abans, des dels incís del renaixement, i més tard. Només per citar els canvis produïts en l’ortografia castellana, esmentarem el de la x per la j (Ximeno per Jimeno, texa per teja), la ç per la z (açúcar per azúcar) o, ja en el segle XVIII, el de la v per la b etimològica llatina (amávamos passà a escriure’s amábamos, havían a habían, hava a haba, Córdova a Córdoba etc.). En italià, encara més tard, s’aplegà a una acord tan sorprenent com l’eliminació de la lletra hac (umanesimo etc.).

Precisament per eixa tardança, van sorgir sovint veus discrepants, que no veien bé tal acord ortogràfic o tal altre. En el cas valencià, com hem dit adés, s’hi va mesclar, a més, la política, amb el propòsit d’entrebancar la recuperació social de l’idioma enfrontant els valencians per lletres, accents o paraules. Cal admetre que, a nivell social, que s’escriga feya o feia no fa bullir la sang a ningú, però sí si es tracta d’escriure topònims, per la càrrega emotiva que comporten. Moltes persones, indiscutiblement de bona fe, es planyen dels canvis en els topònims: sempre hem vist escrit Ayelo, o Benifayó o qualsevol altre nom, i ara ens pot sorprendre i entristir haver-los de canviar. És com si trobàrem que es reforma un carrer del poble, del qual s’elimina algun tret peculiar i pintoresc, i no ens hi acostumàrem i enyoràrem la disposició anterior i familiar. Però curiosament eixe descontent no ha sorgit quan el canvi de topònim no ha contradit una certa tradició assentada en castellà: per exemple, Albaida va substituir Albayda ja fa temps (variant ortogràfica aquesta amb una tradició indiscutible) i això no ha generat massa controvèrsia social a l’antiga capital de la Vall. O altres modernitzacions: Alcúdia de Carlet passà a dir-se l’Alcúdia, sense tampoc suscitar tensions. Què va ocórrer quan Badaxoç passà a dir-se Badajoz, o Córdova esdevingué Córdoba? Qui se’n recorda?

Una altra qüestió suscitada: els canvis en l’ortografia d’una llengua han d’afectar només els mots comuns, o també els propis? Si es decidix que cal escriure amic i no amich, com feien els antics (ells escrivien antichs), o cristià i no christià, haurem d’escriure també Alberic i no Alberich, Marc i no March, Tomàs i no Thomàs? Jo crec que la modernització sempre obeïx a criteris pràctics, i que per a la majoria dels usuaris d’una llengua com més simples i universals siguen les normes, molt millor. Actuar en sentit contrari, és a dir, voler preservar grafies arcaiques en onomàstica de lloc (toponímia) o de persona (antroponímia) només induïx a errades constants (quantes voltes no hem sentit pronunciar malament el cognom de l’illustre poeta valencià Ausiàs March, seguint la lectura anglesa o castellana?). Per tant, si la reforma ortogràfica va acordar simplificar l’escriptura de la i llatina i la de la i grega, reduint-la en totes les posicions a la lletra i, això no ha d’aplicar-se solament als mots comuns (noms, adjectius, verbs), sinó també als propis, en els quals entra el nostre: Aielo. És cert que alguns aieloners lamenten sincerament eixa decisió, pensem que sobretot per motius sentimentals; però estem convençuts que és un pas avant pel bé del valencià, perquè, fent coherent el seu ús i simplificant-lo, s’enfortix socialment. Ens ho hauríem de prendre com una reforma urbanística: hem vist la que s’ha executat a l’Eixample. A uns pot agradar, a altres no tant, segurament perquè s’identifiquen amb el paisatge que han conegut i viscut durant la seua infantesa, joventut, maduresa… Siga com siga, s’ha fet seguint criteris racionals i d’ací a uns quants anys també serà l’Eixample «de tota la vida».

Ximo Juan-Mompó Rovira

miércoles, 23 de marzo de 2011

CARRERS D'AIELO: C/ Primicias


El carrer Primicias des de la Plaça del Palau

En l’últim article publicat en este apartat dedicat als carrers d’Aielo de Malferit, completarem la presentació del complicat entramat que forma el barri del Fondo. 

Hui parem l’atenció en un carrer molt a prop, actualment anomenat carrer Primícies

Segons documentació de meitat del segle XIX el carrer Primicies s’anomenava carrer Carniceria, el document que ho plasma és el Padró de riquesa de 1841. Al Padró apareix un llistat de tots els veïns del carrer i els seus terrenys, a banda de l’ocupació que tenien. Així trobem una mescla d’oficis ben diferents:

-Un propietari d’una xicoteta mina d’algeps en l’algepsar del Barranquet.
-Un bracer
-Un tramusser
-Un arrier
-Un propietari d’una cavalleria
-Els cubs del Marques de Malferit
-Un solar
-I una carnisseria

L’última referència explica el per que de la denominació del carrer, hi estava la carnisseria del poble on tothom anava a comprar alguna peça de carn necessària per a cuinar els menjars del dia. 

També hem vist este carrer anomenat com c/ Carniceria Vieja en algunes escriptures consultades a l’arxiu d’Ontinyent. Este detall fa pensar que esta carnisseria estava hi ubicada des de temps tan allunyat que ja ningú recorda.

El carrer vist des de la Baixada del Carmen
A finals de segle XIX, el nom del carrer canvia. En acta de ple d’Ajuntament del 24 de setembre de 1899 consta com c/ Cups. El motiu del nom cups, és perquè antigament  al carrer, de molt poques cases, hi havia una bodega propietat del Marques de Malferit que servia per a fabricar vi. Els cups són els recipients on es trepitja o premsa el raïm per obtenir el most. També es diu cup a l’edifici on es realitza tot el procés de fabricació del vi i es guarda la premsa. La casa del Marques segurament disposaria d’una bodega per guardar el vi en grans gerres. 

D’entre tots els noms, actualment ningú recorda el nom de c/ Carniceria però molta gent anomena el c/ Primicias com el carrer Cups. 

Per què amb el temps ha predominat el nom dels cubs?. Tal volta per tancament o trasllat de la carnisseria a altre lloc? Segurament esta és la resposta.  El fet de  desaparèixer la carnisseria del carrer i el Marqués mantenir el seus cups, faria que el nom dels cups persistirà fins ara.

 I també ens sorgeixen altres dubtes.

Alternarien els aieloners de l’època el nom c/Carnisseria amb el de c/Cups de la mateixa manera que actualment es barregen popularment les denominacions c/ Cups i c/ Primicias ?

Quina raó té el canvi a finals del segle XIX a c/ Primicias? Es tracta d’un nom sense cap tipus de relació amb la història d’Aielo. La paraula primícies segons el lingüista Alcover, significa oferta de fruits primerencs o de bestiar que es feia a l’església o als temples.  Tal volta tenia la intencionalitat de fer menció a algun que altre pagament a l’Església que no es volia oblidar?

Com podeu veure, este carrer tan típic que fa de pont entre la plaça Palau i la Baraneta del Fondo, té moltes  preguntes a les que nosaltres no sabem donar resposta. Hi queden estos interrogants per a la seua historia fins que algú obtinga documentació i conega les respostes. Sobre tot queda el dubte de saber quin era l’autèntic nom que va portar el carrer, el primer d’entre tots. 

El c/ Primicias és un carrer estret amb pas sols per a veïns i uns pocs transeünts nostàlgics, un carrer que remuntant-se al passat, unes vegades faria olor a carn d’animal recent mort i altres faria olor a vi. En ocasions s’escoltaria el transitar i el parlotejar de les trafegoses dones encaminades a la botiga de carn i en altres s’escoltaria el soroll de la ferradura del matxo carregat amb la sàrria plena de raïm camí dels cubs del Marques, on els jornalers contractats descarregarien el raïm directament als cubs i amb l’ajuda de la premsa (que encara es conserva) traurien el suc per a fer vi.


Pintant el carrer en la XI Edició del Concurs de Pintura a l'Aire Lliure

És, com es plasma en este escrit, un  carrer amb historia, història pública que concentrava gent. Gran part d’esta història queda per sempre resguardada silenciosament entre els murs de les seues antigues cases. Ja sabem que el carrer acollia una carnisseria i una bodega, però  també hi va nàixer un personatge afamat: el conegut volantiner, amb pares i avis també volantiners, Leopoldo Castañeda Català nascut el dia 4 de març de 1907,  i conegut mundialment com “Regaera” i al poble amb el malnom Rana,  malnom que encara perdura al poble. 

I la història del curt carrer continua i continuarà. Hui en dia hi ha 8 cases, cinc de les quals estan  habitades i la resta esperant nous inquilins que seguiran donant vida a un carrer tant assossegat.



Mª Jesús Juan i Mariló Sanz Fotografies de Noelia Vidal.



viernes, 18 de marzo de 2011

El ti Pepe "Bobi"






"En la Villa de Ayelo de Malferit siendo las diez horas del dia…", així es com comença l’acta de partida de naixement del protagonista d’aquest escrit.

JOSE VICENTE VICENT VIDAL
El ti Pepe “Bobi”

Pepe va nàixer a les deneu hores i treinta minuts del dia 23 d’abril de 1922 al carrer Sant Pere número 24. Fill de Daniel Vicent Juan de 33 anys, llaurador de professió, i de Rafaela Vidal Egea també de 33 anys d’edat i mestressa de casa, tots dos naturals i veïns d’Aielo. Nét per la línea paterna de Vicente Vicent Mollá i Teresa Juan Sanz i per la línea materna d’Enrique Vidal Martínez i de Mercedes Egea Belda, els quatre naturals i també veïns d’Aielo de Malferit.

Pepe va ser el tercer fill de cinc que varen tindre els seus pares, els dos xiquets que van nàixer abans que ell moriren als pocs mesos i com que als dos es posaren el nom del pare i moriren, al nàixer una nova criatura D. José, el metge, va recomanar canviar de nom per si de superstició es tractara. La seua germana mes xicoteta també va morir als 4 o 5 anys.


Dècada de 1960. Un dia festiu al carrer major


Pepe de menut va anar poc a l’escola, aprendre era important però era necessari ajudar a l’economia de casa. Recorda que anava als baixos de l’antic ajuntament on els xiquets s’assentaven a una xicoteta grada i des d’on aprenien les lliçons de D. Leonardo Carreres Liñana. Eren més de 100 xiquets per a un sol mestre. Son pare no sabia llegir ni escriure i com no volia això per al seu fill, Pepe anava per les nits a casa de Vicentico el "Coixo" al carrer Fondo per tal d’aprendre les coses bàsiques que calia conèixer. Vicentico no era mestre però com que sabia de llissó per poques pessetes formava a la jovenalla. La gran majoria del que sap el ti Pepe es per les ensenyances de Vicentico, encara que Pepe es sincera i em diu que després d’una jornada de treball al camp la majoria dels xiquets anaven allí a dormir.

No recorda gran celebració ni convit en la seua primera comunió, però entre rialles recorda de forma anecdòtica la foto de comunió que es va fer a Ontinyent. Com que es deixà les sabates a casa el fotògraf li va tallar els peus i son pare disgustat la va manar repetir un altre dia.

Pepe de ben menut ja anava amb son pare al camp, l’ajudava al que fora menester: a plegar olives, armeles, garrofes, a fumigar la vinya amb sulfates, a la verema; també anava a batre a l’era, a carregar fem, a sembrar a l’horta i fins i tot a llaurar amb un aladre que tenia una xicoteta esteva. De més majoret i amb el carro anava a la cooperativa a carregar brisa per a portar-la a Ontinyent on després de premsar-la li treien l’alcohol. En moltes d’estes feines també ajudava la seua germana Rafaela que tenia 3 anys menys que ell.

En aquella època no hi havia industria i el camp era quasi l’única opció laboral, molts optaven per anar a segar arròs a la Ribera o a la verema a França, però aquest no va ser el cas de Pepe ja que treballant les terres de son pare, més les que este tenia arrendades era més que suficient per a tot l’any.

Em segueix dient, que abans qui tenia terres menjava, ja que plantava de tot, cebes, creïlles, tomaques, blat, oliveres... la gent no aspirava a grans comoditats i com que no hi havia ni llum ni aigua a les cases, doncs no hi havien massa despeses.

Abans d’existir la xaruga els bancals es cavaven amb l’aixada, recorda que quan van vindre al poble dos bous a xarugar va ser tot un espectacle i més si cap quan va vindre el primer tractor el qual portava dos xarugues; allí estava tot el poble.


De paella amb els amics en el Campello. Dècada de 1970

En Menorca, al Penal de Maó, va fer el servici militar i em comenta que encara que va tindre un sol permís en 33 mesos, allí estava millor que a casa.

Després de festejar durant molts anys el 14 d’Abril de 1953, Pepe als 30 anys va contraure matrimoni amb Mª del Milagro Mercedes Calabuig Alemany de 26 anys, a l’església de Sant Pere Apòstol oficiant la cerimònia D. Juan Sanchis Requena. De viatge de nuvis van anar a Barcelona a casa d’un amic de mili que treballava de comptable al periòdic La Vanguardia.

Sis mesos després, el 26 d’octubre, va morir son pare als 67 anys i Pepe es va fer càrrec de les terres a mes d’anar xarugant amb el matxo de sol a sol junt a Miguel de "Maó".

El xiquet no es va deixar esperar i deu mesos després de casar-se, va nàixer el primer fill, que li posaren de nom José Daniel, la xiqueta vindria quatre anys després i per sorpresa ja que no pensaven tindre més fills.

En 1964 Pepe i Mercedes varen comprar la casa del Ferrer al carrer Sant Antoni i des d’aleshores aquesta ha segut la seua residència.


El ti Pepe "Bobi" amb la dona i els seus néts

Em diu que als pocs anys de viure al carrer Vell es va comprar un tractor i segueix contant-me que això no es pot contar en paraules perquè si abans amb el matxo no parava de fer feines,amb el tractor molt menys. "El meu tractor Ford em va costar 215.000 pessetes", foren molts diners però es convertiren en pocs per tanta feina com tenia i perquè a partir de llavors van pujar molt de preu. Al poble sols hi havia dos tractors més, un el de "Perolero" i un altre que va ser comprat a mitges entre sis o set terratinents forts del poble els quals tenien a José Micó Sanz "Rissetes" de conductor.

"El meu tractor ha corregut, La Font de la Figuera, Moixent, Ontinyent, Fontanars, Aielo de Rugat, Otos, El Palomar, Anna, Navarrés, Alfarrasí, Guadassequies, La Pobla del Duc, per la serra Grossa anava a Xàtiva ..., el fem de les vaques d’Aielo el repartia per tot arreu. A les 4 del matí ja estava damunt del tractor i moltes vegades he tingut que posar-me saliva als ulls per tal de despejar-me. El meu tractor va ser el primer en passar pel pont d’Allà Baix. Llenya, pedra, blat, ordi, herba per al ganao, vara, arena, grava, tubs de formigó ( tots els tubs que hi ha des de el pont d’Aielo fins el molí d’Allà Baix els vaig portar jo), pins de la serra per a Ximo "Bòina"..., dos mesos sencers els dedicava a baixar pedra del campello per a fer marges a les hortes".

A mitjans anys 60 moltes cases del poble es van reformar i les vesprades les dedicava a traure enderrocs, hi havia setmanes que treia mes de quaranta remolcs.

Als 65 anys es va jubilar, va recomanar a tractoristes coneguts i de confiança i els va traspassar tot allò que feia i es va dedicar de ple a les seues terres, caseta i la seua major afició, la caça amb parany.

Al terme de l’Olleria té un conjunt d’arbres format per oliveres i garrofers on any rere any practica la caça del tord. Aquest conjunt el forma un garrofer centenari i monumental que Pepe al llarg del anys ha sabut modelar i que es arbre de referència dins del mon de la caça amb parany.


El parany del ti Pepe al terme de l'Olleria

Molt he comentat de la vida de Pepe de feina i obligacions i crec que ja es hora de mostrar la faceta d’oci i diversió, perquè si per alguna cosa destaca es per ser molt fester. Pepe també ha estat vinculat a diferents associacions locals, com la Cofradia de Jesús Nazareno i Verge dels Dolors, també com a soci de la Unió Musical d’Aielo i com a fester de Sant Antoni des que s'en va anar a viure al carrer vell.

De ben jove ja demostrava lo bromista, alegre i fester que era, tant ell com els seus amics de la penya Bigots, i s'ha de dir que en una ocasió els va costar passar la nit al calabós.

A principi de la dècada dels anys 60 algunes colles d’amics decidiren formar comparses per tal de fer més grans les festes patronals. Pepe, Carlos Martínez d’Agostino, Joaquin Castelló "Borregueta",Vicente Colomer "Punxó", Juan Egea "Soria", Enrique Mira "Cantares" i altres més formaren la comparsa dels Mossàrabs, coneguda també com la Llimonà. Esta seria, durant molts anys una de les més nombroses del poble.

En aquesta comparsa em comenten que Pepe n’ha fet de bones i també, per què no dir-ho, Pepe n’ha agarrat també de bones. Fa molts anys els músics que venien a tocar es quedaven uns quants dies i els components de la comparsa se’ls repartien per a dormir, Pepe era tant fester que a l’hora de dormir els enviava a sa casa, ell no anava, fins i tot dormia a la comparsa, ell era qui tancava per la nit i obria pel matí; durant els dies principals de festes s’implicava tant que fins i tot moltes vegades s’oblidava d’anar a aviar el matxo.


Pepe sempre ha sigut molt fester. Dos de les moltes disfresses que s'ha posat la nit de l'Alardo

Des de el seu inici en 1962 i fins que en 2007 va desaparèixer, Pepe ha format part dels Mossàrabs i ens ha demostrat durant 45 anys que és una persona implicada que li agrada la festa i la diversió, cosa que no ha compartit mai amb la seua dona, Mercedes, que era més senzilla, tranquil·la i casolana. Pepe amb una exclamació em diu: "Sempre m’ha agradat la festa i com que m’agrada la faig!".

Pepe any rere any ens ha demostrat, i ningú ho pot posar en dubte, que es una persona sense complexos ni vergonya, que sap com ningú donar vida als personatges dels quals s’ha disfressat com per exemple: de novia, de torero, de carnisser, de pelegrí, de metge, de ciclista, d’ indi ... uns personatges que ens han divertit i ens han fet riure.

Fins ací el repàs d’una persona del carrer Sant Antoni que a través de la seua humilitat ha creat història dins del mon fester i s’ha guanyat l’estima i admiració de tots els que el coneixen.

Rafael Morant Requena. Publicat en el Llibre de Festes de S. Antoni de 2011.

martes, 15 de marzo de 2011

Fototeca: El pregoner


L’agutzil Juanito Colomer “El Rayo”, fent bando al carrer Major (anys 60). Foto: Arxiu Fotogràfic Biblioteca Degà Ortiz

ATENCIÓ, ATENCIÓ......
PER ORDRE DEL SENYOR ALCADE DE LA VILLA ES FA SABER......

Des de ben antic el pregoner era l’encarregat de fer arribar a tots els veïns del poble, els manaments que des de l’ajuntament dictava l’alcalde per al bon funcionament de la població. Les dones en escoltar els tres avisos, sense perdre punt, eixien a la porta del carrer per assabentar-se de les noticies o ordres que havien de complir i fer comentaris sobre el succeït.

Mostrem ací alguns bandos curiosos que hem rescatat de l'Arxiu Municipal.







Mª Jesús Juan i Mariló Sanz

sábado, 12 de marzo de 2011

La Vall d'Albaida tras la Guerra del Francés (y VI)


AÑO 1819

Sobre un desertor de Benigánim. Un tiroteo ocurrido en Castellón del Duque. Ejecución de Domingo Calatayud alias Bolles. Bando de Elío después de las ejecuciones de los conspiradores de Valencia. Sentencia del proceso del gobernador de San Felipe al tiempo de la ocupación francesa. Sobre Francisco y Martín Belda de Bocairente. Un preso en la Cárcel de la Ollería. Una nota en el Diario de Valencia referente al coronel Samper y unas joyas que se suponía robadas. Disposiciones sobre cláusulas de mandas forzosas en testamentos para ayudar a víctimas de la anterior guerra. Torturas y sentencias de muerte en la fortaleza de Sagunto.

Con la fecha del 8 de enero el justicia de Benigánim, José Torres, escribía al gobernador (c. 128) que en ese día, sobre las 4 y 5 de la tarde se le había presentado Francisco Siruelo, soldado del Regimiento Primero de Cazadores de León pidiendo alojamiento, y que al pedirle el pasaporte o licencia, le había respondido que no llevaba; preguntado de dónde venía, en dónde había pernoctado y a donde se dirigía, había respondido que de Valencia, que había pernoctado la primera noche en Almusafes en donde había pedido alojamiento y se le había dado, y la noche anterior en Alcira en donde también se le había dado sin presentar pasaporte; también le había dicho que era natural de Villareal, que estaba casado, y que había pedido permiso a su comandante, cuando pasaron por Valencia, para ir a verla. Llevaba el fusil, bayoneta, cartuchera, baqueta y paga del Rey. El gobernador encargó al comandante de armas de Albaida, Pedro Lago, que se hiciera cargo del desertor, lo cual, el 10 de enero, escribió al mismo diciéndole que ya lo había efectuado.


Una vista de Valencia desde la Alameda según un grabado francés de principio del s.XIX. Google Imágenes


En Castellón del Duque hubo un tiroteo por estos mismo días tal y como informaba el alcalde Vicente Chafer al gobernador el 9 de enero (c. 128). Fue la noche del día 6 sobre las nueve de la noche; a esa hora se habían oído cerca de la población disparos de arma de fuego que duraron hasta cerca de las diez, a esto sobrevino de improviso la muerte alevosa de una mujer que estaba en el portal de su casa sita en el centro del pueblo. El alcalde añadía que estaba haciendo indagaciones para formar proceso a los culpables y dar cuenta a la Real Sala del Crimen, también había formado rondas, aunque hasta la hora de escribir dicho oficio no habían tenido ningún resultado sus esfuerzos.

El Diario de Valencia (fecha de 12 de enero) anunciaba que al día siguiente a la hora acostumbrada, en la Plaza del Mercado, se cumpliría la pena de muerte por garrote al paisano Domingo Calatayud alias Bolles, otro de los acusados por el robo de la venta de Mogente, cuñado de Onofre Navarro y natural de Aljorf; al parecer cuando la tropa fue a detenerlo se habían resistido.

En los primeros días de enero Elío había sabido por confidentes que había un grupo de militares y paisanos que conspiraban a favor de la Constitución de 1812; así supo que estaban reunidos en una casa de juego de billar en la plaza del conde de Carlet; hubo heridos en el momento de la detención, pero el grupo casi en su totalidad fue llevado a prisión y juzgado sumariamente. El día 20 se llevaron a cabo las ejecuciones, entre ellas la del teniente coronel Joaquín Vidal y la de Félix Bertrán de Lis, hijo de Vicente y sobrino del citado anteriormente Manuel Bertrán de Lis; fueron trece los ejecutados (Vidal degradado y ahorcado, y los demás fusilados por la espalda) y sus cadáveres colgados en horcas quedaron expuestos hasta las cinco de la tarde de ese día, momento en los que fueron recogidos por la mencionada Cofradía de la Virgen de los Desamparados y llevados al cementerio de Carraixet.

Para justificar tan brutales ejecuciones públicas Elío publicó ese mismo día una proclama(42) que tituló: "Mis compañeros de armas" y en la cual comenzaba diciendo: El espectáculo que hoy se ha ofrecido á vuestra vista deja de ser horroroso al considerar los delitos que han conducido a esos monstruos a finalizar sus días en el afrentoso patíbulo. Les acusaba de querer acabar con la monarquía y de ser responsables de las mayores calamidades que podían sobrevenir al país, poniendo como ejemplo la Francia revolucionaría. Dios protegía a la católica España y no habría quien separara al pueblo español de la fidelidad a su Rey y a su Santa Religión, y así, para conservar y sostener el trono abundaban los jefes a prueba de leales, y en esta lucha le tendrían a él también.

Una prueba de que, en cambio, las autoridades que había colaborado con las tropas francesas en la pasada guerra fueron juzgadas, en general, con benignidad, quizá por el hecho del comportamiento en aquel tiempo del propio rey Fernando VII, fue el caso del que había sido gobernador de San Felipe por entonces el brigadier D. Diego Navarro Sangran. El Consejo de Guerra, el 10 de marzo de este año, había sentenciado que la conducta observada con el enemigo por dicho gobernador político, el cual ya había fallecido, era merecedora de que fuera repuesto en su empleo y sueldos que tuviera devengados. Esta sentencia, previa aprobación por S. M., había sido comunicada al Ministro de la Guerra, y este lo había hecho a Elío y el propio, a su vez, lo comunicaba, con fecha de 22 de marzo (c. 132) al gobernador Wenceslao Prieto.


El paseo de la Alameda en 1805 según un grabado de la época. Google Imágenes


En Bocairente, el vicario provisional Dr. Juan Calabuig, respondía al gobernador, fecha 28 de marzo (c. 128) sobre unos datos parroquiales referidos a los hermanos Francisco y Martín Belda (sin duda hijos del fabricante textil Martín Belda Belda objeto del robo que anteriormente comenté). Era un asunto relacionado con la leva ya que había duda sobre si debían de ser alistados en Bocairente o en el pueblo de Cabra (Córdoba) que era en donde residían; el vicario decía en esta contestación que después de consultar los libros parroquiales había averiguado que el Francisco no había sido feligrés desde el año 1805, y el Martín lo había dejado de ser desde 1815, pues ambos habían ido a Cabra por motivos del comercio de paños y sedas, y allí residían excepto por alguna temporada de corta duración que pasaban en Bocairente por estar allí sus padres.

En Ollería había por entonces un preso en su real cárcel cuyo nombre era Gregorio Cruañes. El alcalde de la población, Bautista Castelló se dirigía al gobernador, fecha 2 de abril (c. 128) para decirle que el tal era de San Felipe, calle de San Antonio barrio de Barreras, y que se le seguía procedimiento criminal de oficio; al ser pobre, y aquí venía la cuestión, se debían cumplir las órdenes comunicadas por la Real Sala del Crimen, particularmente la del 14 de julio de 1815, sobre los alimentos de los reos pobres los cuales debían de ser pagados por los pueblos en donde estaban domiciliados los mismos, así que en este caso le correspondía a San Felipe pagar su manutención.

En el Diario de Valencia del 7 de agosto fue publicada una nota de la Capitanía General de Valencia y Murcia referida al coronel D. Francisco Samper y su actividad en la persecución de malhechores, pues decía que este coronel tenía en su poder un reloj de oro guarnecido de perlas finas y una medalla del mismo metal, joyas que suponía habían sido robados por los ladrones de la sierra de Crevillente; así que el capitán general había dispuesto que se publicase para que si alguno creyese que eran suyas se presentara en la oficina de la misma y si daba las señas de las joyas le serían entregadas. Firmaba la nota el secretario del despacho de capitanía Cosme de Teresa (43).

Otro asunto de importancia ocurrido en este año fue el de las normas sobre las cláusulas de mandas forzosas para ayudar a las familias que hubieran padecido pérdidas en la pasada guerra (es decir la obligación de legar cierta cantidad en los testamentos para ese fin). Estas mandas ya había sido aprobadas durante la guerra por las Cortes Generales y Extraordinarias en Cádiz por decreto del 5 de marzo de 1811; después de la guerra había seguido aunque sin obligación al quedar abolido lo legislado en aquellas cortes; luego la real orden de 26 de noviembre de 1817 volvía a la obligatoriedad, y de esta recaudación se encargaban los curas párrocos y juntas pías religiosas. Ahora, por real cédula de 20 de mayo de este año 1819, se encargarían las Colecturías Generales de Espolios y Vacantes, y los fondos recogidos ingresarían en la tesorería general para el pago de asignaciones, pensiones y limosnas aprobadas. Esta normativa obligaba a los curas párrocos a hacer una lista, firmada también por los escribanos de los ayuntamientos, de todos los fallecidos en la parroquia con sus datos y copia partida de defunción indicando el folio que constaba en el libro parroquial.



Busto en mármol del General Elío en los jardines del Real (o de Viveros) de Valencia. Es obra del escultor valenciano José Gil Nadales (1783-1843). Google Imágenes


Elío todavía tomó durante este año medidas de mayor dureza para combatir a los malhechores, y aún más después de que descubriera la conspiración de primeros de este año con las ejecuciones referidas. Dispuso que fuesen preparados los tres calabozos subterráneos de la fortaleza de Sagunto(44) (allí fueron enviados los reos a partir de la segunda mitad de este año) y que se aplicara el tormento para obtener las declaraciones de los mismos (al parecer se utilizaba el llamado cepo de campaña y también otros como introducir espinas y trozos de cañas afiladas entre los dedos); parece que hubo autorización para esto del propio rey FernandoVII, el cual ordenó a la Real Sala del Crimen que no entorpeciera las gestiones del capitán general, antes bien, le auxiliase en todo en cuanto estuviese de su parte(45). Las ejecuciones fueron ya por grupos más numerosos en el propio castillo e incluso se sustituyó el garrote por el fusilamiento por la espalda por motivos prácticos. El archivo citado de la Real Cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados recoge la de 57 ejecutados este año(46), algunas de estas anunciadas en el Diario de Valencia con los delitos de los que se les acusaba como uso de violencia, de armas o resistencia a la tropa, y los robos y crímenes; muchos de estos reos, se decía, eran autores o cómplices de varios de los mismos, y en algunos casos habían utilizado la estratagema, para sus delitos, de vestirse con uniformes militares. A los culpables se les había probado su autoría, ya fueran convictos, es decir demostrada su culpabilidad sin confesión, y otros por confesión propia. El mayor número de ejecuciones fue anunciado en el diario del 15 de octubre y fueron veintitrés con pocos días de intermisión; otros muchos serían sentenciados a presidio por meras sospechas. Se hace evidente, ya que los nombres de algunos de estos reos ejecutados se repiten como autores de varios delitos, que al ser obtenidas sus declaraciones bajo tormento muchos de ellos confesarían hechos de los que realmente no eran culpables, pero lo que más interesaba a Elío era demostrar que no había delito que no fuera castigado y que todos los delincuentes eran descubiertos y pagaban con su vida.

AÑO 1820

Continúan las ejecuciones. Sentencia en Alcoy contra los autores del robo en la casa de Martín Belda de Bocairente. La sublevación de marzo en favor de la Constitución y la proclama de Elío. La Prisión de Elío.

El 27 de enero de este año Rafael de Riego iniciaba el pronunciamiento que terminaría por triunfar al obligar al rey fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz el 10 de marzo, lo cual sería el final del poder de Elío en Valencia y su prisión. No obstante el pronunciamiento no encontró apoyos al principio en Valencia así que desde enero de este año hasta la proclamación de la Constitución en Valencia continuaron las ejecuciones, tanto es así que cuatro reos sufrieron en Valencia la pena de garrote el mismo día 9 de marzo, y otros cuatro tenían que haber sido ejecutados al día siguiente y se salvaron por la dicha publicación de la Constitución(47); dichos condenados habían sido sentenciados en Alcoy, en Consejo de Guerra Permanente presidido por el citado coronel Francisco Samper, por autores del robo anteriormente comentado en la casa del fabricante textil Martín Belda(48).

En un último intento por evitar que triunfara el pronunciamiento iniciado por Riego, Elío publicó una proclama el 3 de marzo(49) la cual comenzaba por: Honrados Valencianos. Soldados que tengo el honor de mandar, en la misma decía, entre otras cosas, que la tranquilidad del país se había alterado por cuatro facciosos que, valiéndose del lenguaje hipócrita de respetar al Rey y a la Religión, para terminar pidiendo la disciplina de sus compañeros de armas y a los ciudadanos que permanecieran tranquilos que él les ofrecería la paz a sus familias y guardar sus vidas, pero que le ayudara a sofocar la sublevación.

Pero finalmente llegó a Valencia la noticia de que Fernando VII había firmado el real decreto que anunciaba su decisión de jurar la Constitución de 1812, lo cual debió de ser un duro golpe para Elío; no obstante aún dio órdenes para liberar a los presos políticos, y ofició al ayuntamiento para restablecer la corporación municipal de 1814, e incluso conferenció con los jefes militares de la ciudad para resignar el mando, pero ya era tarde y la agitación popular provocó una revuelta que proclamó al conde de Almodóvar como capitán general en sustitución suya. Comenzaba el llamado Trienio Liberal durante el cual Elío fue procesado y llevado finalmente al patíbulo el 4 de septiembre de 1822.






CONCLUSIÓN

Lo escrito por el historiador Vicente Boix en su obra publicada en 1845(50) sobre estos años creo que mantiene su valor. Decía el insigne historiador que el reino de Valencia presentaba el aspecto más deplorable por las numerosas cuadrillas de bandoleros que lo infestaban; la causa eran los grandes trastornos sociales como consecuencia de la larga guerra pasada; y en esta situación Elío desde capitanía ejerció un poder en consonancia con su carácter enérgico e inflexible, de una rígida austeridad, y con unos principios políticos tan severos como las costumbres de la antigua monarquía(51).

Un asunto quizá poco estudiado es el de los desertores, ya que en este caso habría que tener en cuenta la situación del ejército en la España de estos años y su reorganización después de la guerra.

Los valores militares que encarnó Elío fueron ensalzados después del Trienio Liberal y fue puesto como ejemplo de un militar íntegro que defendió hasta la muerte los valores tradicionales de monarquía y religión; Elío inauguraba, así, una forma de ejercer la autoridad por parte de los militares más conservadores, de lo cual tenemos buen ejemplo en la España de los siglos XIX y XX.

Fernando Goberna. Publicado en la revista Almaig de 2009.

NOTAS:
(42) Archivo Municipal de Albaida: Caja del año 1819.
(43) Cosme de Teresa Inojar era teniente coronel de infantería y tenía entre otras, las condecoraciones de las cruces del segundo y tercer ejército, era caballero de la Real y Militar Orden de San Femando, y académico de honor de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. Véase la citada obra del Diccionario Biográfico del Trienio Liberal. p. 641.
(44) Situada esta fortaleza en la cima del monte que domina la población, tenía cinco plazas principales, en la segunda o de armas, la más próxima a la entrada principal del Castillo, estaban los pabellones del gobernador, una capilla y tres calabozos subterráneos, además de un cuartel para presidiarios. La guarnición era de varias compañías de infantería y una de artillería.
(45) José Rico de Estasen: Op. cit., pp. 185 - 188.
(46) Manuel Ardit Lucas: Op. cit., p. 235 y ss.
(47) Manuel Ardit Lucas: Op. cit.,p. 235 y ss.
(48) Manel Arcos: Op. cit., p. 83 - 84. Los que salvaron la vida por esta circunstancia fueron Vicente Escrivá, José Soler, José Peiró y Antonio Albert, que era natural de Albaida.
(49) Archivo Municipal de Xátiva: Fondos Sarthou Carreres. caja 294.
(50) Historia de la Ciudad y reino de Valencia, Valencia. 1845. tomo 11. pp. 311 - 312.
(51) Esta forma de pensamiento queda perfectamente puesta de manifiesto en la citada obra de E. García Monerris, C. García Monerris sobre la correspondencia y manifiesto de Elío durante su prisión.

martes, 8 de marzo de 2011

La font de l'Agüelo




La Font de l'Agüelo en una foto de la dècada de 1960. Foto:Arxiu Fotogràfic Biblioteca Degà Ortiz. Toni Barber


A l'any 1999, la Junta de les Festes del carrer Sants de la Pedra va prendre la decisió de recuperar la "Font de l'Agüelo" que de ben antic estava emplaçada al cantó dels Sants, rescatant així un racó típic per a tot el carrer i el poble d'Aielo.

Sol·licitarem a l'Ajuntament que col·locara la pica en el seu lloc originari i organitzarem una exposició de les fonts d'Aielo de Malferit.

Malauradament l'Ajuntament ens va denegar la petició, alegant problemes de circulació, problemes que ja la feren desaparèixer a la dècada dels anys 70. La Junta mai no va perdre l'esperança que esta vella pica trobara un bon lloc on instal·lar-se i complir la seua funció de font. Fins ara la vella font estava callada, mig enrunada i sense aigua.

A l'any 2002, les tasques de restauració del Palau estaven molt avançades i de paraula mencionarem a l'Ajuntament que el pati del Palau podria ser el lloc ideal per ubicar esta font. I així el dia 7-2-2003 la font de l'Agüelo va anar a parar al vell Palau dels Malferit, salvant-la de l'oblit i recuperant-la per al patrimoni d'Aielo.

Per a la Junta i el carrer Sants de la Pedra ha sigut una gran satisfacció que la font de l'Agüelo que tants anys hem cuidat, ara estiga a l'Ajuntament. Aconseguim fer realitat el desig de fa 4 anys de recuperar la font. En aquelles festes muntàrem una xicoteta exposició on volíem mostrar cóm era la Font, on es localitzava i cóm era el racó que l'envoltava.

La font de l'Agüelo estava adherida al mur de la casa que també empara els rajols dels Sants de la Pedra, al mateix cantó. Era redona de pedra cordellera i el seu cap de ferro colat. Era una de les senyes d'identitat del carrer Sants de la Pedra, que va sorgir a principis del segle XX i desaparegué aproximadament als anys 70, quan començaren a asfaltar els carrers. La seua aigua provenía de les sobres de la Bassa de la Cava. El veïnat acudia a ella per poder refrescar-se, omplir els cànters i botijons.

Quants llauradors han aprofitat la font per enfilar-se damunt del seu cavall¡ Quantes baralles, anécdotas, jocs, históries al seu voltant...¡

Entesos en art, veïns i religiosos ens informaren que la bassamenta era una antiga pica baptismal que va ser modificada com a font. Si l'observem de prop es veu la cura que l'home ha tingut a l'hora de fer-la: sobretot la pica redona, amb la vora grossa perfectament tractada. Tot ens fa pensar que el seu destí seria més valuós que el d'una font.

Antigament era prou comú el convertir les velles piques en font. Trobem un cas a l'any 1667 quan al poble d'Ontinyent dugueren des d'Itália una pica baptismal tallada en marbre de Carrara, la primitiva pica llaurada en pedra del terme, va passar a convertir-se en bassa per arreplegar les aigües de la font situada als peus del campanar de la Vila.

Per altra banda disposem de la data de la nova pica baptismal del nostre poble. Al Llibre de Baptismes de la Parróquia d'Aielo de Malferit trobem una nota al marge de la partida de bateig del xiquet Juan Rafael Colomer Sanz que diu que va ser el primer batejat a la pica baptismal nova el dia 30 de març de 1.860 éssent retor D. Francisco Martínez.

Esta data ens fa pensar que abans de 1.860 hi havia una altra pica. Quina?, com era?, per que la van canviar?, és la nostra font de l'Agüelo?. Esperem que algun dia estes preguntes tinguen resposta.

Mª Jesús Juan i Alicia Martí(Junta de la festa del carrer Sants de la Pedra). Publicat en el Llibre de Festes de 2003.

domingo, 6 de marzo de 2011

Aportación a la historia de Ayelo de M. Cap.VII



AYELO EN LA ORGANIZACION ADMINISTRATIVA DEL REINO DE VALENCIA


La organización administrativa del reino moro de Valencia estaba en absoluta descomposición desde mucho antes de la toma de la ciudad por Jaime I el Conquistador, de modo que este monarca tuvo que empezar desde cero.

Es admirable la prevención de D. Jaime preparando antes de la rendición de Valencia una incipiente entidad, un reino distinto de Aragón y del Condado de Cataluña, haciendo redactar una serie de normas o leyes que en un principio se llamaron Costuras, y luego, desarrolladas y mejoradas, se llamaron Fueros, código de leyes que rigió en nuestro Reino hasta la fecha de la batalla de Almansa, 1707.



Lienzo que representa la Batalla de Almansa (1707). Esta batalla supuso el advenimiento de los borbones y la pérdida de los Fueros que regían en el Reino de Valencia desde el tiempo de Jaime I. Ilustración: Google Imágenes

Entre las más urgentes de estas normas estuvo la creación del curia, después llamado justicia, funcionario nombrado para la administración de justicia; y a continuación, el baile, funcionario que llegó a ser un elemento administrativo importantísimo. Ambas instituciones fueron perfeccionándose con el tiempo y sus atribuciones ampliadas.

La primera división administrativa del Reino de Valencia, después de terminada su reconquista por D. Jaime con la toma de Biar, lo fue en cuatro gobernaciones.

1.º Gobernación de Valencia con la capital, que comprendía algo más que la actual provincia.
2.º Gobernación dellá lo riu d'Uxó, hoy provincia de Castellón, pero de extensión más reducida.
3.º Gobernación dellá lo riu Xúcar, que se extendía desde el río Júcar hasta, aproximadamente, el paralelo de Villajoyosa.
4.º Gobernación de Oriola.

Ayelo, como todo el Valle de Albaida, pertenecía a la gobernación dellá lo riu Xúcar, cuya capitalidad correspondía a Xátiva, ciudad que entonces era de mayor importancia de la que hoy ostenta.

Después de la batalla de Almansa, o sea el advenimiento de los Borbones, hay una nueva reorganización de nuestro Reino de Valencia, que se divide en trece gobernaciones, a saber:

Gobernación de Valencia. Gobernación de Alcira. Gobernación de Alicante. Gobernación de Alcoy. Gobernación de Cofrentes. Gobernación de Castellón de la Plana. Gobernación de Denia. Gobernación de Montesa. Gobernación de Morelia. Gobernación de Orihuela. Gobernación de Peñíscola. Gobernación de San Felipe (antes Xátiva). Gobernación de Xixona.

Ayelo, así como todo el Valle de Albaida, siguió perteneciendo a la Gobernación de Xátiva, entonces llamada San Felipe.

Esta división administrativa persiste hasta que en 1822 se proceda a la provincialización de toda España. En 1822 hay en Valencia cuatro provincias: Valencia, Játiva, Castellón y Alicante. Pero en 1833 se divide definitivamente el Reino de Valencia en las tres provincias actuales, Castellón, Valencia y Alicante, perteneciendo Ayelo, como hasta hoy, a la provincia de Valencia.


Mapa que representa la primera división en provincias de España, en 1822. Durante once años, hasta 1833, Ayelo perteneció a la provincia de Játiva. Ilustración: Google Imágenes


Otra cosa distinta es lo que se ha denominado y se denomina actualmente, término municipal. El de Ayelo de Malferit viene esbozado a grosso modo en el documento de 1445, que ya hemos transcrito en el tema primero, en que Alfonso V el Magnánimo otorga a Jaime Malferit la jurisdicción civil y criminal, alta y baja y el mero y mixto imperio y su ejercicio en el lugar de Ayelo, ubicado en el Reino de Valencia "confrontato que cum terminis villa de Albayda, cum, terminis villa de Ontinyent, cum termini ville de Montesi.. " (confrontando con el término de la villa de Albaida, con el término de Onteniente y con el término de Montesa).

Ya que hablamos de términos municipales vamos a hacerlo del término de la alquería o poblado de Vinti Sinch (hoy ermita de San Juan, propiedad de doña Encarnación Belda, viuda de Llixiona).

Este pequeño poblado de veinticinco casas o veinticinco vecinos (de aquí su nombre) y que quedó despoblado después de la expulsión de los moriscos, se unió al término de Ollería después de 1586.

En el Llibre de consells e provísions dels magnífich jurats de la universitat de Olleria (fols. 54 y 54 v.°) constan las gestiones que los jurats ollerienses llevaron a cabo para que Su Magestad, entonces Felipe II, les concediera la categoría de "villa real". El Consell, en 1586, otorga poder al síndico Lloís García y a su abogado "para que puxca anar a la Cort de Sa Magestat a suplicar la mercé de "villa real" para Olleria" y que además les permita unir a su término los de los poblados de Veynti Cinch y de Ayelo de Malferit.

Los ollerienses consiguieron la categoría de villa real mediante un donativo a la Corte de 6.000 ducados, asimismo consiguieron asimilarse el término del poblado de Veinticinco, pero no el de Ayelo, por ser lugar de señorío. Su abogado les informó que


"si no es a petición del Senyor y vasallos de Ayelo, su Magestat no nos dará en término la villa que pretendemos de Ayelo de Malferit".

Hay tradición de un pleito tardío entre Ollería-Ayelo por la posesión del término Venticinco y que perdió Ayelo, pero hasta ahora no he encontrado testimonio de él.


Imágen reciente de la Ermita de S. Juan en el término de l'Olleria, donde antiguamente se encontraba la alquería "dels Vinticinc", y que fue asimilada a la villa de L'Olleria a finales del s. XVI.


Los impuestos


Después de conocer la Carta-Puebla de Ayelo podría suponerse que los vasallos del Senyor de Malferit no tenían más obligaciones que en la misma se especifican, sin el deber de contribuir a otra clase de cargas en favor de la comunidad. Y en realidad no era así tal y como vamos a estudiar a continuación.

El testimonio más antiguo referente a impuestos que afectaron a nuestro pueblo es de 1510, cuando Ayelo estaba aún poblado por moriscos. De esta fecha encontramos en el Archivo del Reino de Valencia (1) un "vecindario" o relación de vecinos y bestiars que en esta fecha existían en nuestro lloch. La relación consta de 43 vecinos, con sus nombres y apellidos, y 575 animales de labor y de consumo.

Este recuento tenía como objeto la distribución entre todos los habitantes del Reino de Valencia del pago de 100.000 libras, "servicio" acordado para "el rey Nostre Senyor" en las Cortes de Monzón de aquel año de 1510.

Expulsados los moriscos y repoblado Ayelo con cristianos viejos, éstos estuvieron sujetos asimismo a esos servicios, donativos o impuestos que los reyes pedían a sus súbditos, siempre con fines especiales, obligados por circunstancias de gobierno, escasos al principio, más frecuentes a medida que avanzaba el tiempo.

Estos "servicios" no tenían ninguna conexión con el cumplimiento, en los lugares de señorío, como Ayelo, de las prestaciones señoriales especificadas en cada Carta-Puebla.

Conviene además que puntualicemos otros extremos. Los ayelenses que han sobrepasado los ochenta años recuerdan que a principio de siglo se hablaba aún de pagar el "delme", o mejor dicho, de haberlo pagado en el pueblo.

El "delme", en castellano "tercio diezmo", tiene un origen muy antiguo. Cuando Jaime I el Conquistador emprendió la conquista del Reino de Valencia se reservó, como derecho de conquista, la décima parte de los frutos (2) de las tierras que conquistara a los moros.

El rey dividió aquella masa de bienes en tres partes o tercios: un tercio lo dedicó al sostenimiento del culto cristiano; otro tercio a los templos, y el tercero, al erario real y que con el tiempo pasó a los señoríos. Es lo que en lemosín se llama "terç del delme", y en castellano, "tercio diezmo". El tercio diezmo dedicado a la Iglesia se llama vulgarmente "diezmos y primicias".

Sabemos por la Carta-Puebla de Ayelo que los vasallos satisfacían los derechos dominicales al Senyor en una parte de las cosechas. Nada dice este documento de que, además de esta parte de las cosechas, estuvieran obligados a más prestaciones.

Sin embargo, investigadores del tema opinan que aunque el tercio diezmo no se especifica en las cartas pueblas de repoblación, los vasallos estaban obligados a satisfacerlo, separándolo de la partición de frutos mientras estuvieron en vigor las cartas pueblas.

Otra cosa que conviene aclarar es la de las "azofras" o "tandas". Eran prestaciones personales en favor del Senyor o que estaban obligados los vasallos a realizar en las tierras del Senyor no dadas en enfiteusis, para lo cual se organizaban "tandas" entre ellos (los vasallos). A veces consistían incluso en hilar lino o cáñamo para la casa del Senyor. Las "tandas" y "azofres" fueron prohibidas en las cartas pueblas de repoblación.

La "viña del Senyor" no es más que el recuerdo de una "azofra" antiquísima a la que estuvieron sujetos los ayelenses moriscos. A los repobladores cristianos viejos no les afectó, quedando actualmente el nombre de "Viña del Senyor" a una partida de nuestro término municipal.


Los impuestos en el Nuevo Régimen


La vida económica de nuestro pueblo debió continuar aproximadamente de esta suerte hasta finales del siglo XVIII, con las modificaciones de las que más tarde hablaremos. O sea:

a) Pago de los derechos señoriales y del delme.
b) Pago de los impuestos reales o "servicios" decretados por el monarca de turno.
Pero en el aspecto de los impuestos (que es lo que aquí nos interesa) hubo importantes cambios al advenimiento de la dinastía de Borbón, terminada la guerra de Sucesión.

Felipe V de Borbón, una vez posesionado en el trono de España, estableció un impuesto llamado "Cuarteles de Invierno", que suponía el satisfacer por las provincias aforadas de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, y por tanto para Ayelo, no sólo una cantidad en metálico, sino la obligación de abastecer a las tropas que vigilavan los términos del Reino. El impuesto de "Cuarteles de Invierno" se pagó hasta 1715 (algunos autores les llaman "Cuarteles de Madrid").

El Decreto de Nueva Planta (1716) estableció asimismo para las provincias aforadas el impuesto del "Equivalente" (3), con el que se pretendía una equivalencia con Castilla. Se verificaba por medio de cupos asignados a cada población, según su vecindario y economía y el reparto se hacía por el común de vecinos, nombrando entre ellos repartidores que distribuían lo que cada propietario debía pagar. Para ello se confeccionaba un padrón.

En el Ayuntamiento de Ayelo, entre los escasos fondos de su archivo, hemos encontrado el Padrón de 1840 (4), formado por orden de la Diputación de Valencia. Consta de dos tomos foliados: el primer tomo comprende medio pueblo, el de la parte de Levante. El segundo, el otro medio, de la parte de Poniente. Cada contribuyente ocupa una página, partida en dos columnas: en la de la izquierda se anotan sus fincas, incluso su jornal y demás ingresos, o sea su capital. En la columna de la derecha, su renta, expresada en reales de vellón, sin hacer mérito de maravedíses.

En la orden de la Diputación se indica que el padrón había de hacerse con intervención de peritos y síndico, teniendo que exponerse, una vez confeccionado, al público de la casa Ayuntamiento para que los interesados pudieran presentar sus reclamaciones. Una vez aprobado debía ser publicado en el Boletín Oficial de la Provincia.

El impuesto, vulgarmente denominado de Equivalente, persistió con alternativas hasta la reforma de la Hacienda, en 1845.

Mª Ángeles Belda

NOTAS:
(1) Vid. nota 3 del capítulo III
(2) Esta décima parte comprendía la pesca y los animales, tanto los de labor como los de consumo.
(3) El nombre completo de este impuesto era: "Real única contribución catastro, equivalente y talla." Vid. ZABALA: España bajo los Borbones, p. 116.
(4) AYUNTAMIENTO DE AYELO DE MALFERIT: Libro Padrón de contribuyentes de Ayelo de Malferit, formado por orden de la Diputación de Valencia en el año 1840. Comprende 840 contribuyentes.