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sábado, 31 de julio de 2010

Moriscos de Ayelo (y III)

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LOS MOROS O SARRAÏNS DE AYELO
MUDÉJARES Y LUEGO MORISCOS (y III)
por Fernando Goberna



"Moriscos en Granada", grabado de Joris Hoefnagel, 1564. (Foto: Google imágenes)


EL DESARME DE TODOS LOS MORISCOS VALENCIANOS POR LA PRAGMÁTICA DE
FELIPE II. LO QUE OCURRIÓ EN AYELO.

Los moriscos valencianos consiguieron, no obstante, y mediante negociaciones que llevaron a cabo con el rey (también ofreciendo donativos los que estaban en una situación económica mejor), diversos aplazamientos para su integración definitiva en la sociedad cristiana, o sea, que en unos cuarenta años deberían ir dejando sus costumbres y prácticas (el tribunal de la Inquisición actuó, pero en menor medida durante este tiempo, en la persecución de sus prácticas rituales). Este acuerdo se refrendó por decreto dado en Valencia el 21 de mayo de 1528, luego aprobado por las cortes de Monzón el 17 de julio (14).

Fue un tiempo en que los moriscos, unos abandonaron sus costumbres y otros, posiblemente los más, comenzaron a disimularlas. Así, por ejemplo y según cronistas e historiadores de la época, durante el Ramadán muchos continuaban ayunando, si los cristianos les ofrecían carne de cerdo, decían que estaban saciados, y si algún día del Ramadan les ofrecían de beber contestaban que no tenían sed, y eso aunque estuvieran sudando a chorros. Respecto a los nuevos nombres después del bautismo, muchos en la intimidad continuaron usando el árabe, e incluso algunos lavaban la cabeza de sus hijos para borrar las señales del cisma. No obstante, algunos moriscos fueron abandonando sus costumbres e integrándose en la sociedad cristiana.

Durante estos años el poder otomano al otro lado del mediterráneo fue haciéndose cada vez más amenazante, y los berberisco del norte de Africa hostilizaban continuamente las naves españolas e incluso llegaban a las costas levantinas (es famoso el asalto del pirata Dragut a Cullera en 1550). Ante esta situación no es extraño que los cristianos miraran a los moriscos con desconfianza, pues al fin y al cabo habían pertenecido al mundo musulmán, y había quien pensaba que podían sublevarse otra vez con la ayuda de los berberiscos y otomanos.

Grabado de la obra de historia de España del Canónigo Ortiz. Representa
el triste momento de la expulsión de los moriscos en 1609.

Felipe II comenzó a reinar en España en 1556 con la situación de los moriscos no resuelta, ni desde el punto de vista religioso ni desde el de la seguridad en el Mediterráneo. Pasado el período de moratoria antes pactado, el tribunal de la Inquisición comenzó a elevar causas sobre prácticas ocultas de los moriscos, sobre todo eran perseguidos los sanadores y retajadores, y así entre 1550 y 1610 fueron muchos los casos llevados ante el Tribunal (uno de estos casos parece ser el de un morisco de Ayelo apellidado Baex) (15), las penas impuestas variaban, aunque la mayoría perdían sus bienes, eran encarcelados, y muy pocos, aunque hubo casos, fueron condenados a morir.

Sin embargo no hay que pensar que los lugares como Ayelo, habitados mayoritariamente por moriscos, no tenía ninguna organización municipal, por el contrario, a mediados del siglo XVI el lugar de Ayelo era lo que se llamaba una universidad, es decir, un municipio no dependiente de otros lugares, y así, en el documento sobre la toma de posesión del Lugar de Ayelo por Jaume de Malferit de 1555 (16), eran cargos de dicha universidad los siguientes: Batle era Joan Campar, llochthinent del justicia Berthomeu Peralta, justicia Frances Petrayre y jurats Luis Petrayre y Frances Bodol; todos ellos moriscos excepto, quizá, Frances Bodol como ahora veremos.

El asunto sobre el peligro de los moriscos era, en realidad, más ficticio que real ya que los moriscos no tenían ninguna capacidad ni intención de levantarse en armas; no obstante, el rey decretó varias pragmáticas para desarmar a los moriscos, aunque la principal, por el volumen de lo recogido, fue la de 1563. En Valencia fue promulgada el 19 de enero de ese año, y en ella se decía que a los moriscos del reino de Valencia y a sus descendientes no se les permitía ni permitiría en adelante llevar armas de ninguna clase, excepto cuchillos u otros instrumentos necesarios para el uso en la casa, artes u oficios. Los señores de los lugares de moriscos debían de ser los directamente encargados del registro y entrega de las armas.

El 4 de febrero de ese año llegó al lugar de Ayelo la comitiva, allí fue leído al señor de Ayelo, Jaume de Malferit, el mandato del capitán general del reino de Valencia que era Alonso de Aragó, duque de Segorbe, para hacer cumplir la pragmática del rey. Se procedió a registrar casa por casa en número de 73 requisando todas las armas que se encontraban en ellas. El resultado fue recoger 7 ballestas, 60 espadas, 17 puñales, 12 cervelleres, 8 lanzas o rodallas, y un asbrete de ballesta (17). Probablemente algunas de estas armas eran muy antiguas, transmitidas de padres a hijos desde el tiempo de los moros y Jaime I. En todo el reino de Valencia se recogieron 25.000 armas de todo tipo, entre ellas 3.454 ballestas, y 324 escopetas y arcabuces (de éstas en Ayelo no se encontró ninguna como hemos visto). Aparte de esta medida se procedió a fortalecer toda la costa con torres-atalayas para la vigilancia, algunas de la cuales todavía se pueden ver hoy.


Familia morisca según una representación de la época. (Foto: Google imágenes)

Este registro llevado a cabo en 1563 nos permite conocer la lista de los caps de cases moriscos con los apellidos que adoptaron después de bautizados. Los he agrupado por apellidos y cotejado con los que aparecen en el citado documento de la toma de posesión del lugar de Ayelo por Jaume de Malferit de 1555. Son estos (las mujeres, que aquí no constan excepto una viuda, adoptaron los apelativos o sobrenombres de los maridos):

BAEX (o BAHEIX), hay un Miguel, otro Miguel, un Pere, un Francesc, y un Antoni.
MOLLA, hay un Francesc, un Jaume, otro Francesc (menor), y un Miguel.
CORRIT (o CURRUT), hay un Marco, y un Mateo.
CHAFER, hay un Juan.
ESPARSA, hay un Juan, un Francesc, un Gaspar (mayor), otro Gaspar (de mote Mello)
PORTIGUES (o PORTUGUES), hay un Jaume, y un Geroni.
PARILI (o PINILLI, o PARELI), hay un Bertomeu, y un Francesc. Vda. de
GASO, Pere.
CASCARIS (o CAUQUERES), un Joan, un Miquel, otro Miquel (menor).
CARCANUSER (o CORNAMUSET), un Gaspar.
CARPES, un Miquel.
GARCIA, un Joan.
PERALTA, un Joan, un Bertomeu.
SEDDA, un Bertomeu.
PETRAYRE, un Miquel, un Joan, un Gaspar, y un Lloís.
GALENT (o GALLIT), un Llois (de mote Soro).
MAMAY, un Miquel.
FONDELL (o SERELL), un Melchor. ROMEO, un Geroni, un Lloís.
BOLUDA, un Martí,
AMAT, un Jaume, un Josep.
DORMIDO, un Miquel, un Francesc.
SARROL, un Andreu.
MATRAVELL (o MONTRAVELL) un Jaume, un Gaspar (mayor).
CAMPAR, un Joan, y un Gaspar.
SOT, un Antoni.
BABONI, un Francesc.
BARERA (o BAREA), un Gaspar, un Bertomeu, un Jaume
APULIN (o ABUDI), un Francesc.
TORMO, un Gaspar, y un Francesc.
MACA t un Gaspar.
ABREDA (o VEDA), un Gaspar.
VINADER, un Geroni (de mote Baboni).
PASTOR, un Galsera, y un Gaspar.
FIGO, un Geroni.
MONTOLT (o MONTALT, o MONTAXAL), un Francesc, un Jaume, y un Joan.

En el documento sobre la toma de posesión del Lugar de Ayelo por Jaume de Malferit en 1555, aparecen, además, los apellidos siguientes que no están en la anterior:

CURT, Nofre.
BODOL, Francesc.
RABADA, Joan.
CHULLUT, Llois.
MATJAR (o NATJAR), un Gaspar, y otro Gaspar.
ABRAAN, Francesc.
ROGER, Francesc.
CARCHUPA, Pere.
ALBIARI, Joan.

Esto indica que no toda la población de Ayelo era morisca en su totalidad, y parece que hubo alguna familia de judíos conversos, y quizá de cristianos viejos (en este tiempo debía de existir ya el Raval).

De alguno de estos apellidos y apelativos o motes que adoptaron los moriscos podemos decir, por ejemplo, que del antiguo apellido BOTTAEZ (ver la lista de los nombres árabes), pudó adoptarse, quizá, el apellido BAEX. Del nombre AZMET se pudó adoptar el apellido AMAT. En otras ocasiones vemos que el apellido que se adoptó hace referencia a la ocupación, tal sería el apellido PASTOR. También de los motes se formaron apellidos, así por ejemplo de etimología romance como DORMIDO, o de etimología árabe como sería el caso curioso de BABONI que en árabe significa abejón o avispón, y que haría referencia a un aspecto físico. El de GARCIA tampoco debe de extrañar ya que en este caso se adoptó un apellido bastante común de etimología romance. CORRIT (o CORRUT, o GARRUT) parece que es de etimología romance y hace referencia a un rasgo físico sobresaliente (en este caso persona charlatana). En otras ocasiones hacía referencia al lugar de origen del linaje antes de llegar a Ayelo, tal sería quizá el caso de MONTALT, o PETRAYRE (18). Es curioso también el mote de SORO o SARO de Ali Xatini como mote que veíamos en la lista de los apelativos árabes de 1492 (ver las fotografias, al menos eso creo leer yo a la derecha de ese nombre en letra más menuda) y en la posterior de los adaptados continua apareciendo este mote como el de Llois Galent (o Gallit), es posible, pues, que fuera descendiente de aquel Ali Xatini.




SU DEFINITIVA EXPULSIÓN EN 1609 POR EL DECRETO DE FELIPE III. DESPOBLAMIENTO DE AYELO.

Entre los años 1568 a 1570 tuvo lugar la sublevación de los moriscos de la sierra de las Alpujarras granadina, pero es bien conocido que esto no tuvo ninguna repercusión en los moriscos valencianos. Por otro lado, la victoria en la batalla de Lepanto sobre los otomanos en 1571 parece que sosegó los ánimos y se vivieron unos años de calma.

La jerarquía eclesiástica, que la verdad tampoco hizo demasiado por llegar a comprender las costumbres de los moriscos (sólo casos como el del arzobispo Martín de Ayala, que hizo componer en 1566 una doctrina cristiana en lengua arábica y castellana, merecen destacarse), comenzó a manifestarse en el sentido de que los moriscos eran una minoría incapaz de convertirse de buena fe, y que no cabía otra solución que su expulsión. Desde 1569 era arzobispo de Valencia Juan de Ribera, el cual, desde una postura de preservación del catolicismo, defendió claramente que la única solución era la de la expulsión. Algunos párrocos se destacaron por su hostilidad hacia los moriscos, como Jaime Bleda*, el cura de Corbera, que escribió un librito defendiendo la causa de la expulsión.

S. Juan de Ribera convierte a un grupo de moriscos. Pintura de Fco. Domingo Marqués, de 1864. Museo S. Pio V de Valencia.

En 1582 el Consejo de Estado tomó la decisión de la expulsión, pero Felipe II demoró la medida quizá por las consecuencias económicas que la misma supondría para el reino de Valencia, y especialmente para los señores de lugares con vasallos moriscos. Murió Felipe II en 1598, y su hijo el rey Felipe III retomó la cuestión.

Era válido de Felipe III el noble valenciano Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, el cual precisamente poseía tierras de vasallos moriscos en el reino de Valencia. El duque de Lerma pronto comprendió que la solución de la expulsión era encontrar compensaciones para los señores territoriales, y así cuando el Consejo de Estado volvió a acordar la expulsión de los moriscos el 4 de abril de 1609, y una comisión de nobles valencianos acudió a Madrid para plantearle que tal medida iba a arruinarles, les explicó que una vez expulsados los moriscos podrían quedarse, como compensación, con todos los bienes inmuebles de estos (tierras que eran propiedad de estos y que ahora pasarian a sus manos). Los nobles valencianos aceptaron entonces, y vieron la oportunidad de, una vez expulsados los moriscos, reconstruir y engrandecer sus señoríos con nuevas cartas de población muy detalladas en cuanto a partición de frutos y otros pagos (tal sería el caso de la de Ayelo) que dejó a los nuevos pobladores muy obligados con el señor territorial.

El decreto de expulsión fue dado en Madrid el 4 de agosto de 1609, y publicado en Valencia por el virrey, marqués de Caracena, el 22 de septiembre de 1609. En él se daba un plazo de tres días para que los moriscos se dirigieran a los puertos que se les señalaba, se les permitía coger los bienes muebles que pudieran llevar consigo, incluidas monedas y demás (son falsas, por lo tanto, las leyendas que se difundieron luego de que los moriscos al ser expulsados escondieron tesoros). Tan sólo no serían expulsados aquellos que pudieran avalar que eran buenos cristianos, y los niños menores de seis años.

Era señor de Ayelo por entonces D. Lucas de Malferit, y como tal tuvo que hacer leer en Ayelo el bando con el decreto firmado por el marqués de Caracena. Para los moriscos de Ayelo se les señalaba, casi con toda seguridad, el puerto de Dénia, hacia el cual tendrían que dirigirse en unos días para embarcarse. Probablemente lo que sintieron los moriscos de Ayelo sería miedo al tener que enfrentarse a una situación de pérdida completa de lo que tenían, y tener que ir a una tierra desconocida en un viaje lleno de incertidumbre.

Dado el escaso plazo que se les concedía poco pudieron hacer, tan sólo malvender los utensilios y animales que no podían llevar consigo, y lo que podían llevar recogerlo en bultos atados con telas. Sus casas quedaron abandonadas y también las tierras que durante siglos habían cultivado. El cementerio con sus antepasados lo debieron disimular cubriéndolo de tierra. Debió de ser a principios de octubre cuando comenzaron a recorrer tan triste camino sin retorno hacia el puerto de Dénia. Cargados los animales y carros con los bultos, niños, mujeres y hombres se pusieron en marcha hacia el encuentro de caminos en donde se unirían a otras familias de moriscos de otros lugares. Se sabe que el viaje hacia los puertos estuvo, en general, lleno de penalidades y que en ocasiones les asaltaron y robaron durante el camino.


Lienzo de la colección sobre la expulsión de los moriscos (fueron realizados en la misma época de la expulsión) que se hallan depositados en la Caja de Ahorros de Valencia. Representa el embarque de los moriscos en el Puerto de Denia.


Cuando llegaron al puerto de Dénia tuvieron que esperar semanas para embarcarse. Las embarcaciones que se dispusieron fueron galeras españolas e italianas y otras naves, y en ellas emprendieron el viaje más de cuarenta mil moriscos (el total de expulsados que se embarcaron en los puertos de Denia, Xábia, Alicante, Vila-Joiosa, Moncofa y Vinarós, fue de unos ciento once mil). El destino de las naves fue en su gran mayoría las costas del norte de Africa (Túnez y Argelia actuales). Allí fueron desembarcados y recibidos con desigual fortuna, aunque parece que en general bastante mal, sufriendo incluso violencias y robos en aquellas tierras, aunque también se sabe que un valle de Túnez, el valle de Medjerda, fue poblado por moriscos valencianos que se instalaron allí sin grandes dificultades (19).

Ayelo quedó despoblado, tan sólo quedaron unas diez familias, entre ellas alguna de moriscos que consiguió quizá avalar su conversión al cristianismo. D. Lucas de Malferit no tardó en preparar una carta de población para nuevas familias de otros lugares que quisieran instalarse en Ayelo.

Los moriscos de Ayelo que sobrevivieron al viaje y a las penalidades y que finalmente consiguieron volver a vivir, con el esfuerzo de cultivar la tierra, en algún lugar del norte de Africa, debieron de acordarse durante algún tiempo, quizá durante algunas generaciones transmitido de padres a hijos, de su lugar y de su rio de Ayelo, allá en el reino de Valencia, donde quedaron sus antepasados.

Cuando en abril de 1988 se descubrió esa tumba que comentábamos al principio, fue un testimonio que nos recordó que vivieron aquí, porque este era su pueblo, los moriscos de Ayelo.

Fernando Goberna. Tercera parte de su artículo publicado en el Libro de Fiestas del año 1996.


NOTAS:

* Sobre Jaime Bleda, dominico nacido en Algemesí y gran apologista de la expulsión de los moriscos, se ha publicado en el Libro de Fiestas de este año un interesante artículo de Fernando Goberna donde nos descubre que estuvo en la rectoria de Moriscos de Ayelo de Malferit entre los años 1593 y 1594.

(14) ARDIT, MANUEL,; Op. Cit., p. 436.
(15) LABARTA, ANA; Op. Cit., p. 166. (espero poder confirmar detalles sobre esta posible causa a un morisco de Ayelo)
(16) Véase la nota nº 10.
(17) Archivo del Reino de Valencia, sección Real, vol. 562 (IV), fls. 1373-1381; también BELDA SOLER, Mª ANGELES, Op. Cit., pp. 25-26.
(18) LABARTA, ANA; Op. Cit.
(19) ARDIT,MANUEL; Op. Cit. pp.448-9.

jueves, 29 de julio de 2010

Digamos algo sobre los hombres de Ayelo

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25 de octubre de 1925. Mª Ángeles Belda ( en primer plano junto al niño) posa en el patio del Palacio de los Marqueses de Malferit en Ayelo junto a los asistentes al banquete que ofreció allí D. Bautista Aparici. Con motivo de la colocación de la primera piedra de las Escuelas Nacionales y la inauguración de la nueva Casa Cuartel de la G. Civil, visitó el pueblo el Cardenal Benlloch y una nutrida comitiva de autoridades provinciales. (Procedencia de la foto: Arxiu Fotogràfic Biblioteca Degà Ortiz. Juan José Tudela)


Ahora digamos algo de los hombres de Ayelo, los ayelenses de aquellos años, si no recuerdo mal, no tenían escuelas graduadas ni Institutos de Bachillerato en los pueblos de los alrededores, algo que hoy tenemos al alcance de la mano.

Recuerdo a dos venerables maestros Dª María Arabí y D. Leonardo Carreres. Dª María impartía sus clases en su misma casa de la plaza del Palacio o del carrer Vell. Recuerdo haber pasado por allí; vi las puertas que estaban abiertas de par en par; a la izquierda entrando, estaba la tarima de la maestra, a la derecha las alumnas, que debían ser las mayores porque aparecían muy compuestitas. D. Leonardo daba sus clases en los bajos del Ayuntamiento, en el local que ahora ocupa la biblioteca municipal.

Pero los hombres de Ayelo, sin graduados y sin institutos, supieron desde antiguo ser unos grandes promotores, engrandeciendo al pueblo con sus iniciativas. No quiero decir que no hubiera algún universitario; recuerdo al abogado Sr. Bataller, tio abuelo de los Liñana, a D. Adrián Sancho, también abogado, y al notario D. Juan Castelló, que por entonces creo que ya lo era de Melilla, pero esto eran excepciones.

Yo no recuerdo a Ayelo sin luz eléctrica, pero conocí a aquellos ayelenses que habían promovido la Hidroeléctrica Ayelense, que fue organizada como sociedad anónima. La fundaron entre otros ( porque no es posible que recuerde a todos) los Juan Sanchis (el abuelo), los Sanchos, los Mompó, Bautista Aparici, los Belda de mi familia, etc ... La Hidroeléctrica Ayelense era muy importante en aquellos años, pues daba fluido a Bocairente, Onteniente y a Ollería además de a nuestro pueblo. El ingeniero que la proyectó fue el Sr. López Chavarri Andújar ( por cierto que la hija de este ingeniero casó en Ayelo con el también abogado Vicente Juan Belda, tío carnal de Paquita Más - q.e.p.d.-).

La Hidroeléctrica Ayelense era administrada por una junta, pero los "factotum" eran el presidente (mi tío Miguel Belda lo fue durante mucho tiempo) y un secretario, cargo que desempeñaba Miguel Colomer. Todo iba a las maravillas, las acciones rendían estimables beneficios hasta que llegó la competencia en forma de las grandes compañías nacionales y hubo que vender la fábrica.

Otra creación importante, que dio fama a Ayelo, fue la de la Fábrica de Licores Aparici Sanz Ortiz. Yo conocí a los tres fundadores, aunque del sr. Ortiz tengo un recuerdo confuso, creo que llevaba barba. El sr. Sanz se separó de la fábrica matriz para fundar otra en Játiva. Estas fábricas tuvieron su época floreciente cuando estaban de moda los jarabes y los anises, y no la Coca-Cola. El Anís Ayelo y el Anisete Supremo de Sanz tuvieron fama más que regional.

Recordemos así mismo aquellos ayelenses que se preocuparon de abrir carreteras para aliviar a Ayelo de la penuria de comunicaciones. Durante mucho tiempo, quizá años, yo no oía más que hablar a mi padre con sus amigos de la carretera del Campello a Mogente. Y al diputado voy, y del diputado vengo. Porque los diputados a Cortes eran los valedores en Madrid de los pueblos que les habían votado. Si no recuerdo mal, Ayelo correspondía al distrito de Enguera. En cierta ocasión vino a comer a casa el diputado que lo era entonces D. José Maestre, y a aquel almuerzo asistieron varios de los componentes de las fuerzas vivas del pueblo. A los postres el Sr. Maestre, de pie y con gesto y tono castelariano prometió solemne el conseguir para Ayelo la antedicha carretera. Esto era antes del año 22 en que murió mi padre. Poco después se comenzaban las obras de la carretera.

Otra gran empresa de los hombres de Ayelo fue la introducción de las vides americanas a raiz de la filoxera, empresa que iniciada modestamente ha tenido como sabemos un gran desenvolvimiento. Yo recuerdo que se recibieron en casa de mi tio Miguel Belda las primeras plantas americanas llegadas a través de Francia. Venían embaladas en grandes cajones de madera y envueltas en musgo vegetal. Así que los primeros viveristas en Ayelo fueron: Bautista Aparici, Rosendo Sancho y Miguel Belda Domenech.

Y vamos por fin a hablar del acontecimiento que nos reune hoy aquí. Las antiguas escuelas no hubieran podido estar situadas en el sitio que están si antes no se hubiera abierto el Ensanche. Antes de que esto tuviera lugar, para salir del pueblo por la calle Mayor había de practicarse un zig-zag o ángulo recto, doblando primero a la derecha, después a la izquierda y , pasando por delante de la misma puerta de la Beneficiencia, ir a la cruz a buscar la carretera de Onteniente. De modo que la salida rectilinea de la calle mayor estaba obstaculizada por un elevado bancal, propiedad de los hermanos Daniel y Joaquín Mompó, que rodeado de tapia menos la parte recayente a la dicha calle, que era de verja, constituía un delicioso huertecillo, donde los dueños pasaban la mayor parte del día y donde recibían a sus amigos. Aquello constituía un estupendo mirador de toda la calle Mayor hasta las cuatro esquinas.

Echarlos de allí sin un expediente de expropiación era difícil, ya que el pueblo tenía su salida más antigua por la continuación de la calle de la Iglesia. Y fue mi padre el que , apelando al bien del pueblo, convenció a sus primos hermanos Daniel y Joaquin Mompó, para que consintieran en destruir su querido huerto que quedó convertido en una parte carretera y otra los jardines que llamamos Ensanche. Y entonces fue cuando D. Bautista Aparici propietario de los solares existentes a la izquierda del paseo donara ese solar al pueblo después de levantar a su costa la pared de contención. Y en aquel solar se levanto hoy esta escuela.

El día de la colocación y bendición de la primera piedra de estas escuelas fue un gran día de fiesta para Ayelo, pues además se bendijo e inauguró el cuartel de la Guardia Civil. Por la mañana las autoridades locales y provinciales (pues asistieron el Gobernador Civil de la Provincia y el Presidente de la Diputación entre otras) con su eminencia el Cardenal Benlloch y los padrinos, marcharon a la iglesia donde el cardenal ofició una misa por los ayelensens fallecidos. De allí la comitiva y el Sr. Cardenal revestido marcharon al solar mencionado donde tuvo lugar la colocación y la bendición por su Eminencia de la primera piedra, siendo padrinos D. Bautista Aparici y la srta. Ángeles Belda. En el mismo acto se firmó la correspondiente acta. Era entonces alcalde del pueblo D. Miguel Colomer y cura párroco D. Cipriano Valero.

A continuaciçón el padrino, D. Bautista Aparici ofreció un banquete a su eminencia el Cardenal y autoridades en el palacio de los Marqueses de Malferit, cedido amablemente por sus dueños.

Pero una primera piedra es una sola piedra; luego había que levantar la escuela y habiendo sido nombrado alcalde de Ayelo D. Vicente Barber, consiguió dar un ritmo acelerado a las obras comprometiendo al vecindario con aportaciones de jornales y materiales hasta ver terminado el edificio. En ello el sr. Barber puso tanto calor que yo le recuerdo encaramado en una escalera dirigiendo la parte central del edificio como un obrero más. Las generaciones presentes de ayelenses deben a estos dos hombres el cálido agradecimiento que se merecen.

Mª Ángeles Belda

Fragmento de su conferencia del 13 de mayo de 1980 con motivo del 50 aniversario de la inauguración de les Escoles Velles.

viernes, 23 de julio de 2010



Crònica Negra a Aielo de Malferit.


Estes festes hem volgut rescatar dels arxius de premsa escrita un fet malaventurat que passà a l’Aielo de principis dels segle XX, es tracta d’un succeït emmarcat en la crònica negra de la secció periodística i que deixà trasbalsat els habitants del poble durant les festes de l’any 1935.

Amb este article comença una nova secció que ajuntarà tot allò que tingué lloc a Aielo envoltat de misteri, fets que ningú haguera volgut que passaren i que en el seu dia impressionarien els veïns.

És així com eixiran a la llum incidents sobre assassinats per robatoris o per gelosia, morts imprevisibles en circumstàncies no comuns com la que a continuació relatem...en definitiva casos tristos que de segur trencarien la rutina que aleshores envoltaria el poble i que els homes d’Aielo, de camí a l’horta o guanyant-se el jornal del dia i les dones als carrers del poble siga agranant a la porta de casa o de camí al mercat o al forn, portarien de boca en boca durant dies, sempre intentant saber més i moltes vegades inventant o tergiversant la realitat.

Buscarem, si són succeïts “relativament recents” en els records de la gent del poble que visqué els fets de manera directa o indirecta i té la sort de conservar-los en la memòria. Però per destriar la informació derivada dels habituals xafardejos, que a Aielo de segur tingueren lloc a les tavernes, botigues o als quatre cantons del poble, intentarem verificar el que ens diguen amb documentació escrita o també escorcollant arxius fotogràfics, mostrant així la mort des d’altra vessant.

Tragèdia durant les festes de 1935

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Bous a la plaça del Palau d'Aielo de Malferit en els anys de la II República. (Procedència de la foto: Arxiu Fotogàfic Biblioteca Degà Ortiz. Juan José Tudela)




Sorolls d’alegria i de festa amb la música de les bandes i de les dolçaines pels carrers d’Aielo animant a tothom... imatges de molts forasters passejant pel poble... portes obertes per als familiars que venen de prop o els que venen de lluny solament una volta a l’any per estar el dia del Stm. Crist de la Pobresa junt a tota la família... dones engalanant els balcons amb els seus millors cobertors... llumenetes i banderetes variades omplint el poble de color... tot açò i més són les festes d’Aielo, les d’abans i les d’ara, les de sempre. Tot junt són suficients motius per voler estar a Aielo durant la primera setmana d’agost perquè qui coneix la festa sap que estos ingredients any rere any es repeteixen i sempre són especials.

Però, les festes de l’any 1935, serien diferents, un fet molt greu va ennegrir les festes patronals tan esperades per tots els aieloners durant l’any.

El greu succés va ser arreplegat per la premsa de l’època al periòdic El Sol, de Madrid, el dijous 8 d’agost de 1935.




El corresponsal, d’Ontinyent, relata al seu article que Aielo estava en festes i encara que no anomena l’acte que s’estava fent en el fatal moment del succeït, tanmateix podem assegurar que era el popular acte dels bous que ve repetint-se en Aielo des de temps ja oblidats i que malauradament cap document conegut per nosaltres pot certificar l’inici d’esta tradició tan arrelada.

L’acte dels bous a Aielo ha anat variant d’escenari al llarg del temps. Aquell any 1935, el bou anava solt per la Plaça Palau i un veí hi anava més content del que tocava pels efectes de la beguda. Generalment els efectes de l’alcohol entorpien la ment i quan s’està front un brau animal el cap s’ha d’estar totalment lúcid per evitar situacions perilloses. És el que passà aquell dia.

L’alcalde va prendre una decisió ràpida i sembla no molt acceptada donat el resultat final. La màxima autoritat del poble manà tancar aquell veí begut a la presó que estava situada a la mateixa plaça, a l’edifici de l’ajuntament.

Juan, que és així com li deien al desventurat, veient-se en semblant situació i segurament sense la capacitat d’enraonar i meditar clarament el que li estava passant, només va tenir l’ocurrència de llevar-se la faixa que portava enrotllada als pantalons i utilitzar-la com a ramal per a penjar-se dels barrots de la cel·la.

Com diu el periodista, el poble va quedar commogut i res content amb la decisió que havia pres l’autoritat, acusant-lo de no saber respectar el sentiment de festa i no entendre l’alegria del veïnat reflectit amb la consumició elevada de la cassalla aielonera i altres begudes populars.



No deixa de ser un tema polèmic i difícil però sobre les decisions preses i després de tants anys, no cal entrar a debat, perquè a més a més, ja se sap...mai plou a gust de tots.

El que està clar és que no seria plat de bon gust per a l’alcalde José Ortiz Pinter digerir totes les critiques rebudes simplement pel fet de complir amb el seu deure com autoritat responsable de la seguretat ciutadana i donar l’ordre de retirar del recinte a una persona que s’estava posant en perill davant del bou. Segurament si l’alcalde no haguera actuant així i, posem per cas, l’individu per la imprudència de portar excés d’alcohol al cos, haguera patit una envestida de l’animal amb conseqüències més o menys greus, tal volta la gent del poble també haguera expressat el seu desacord i sentiria la mateixa “gran efervescencia contra la primera autoridad”, per la raó abans expressada: mai plou a gust de tots.Resulta curiós i alhora estrany que al llibre d’actes dels plens de l’any 1935 no es fera cap menció al fet. Tal volta la corporació municipal i l’alcalde quedaren tan commoguts pel fet i la seua repercussió popular que no volgueren fer-ho constatar. Però com diem, és una suposició difícilment de corroborar. De la mateixa manera que podem suposar, coneixent la realitat social del moment, el que l’individu empresonat pensaria en veure’s tancat a la presó.

En aquells anys eren moltes les persones denunciades per escàndol públic a conseqüència de la seua addicció a la beguda. L’alcoholisme era un alarmant problema social que s’intentava erradicar amb fortes multes: la persona denunciada havia de pagar 15 pessetes que era un preu elevat per a l’època. En cas de no fer efectiu el seu pagament, la qual cosa era el més habitual, l’ajuntament embargava els bens del denunciat i si tampoc disposava de cap ben per abonar la denuncia, l’individu era empresonat durant un temps a la presó. Sabem que el sou d’un jornal a Aielo l’any 1950 era de 10 pessetes diàries treballant de sol a sol i a l’any 1953 es pujà el preu a 14 pessetes.

Així que podem fer-se idea del desembós tan elevat que podia suposar a persones amb caresties alimentaries, sanitàries o econòmiques...a persones com Juan que possiblement si l’alcohol el va deixar enraonar uns minuts seria per pensar el que li esperava amb la multa.
Malgrat l’intent fallit de trobar sobre el fet a les actes de l’ajuntament, no desistim en buscar sobre el succeït, i ho trobem al jutjat de pau. Així que és llegint l’acta de defunció conservada al seu arxiu com sabem un poc més sobre l’individu en qüestió, Juan Bautista Barber Martí i el seu trist final. L’acta amb data del dia 6 d’agost de 1935 (dia del Stm. Crist), la firma el jutge de pau que era Victor Reig Belda i el secretari present era Tomàs Martinez Martinez , tots dos inscriviren la defunció de Juan Bautista aleshores de 53 anys. I foren testimonis de l’acta els veïns Luis Requena Juan i Bautista Domenech Mompó.




Segons queda especificat era solter i natural d’Aielo, fill de Juan i Rosa, amb domicili al carrer Sants de la Pedra i de professió jornaler. A l’acta queda detallat que va morir a la presó el dia 5 d’agost a les 17’30 per penjament segons resultat de l’autòpsia.

Mariló Sanz i Mª Jesús Juan

martes, 13 de julio de 2010

Moriscos de Ayelo (II)


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LOS MOROS O SARRAÏNS DE AYELO
MUDÉJARES Y LUEGO MORISCOS (II)
por Fernando Goberna



Pi de Cairent, en Ayelo de Malferit. La alquería de Cairent estuvo poblada por moriscos. Según F. Goberna, entre 1492 y 1510 se produjo su abandono, pues este último año se menciona como deshabitado en el censo de cases y bestiars de Ayelo. (Fotografía: Noelia Vidal. Pie de foto: redacción del blog.)

ALGUNOS DE SUS NOMBRES Y APELATIVOS ÁRABES SEGÚN UN DOCUMENTO DE 1492.

No puedo negar que tuve una cierta emoción cuando vi, en el documento que ahora comentaré, los nombres árabes de algunos de estos mudéjares habitantes de Ayelo en aquel tiempo tan lejano. El documento son unas páginas de un libro correspondiente a la sección de la antiquísima institución valenciana llamada Mestre Racional (7). Allí vienen recogidos diversos lugares y antiguas alquerías pobladas por mudéjares, y al parecer la lista de los que tenían propiedades libres o alodiales y si habían pagado lo que debían contribuir a la corona, por lo tanto no es una relación de todos, aunque para el caso de Cairent si que puede ser bastante completa esta relación ya que este poblado parece que no dependía tanto (sus tierras) del señor de Ayelo.

Cairent. La peña con los orificios y piletas excavados. "Yo pienso que tuvo un uso agrícola para los moriscos que lo poblaban. Los orificios sustentarían vigas, y las piletas servirían para las semillas o el grano". (Fotografía: Noelia Vidal).


Voy a transcribir la lista de los recogidos del lugar de Ayelo y de Cayrent (puede verse también el original en las fotografias).



AYELO

En (P) ONT GUATTIGOS
E dos fills menors
En LOTENÇ AUMYO
AYAHOMAT ALBRATI
ALI ALUBRIDI
ÇAAT BOTTAEZ
AYASMO ALBAXAXI
ALAMI AZMET BATTAXI
AYALYOMAT BATTAXI
AZMET TULESME
CAAT PALTA
AZMET AMAX
ALI LUBRI
ABRAHIM BARAXI
AYALYOMAT XATINI
ALI XATINI
ALI TORDUIX
AZMET BELLOP








CAYRENT

AMARGEBELLI
ÇAAT ALI DALI
AZMET ALAZARCH
ABRAHYM XATINI
FAFFIE MATEXI
HYUCES MATI
AYALYOMAT ALI DALI


De los nombres podemos decir que Abrahim era nombre bastante común (nombre bíblico del patriarca Abraham adoptado por el Islam), también eran frecuentes entre los mudéjares valencianos los nombres de Azmet, Ali, y Caat o Çaat, los demás no tanto. En cuanto a los nombres femeninos, en la anterior relación no hay ninguno claro está, pero podemos decir que los más frecuentes utilizados por los mudéjares valencianos eran los de Fátima, Aisa, Nuzha, Maryam, y Nayma (8).

A continuación de alguno de los nombres y sobrenombres aparece, en letra más menuda (véase las fotografias), lo que debía ser el mote, así en el de Ali Xatini parece que se haya añadido Soro o Saro; hay otros ilegibles.

De pocos años después de esta relación (18 años después) es el interesante documento dado a conocer por la que fuera cronista oficial de Ayelo, Mª Angeles Belda Soler (9), en el que aparece el que podemos considerar primer censo de cases y bestiars de Ayelo, es de 1510, y según el mismo, el lugar de Ayelo tenia 43 casas, lo que podría suponer de 160 a 190 habitadores del lugar, y 575 animales de todo tipo, y Cayrent ya se menciona como deshabitado, hecho que, por lo tanto, tuvo que ocurrir durante esos 18 años que separan un documento y otro.

Estas casas estaban agrupadas en lo que hoy es la parte más antigua del pueblo, es decir, alrededor de lo que hoy es la calle del Hospital y en esa zona de la pendiente que forma el barranco hacia el rio. En la parte más alta de dicho barranco, al menos eso creo yo, debia de estar situado el castillo que construyó el señor territorial, cuya fachada principal debia de estar orientada hacia el río, y con las casas de los vasallos debajo del mismo (10). Cerrando la población por la parte del río se construyeron muros y contrafuertes, y los portales debían de ser el que daba al rio y la huerta o portal del agua, que no estaría situado exactamente donde está el actual del Carmen, sino cerca de allí y con orientación hacia levante, y otro portal hacia poniente (véase el croquis).


El poblado mudéjar, el castillo y el cementerio, tal y como creo yo que debían estar situados entre los siglos XV y XVI.


SU BAUTISMO Y CRISTIANIZACIÓN. RECTORÍA DE MORISCOS (AÑO 1534).

Según el documento antes citado de 1510 había un vicario en Ayelo llamado Mosén Pere Pasqual, éste debió de ser el primer vicario que comenzó la labor de tratar de instruir en la doctrina cristiana a los mudéjares (misas en latín, que les debían de resultar incomprensibles, y pláticas sobre los evangelios era lo que solían hacer los vicarios para tratar de evangelizar a los mudéjares). Ayelo en el aspecto religioso iba a depender de la iglesia parroquial de l'Olleria durante años, sin embargo, el bautismo de los mudéjares se debió de llevar a cabo en la rectoría creada pocos años después como ahora veremos.

La llamada revuelta de la Germanía, que tuvo lugar entre los años 1519 a 1523 en el reino de Valencia, fue una revuelta de los plebeyos (cristianos) en contra del excesivo poder de los señores de la nobleza valenciana. El odio y desprecio que sintieron los agermanados por los mudéjares fue debido en parte a que estos, como no podía ser de otra forma, se mantuvieron fieles a sus señores territoriales en el conflicto que se desarrolló durante estos años y que terminó con la derrota de los agermanados, además la religión tenía que ser necesariamente un motivo para que estos tuvieran animadversión hacia los mudéjares. Durante estos años de conflicto los agermanados en algunos lugares obligaron a los mudéjares a bautizarse (se cuenta que hubo lugares en los que se llegaron a bautizar a todos los mudéjares rociando sus cabezas con escobas empapadas en el agua de las acequias).


La conversión de los moriscos. Retablo de Felipe Vigarny. (Foto: Google imágenes)

Pasada la revuelta, con la derrota de los agermanados como hemos dicho, se estudió si los bautismos forzosos de los mudéjares llevados a cabo por los agermanados eran válidos o no, y finalmente una Junta creada para el caso los aceptó recomendando que el bautismo se hiciera extensivo a todos los mudéjares, todo lo cual fue refrendado por el rey Carlos V. Esa cierta tolerancia que se había tenido con los mudéjares iba a dar paso a un periodo de tiempo en el que tendrían que convertirse al cristianismo y cambiar sus costumbres. A estos nuevos cristianos se les empezó a llamar moriscos.

No todos los moriscos aceptaron de buen grado esta situación de perdida de identidad cultural, y en 1526 tuvieron lugar insurreciones en las sierras de Bernia, Muela de Cortes, sierra de Espadán y Benaguacil. La más grave fue la de la sierra Espadán en donde se levantaron 4.000 moriscos al mando de uno de ellos llamado Selim Almanzor. Movilizadas fuerzas suficientes, los sublevados fueron sometidos (muchos consiguieron huir a Africa en pequeñas embarcaciones). El señor de Ayelo, Francisco de Malferit en aquellos años, participó en esta campaña de sometimiento de los moriscos insurrectos, pues según un documento citado por Boronat, el 7 de junio de 1526:

La gente que a sueldo del Emperador se hizo en Valencia para esta jornada fue de hasta numero de tres mil hombres, cuyos capitanes fueron mosen Escriva morador de Valencia, mosen Malferit, Señor de Ayelo, mosen Blanes hermano del sehor de Cotes, y Baltasar Alegret, ciudadano (11).

En el año 1534, siendo arzobispo de Valencia Jorge de Austria, se comenzaron a crear rectorías para los moriscos, y ese mismo año por decreto eclesiástico se ordenaba a los vicarios que la iglesia del lugar de Ayelo iba a quedar desmembrada de la de l'Ollería y se convertía en rectoría bajo la advocación de San Pedro Apóstol (12).

Con el bautismo cambiaron sus nombres y apellidos. Parece ser que los nombres que eligieron eran o bien nombres bíblicos del antiguo y nuevo Testamento, o los nombres de los padrinos que asistían a la ceremonia, o el nombre de la advocación de la rectoría (en este caso Pere), o el del señor del Lugar (en estos años Francesc, y luego Jaume).

En cuanto a los sobrenombres o apellidos, la cuestión está estudiada para la generalidad de los moriscos valencianos (13), y podía ser o bien formados a partir de una etimología árabe, o bien adaptando otros de etimología romance (por el oficio que desempeñaban, características físicas, etc..), o bien sustituyendo los árabes por su equivalente romance. En el siguiente apartado veremos como quedaron los apellidos de los mudéjares de Ayelo ahora moriscos.

Fernando Goberna. Segunda parte de su artículo publicado en el Libro de Fiestas del año 1996.



NOTAS:

(7) Archivo del Reino de Valencia, sección Mestre Racional, libro (microfilm) n° 11.780. (Tengo que dar las gracias a mi amigo José Luis Pellejero, historiador de Vallada, por haberme indicado la posibilidad de que en esta sección podría encontrase dicha documentación).

(8) Sobre todo lo relacionado con los nombres y sobrenombres de los moriscos valencianos véase ANA LABARTA; LA ONOMÁSTICA DE LOS MORISCOS VALENCIANOS, Ed. C. S. I. C., Madrid, 1987.

(9) BELDA SOLER, Mª ANGELES; APORTACIÓN A LA HISTÓRIA DE AYELO DE MALFERIT, Valencia, 1982. p. 24. (El documento en el Archivo del Reino de Valencia, sección Real, n° 514, vol 3°, año 1510. Se trataría de una especie de censo con el fín de obtener donativos para ofrecerlos al Rey en las cortes de Monzón).

(10) Véase el documento sobre la toma de posesión en 1555 de Jaime de Malferit como señor de Ayelo, fue transcrito por mi en el Libro de Fiestas de 1993.

(11) BORONAT Y BARRACHINA, PASCUAL; LOS MORISCOS ESPAÑOLES Y SU EXPULSIÓN, Valencia, 1901, t. I, P. 681. (La mención está en el documento "Extractum ex libro Memoriarum Francisci Beneyto, Militis, ab vitae suoe").

(12) Véase el conocido por informe Fabian y Fuero: "Primera (y segunda) parte de la relación hecha en virtud de la Real Orden de su Magestad de 18 de abril de 1790 que contiene los (4) partidos a que se compone el Arzobispado de Valencia, manuscrito nº 35 del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid).

(13) Véase la nota nº 8.

lunes, 12 de julio de 2010

Las Fiestas de Ayelo
por Bautista Barber Ferre

Los que hemos tenido la suerte de haber cumplido ya los setenta años de existencia, estamos recordando continuamente el ambiente y desarollo de cada época época en lo que se refiere a las fiestas de Ayelo. Nos damos cuenta de la transformación sufrida durante todo este tiempo, y por ello quiero presentar, aunque llanamente, el recuerdo que en nosotros perdura de aquellos tiempos que ya no volverán.

Cuando era niño, las fiestas se hacían por separado. Eran ocho los festeros para las del Santísimo Cristo y cuatro para las de San Engracio. Los días de fiesta principal seguían con el mismo orden que en el presente, pero ocurría que el coste de estas dos fiestas era el mismo y, por tanto, resultaba más gravoso para los festeros del segundo día, por ser la mitad en número. Ello motivaba que para las fiestas del Santísimo Cristo siempre habían voluntarios de sobra y para San Engracio escaseaban.


Dècada de 1950. Festers de S. Engraci. (Foto:Arxiu Fotogràfic Biblioteca Degà Ortiz).


Se buscó la solución y se convino que los doce festeros lo fueran para las dos fiestas y ellos se encargaban de liquidar los gastos que se originaban en lo que afectaba a la solemnidad religiosa.

La fiesta cívico-profana estaba a cargo del Ayuntamiento, el cual para recaudar fondos estableció la costumbre de salir el día de San Engracio por la tarde, con gran solemnidad y con cruz alzada, presidida por toda la corporación y acompañados de la banda de música, para recoger la limosna del trigo y dinero. Acto este de mucha simpatía, que se consideraba como uno de los más principales de las fiestas. El trigo que se recogía se vendía en pública subasta al mejor postor, presentando, si éste era insolvente, una fianza a contento del Ayuntamiento, con el fin de pagar su importe al 30 de julio del siguiente año. Estas colectas se repetían al terminar la recolección de las algarrobas y del maíz (que se recibía en grano) y efectuando la subasta de la misma forma. Así transcurrieron muchos años.

Vino un estudio para la recaudación de fondos con que atender estas fiestas con el fin de que todos tributaran con más igualdad, de acuerdo con sus posibilidades y riquezas. Se estableció el impuesto de utilidades de cuyo presupuesto se pagaban los gastos de las fiestas mayores, más las dos fiestas patrocinadas por el Ayuntamiento: Corpus y San Pedro Apóstol.

Pero llegó el año 1934. Año del Centenario. Precisamente formaba parte de la Junta Organizadora de Fiestas, presidida por don Joaquín García y actuando como Secretario, don Emilio Castelló. Se acordó visitar a todos los hijos de Ayelo, residentes fuera de la localidad para que contribuyeran según sus posibilidades y voluntad y se hicieran unas fiestas dignas de Ayelo y de sus Santos Patronos.

Siguieron los años y llegamos al trágico 1936, que lo redujo todo a cenizas...

Pero nuevamente empezaron a organizarse las fiestas en el año de la gloriosa victoria. Se presentaron muchos voluntarios, pero no se admitieron en ese primer año para que participaran todos los hijos de Ayelo y en su representación la Junta Organizadora. Fueron también los ex-combatientes los que, reconociendo la protección del Santísimo Cristo en tantos peligros, no vacilaron en manifestar públicamente su agradecimiento.

Siguió una avalancha de voluntarios que por turno riguroso de peticiones cubrían muchos años, pero, en miras a organizar mejor los festejos y dar un ambiente de religiosidad, no se admitieron, pensando en formar una Sociedad o Hermandad en la que estarían incluidos todos los hijos de Ayelo, distribuidos en tres categorías. De cada una de estas tres categorías, por sorteo, sacarían tres nombres y dejando los tres restantes, pues eran doce los festeros, para los que voluntariamente se presentaran; pero no dio el resultado que se esperaba.

Todos los ayelenses sabemos que el municipio carece de ingresos y el presupuesto para las fiestas era insignificante El Ayuntamiento se desentendía de hacer frente a estos gastos, dando lo presupuestado a los festeros y ellos que resolvieran los problemas. Se autorizó que se formase una comisión con el fin de que salieran por las casas del pueblo y recaudar para las fiestas (labor dura e ímproba de la que muchos se aprovechaban para censurar a los que formaban parte de la comisión, dando a veces cantidades irrisorias o nada). Este sistema hubo de desaparecer igualmente, llegándose al extremo de no encontrarse festeros, dado lo costoso de las fiestas.


Dècada de 1950. Seminaristes del poble en la processó del Crist. (Foto:Arxiu Fotogràfic Biblioteca Degà Ortiz).

Pero las autoridades locales, dándose cuenta y en miras a dar mayor realce a las fiestas de Ayelo, no vacilaron en consignar un presupuesto mayor y asimismo establecía unas cuotas a los hijos de Ayelo, distribuidos en cuatro categorías. Estas cuotas con carácter voluntario fueron aceptadas por el pueblo con simpatía, pudiéndose de esta forma recaudar fondos para hacer frente a los cuantiosos gastos que las fiestas producían. Las autoridades se dieron de lleno a la organización de las fiestas, no teniendo en cuenta los sacrificios y horas de trabajo y despreciando las diferencias que pudieran encontrar en la escala social con el sólo objeto de que se vieran las fiestas bajo un solo punto de vista: dar a Ayelo y a sus Patronos las fiestas que se merecían.

Fue entonces cuando un grupo de jóvenes, todos ellos trabajadores, se reunieron para formar las comparsas de Moros y Cristianos que tanto realce están dando a las fiestas y dejando un ambiente de superación.

Las fiestas siguen cada vez mejor, pero me habéis de permitir una sola pregunta: ¿En Ayelo nadie tiene que dar gracias al Santísimo Cristo de la Pobreza?, porque veo que no salen festeros voluntarios que sufraguen los gastos de las solemnidades religiosas, es decir, a lo que afecta solamente los gastos de la Iglesia.

Tengo la convicción y esperanza de que esta vieja tradición será pronto lo que fue y aun superada, si cabe, y los hijos de Ayelo tendremos la dicha y satisfacción de haber cumplido el voto que nuestros antepasados nos legaron.

Bautista Barber Ferre. Publicado en el Libro de Fiestas de 1972.