Recuerdo que, al tomar posesión de la presidencia de la Comisión de Fiestas en el año 1962, las fiestas, nuestras tradicionales fiestas, habían llegado a un punto muerto, en el que predominaba el aburrimiento y la monotonía. En principio, junto con mis compañeros de comisión, estudiamos el asunto con el fin de dar nueva orientación a las mismas. Convoque una reunión de los trabajadores de las distintas empresas de la localidad, para que ellos tuvieran una participación directa en la organización de los festejos y, en la citada reunión, los productores de la Vidriera Ayelense tuvieron la feliz iniciativa de proponer la organización de los festejos de Moros y Cristianos, que, por otra parte, ya tenían antecedentes en nuestra villa, con anterioridad a la Guerra Civil, allá par los años veinte...
Rápidamente tuvo que organizarse todo el tinglado de las nuevas fiestas, nombrándose por vez primera Reina de Fiestas y Corte de Honor nombramiento que recayó en la señorita María del Pilar Juan Mompó. En el acto de proclamación, que se celebró en el Paseo del Ensanche, actuó de mantenedor nuestro ilustre paisano don Adrián Sancho Borja, actual Delegado del Ministerio de Información y Turismo de la provincia, el cual tuvo una feliz intervención con poética descripción de las costumbres y personajes de la vida local.
El primer paso ya estaba dado. Las fiestas de 1962 tuvieron un resultado satisfactorio, teniendo en cuenta los escasos medios con que se contaba, pero lo interesante era que había una participación directa del pueblo por medio de las Comparsas.
Al año siguiente, con la creación de nuevas Comparsas, el resultado de las fiestas fue sinceramente excelente, desplazándose de los pueblos limítrofes gran número de personas, incluso de los que tenían organizadas con raigambre las fiestas de Moros y Cristianos.
A partir de entonces el ritmo de superación crecimiento ha sido verdaderamente sorprendente, culminando en lo que son en la actualidad. Todo ello hay que agradecerlo a las Comparsas, que con su participación y entusiasmo dan a las fiestas un sabor y colorido indescriptibles. Mención especial merecen los distintos presidentes de la Comisión que, con verdadera entrega y desinterés, se han sacrificado año tras año, con la colaboración y ayuda de la Alcaldía y Corporación Municipal.
En la actualidad las Comparsas se han multiplicado, prueba evidente del interés de la juventud, a la qua hay que tener muy en cuenta, en participar directamente en nuestras maravillosas fiestas, con presupuestos verdaderamente asombrosos y que suponen un sacrificio económico para los componentes de las mismas, muchos de ellos modestos trabajadores que semanalmente hacen su aportación para, llegado el momento, rivalizar con entusiasmo y buen gusto con las demás Comparsas.
Uno de los capítulos de gastos más importantes es el alquiler de los trajes, que habitualmente se adquieren de la Asociación de San Jorge de Alcoy, a precios elevadísimos, que, a la larga, muchas Comparsas no podrán soportar, por lo que sería interesante la agrupación de los pueblos que organizan fiestas de Moros y Cristianos, con el fin de organizar un ropero conjunto para todos ellos, y reducir de esta forma los costes de alquiler.
Con la organización de la Sociedad de Festeros, cuyos tramites parece están muy avanzados, y con el contacto directo con las demás sociedades y comisiones de fiestas de Moros y Cristianos, pueden solucionarse muchos de las problemas económicos actualmente existentes, ya que cosas parecidas ocurrirán en los demás pueblos.
Y no puedo terminar mi modesta colaboración en el programa oficial de fiestas sin recordar at amigo y colaborador entrañable don Ricardo Martí Calabuig (q. e. p. d.), pues todos sabemos de su entrega, labor callada y valiosa coma secretario de la Comisión de Fiestas, que contribuyó al engrandecimiento de las mismas.
Mi felicitación sincera a la Reina de Fiestas señorita María Dolores Insa Juan, y a su Corte de Honor, augurando un completo éxito al presidente de la Comisión de Fiestas en este su primer año al frente de la misma.
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